Yeremi Vargas y Sara Morales
Los que somos padres hemos sufrido alguna vez el terrible susto de que uno de nuestros hijos se nos fuese de la vista en la playa, en una gran superficie o en la calle. Cuando al final lo encontramos tenemos una sensación de felicidad indescriptible, por eso puede uno imaginarse, aunque lejos, cómo deben estar pasándolo las familias de Yeremi Vargas y Sara Morales. Vemos muchas películas y series de televisión en la que los malos pertenecen al crimen organizado, que se dedica a traficar con personas, y sacan beneficio de la prostitución obligatoria, de tráfico de niños para familias que los compran o incluso del destino terrible de usar los órganos infantiles en el mercado negro de los trasplantes. Por desgracia, eso que vemos en el cine y la televisión es cada día más real en nuestro mundo, y el crimen organizado se ha convertido en muchas partes del mundo en un estado paralelo cuando no en una fuerza superior al Estado, como pasó hace años en Colombia y está pasando ahora en México y Centroamérica. Que haya nuevos indicios para encontrar a Yeremi es una buena noticia, por él, por su familia y porque si se llegase a detener a los culpables se estaría salvando del mismo destino a otros niños. Otra cosa es que haya casos en los que se trata de venganzas personales, pero nunca un niño puede servir de moneda de cambio para nada. La Humanidad se está deshumanizando, y todo lo que se pueda canjear por dinero (y más si es mucho) está en el punto de mira de los desalmados. Ojalá este nuevo empuje dé resultado, pero lo que ha sufrido Yeremi y los cinco años de su infancia que se ha perdido su familia no tienen precio.