30 de mayo y el rapto de la memoria
Decía el escritor norteamericano John Updike que, por la tendencia a premiar minorías, a él nunca le darían el Premio Nobel porque reunía todas las características desaconsejadas por la Biblia del multiculturalismo: blanco, anglosajón, varón, heterosexual y cristiano. Y, efectivamente, no se lo dieron. Traigo esta referencia a colación porque ya cansa tanta canariedad de usar y tirar, tanto ombliguismo retumbante que en nada se concreta y que suena muy fuerte cada año alrededor del Día de Canarias. Es obligatorio sentirse orgulloso de ser canario, como si eso fuese un logro personal que necesitara un esfuerzo. Se es tonto o listo, rubio, moreno o pelirrojo, saludable o enfermizo, hábil o patoso por genética, y se es canario por nacer en Canarias, lo mismo que quien nace en Helsinki es finlandés. Ese es el mérito, nacer. Y por eso me pregunto qué es eso que hace que los canarios nos sintamos orgullosos de serlo y que los pobres y desventurados asturianos, ingleses, mexicanos y japoneses no tienen. Continuar leyendo «30 de mayo y el rapto de la memoria»