Se cumple este 13 de mayo un siglo de las primeras apariciones de Fátima, en la aldea portuguesa de Cova de Iría. Si todavía se sigue especulando con todo lo que sucedió en los meses siguientes, hasta el 13 de octubre, cuando se produjo la muy nombrada danza del Sol que fue fotografiada por periodistas británicos, no es difícil imaginar lo que significó entonces, aunque solo fuese a través de los periódicos, y especialmente en un país cerrado y ultracatólico como era entonces España. Sobre lo ocurrido allí se ha especulado mucho, se ha tratado no solo desde el punto de vista religioso, sino también se ha entrado desde lo esotérico y hasta desde otras disciplinas cercanas a la ciencia-ficción, mezclando posibles visitantes alienígenas.
En cualquier caso, fuese una alucinación colectiva o un hecho al que entonces no se le supo dar explicación, Fátima se convirtió en un asunto relacionado con anuncios apocalípticos, cartas escritas desde su celda por una de las niñas visionarias ya convertida en Sor Lucía y un ambiente de inquietud -otros hablan de manipulación- que ha recorrido todo el siglo, con estaciones puntuales en el año 1960, cuando se decía que se abriría la famosa Tercera Carta -que no se publicó entonces- y cómo al final del siglo se ha relacionado el atentado contra el Papa Juan Pablo II con el obispo ensangrentado del que hablaba la carta. Por ello, dediqué un capítulo de mis Crónicas del Salitre al episodio, visto desde la pequeña ciudad isleña que era entonces Las Palmas de Gran Canaria, con un testigo de ficción pero muy probable que es el poeta, narrador y periodista Rafael Romero, conocido en nuestras letras como Alonso Quesada. Para quienes tengan curiosidad, enlazo el capítulo mencionado.
Las apariciones de Fátima.pdf
El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.
En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.