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Discursos peligrosos

XDSCN3972.JPGHay un sector de la sociedad de una voracidad insaciable. Es el que se corresponde con el llamado Tea Party norteamericano y que en España ya se muestra en público como grupo con el nombre genérico. Viene a ser el negativo del movimiento 15-M, y en su ideario -bien aireado en tertulias de algunas televisiones monotemáticas, pequeñas pero peligrosas- ataca frontalmente el estado social, y predica la demolición de los sindicatos, los partidos políticos o los convenios colectivos. Para esta gente, el PP es un esclavo de la izquierda, y el peligro consiste en que no se presenta como ultraderecha, sino como una entidad sin ideología que reivindica el poder para la sociedad civil, siempre y cuando esa sociedad sean ellos. Como incluso preparan una enmienda a la totalidad de la Constitución, está claro que lo quieren todo; es decir, quieren arrasar con todo lo de los demás porque ya ellos están muy bien posicionados. Este discurso es muy peligroso en tiempos difíciles, porque es la antesala del totalitarismo que dice combatir. El problema es que los partidos democráticos no le están dando importancia, y de esta manera el monstruo puede crecer, porque una población angustiada por la crisis es más proclive a escuchar cantos de sirena.

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Como una regadera

Hace unos días me corté el pelo. La barbería de mi barrio es eso, una barbería de las de siempre, con unos lugareños que la frecuentan a diario para leer el periódico y comentar, y un barbero amable, discreto y comunicativo a la vez. Ese es un arte muy difícil, pues siempre está en medio de los grandes temas que allí se tratan: la guerra de Libia, la vulcanología de El Hierro, la política a todos los niveles, la marcha de la UD Las Palmas y cómo no, el fútbol en todas sus dimensiones. Cualquiera no puede ser barbero, hace falta un don especial.
Fortuna2[1].jpgCuando me iba, entró en el local un vendedor de la ONCE ofreciendo cupones. Le pedí uno y me dijo que escogiese. Uno cualquiera, le dije con frase machacada, todos entran en los bombos. Se negó, alegó que él no era un árbitro del destino, que si me daba un cupón premiado se lo estaba negando a otro, y viceversa. Insistí en que me diese uno al azar y volvió a negarse. Como no hice ademán de elegir uno, se marchó sin venta. Menos mal que el barbero intervino, lo detuvo y escogió dos iguales, una para él y otro para mí.
Me quedé perplejo. El barbero también, y entonces yo quise justificar la actitud del vendedor con unas consideraciones sobre el destino, el azar y las manos que influyen en nuestras vidas sin darse cuenta. El barbero, haciendo aspavientos para que parase, me dijo:
-Déjese de filosofías, don Emilio, esas las guarda usted para esas cosas que escribe en los periódicos y en Internet. Si este tío habla para impresionar, es un soplagaitas, porque encima deja de vender, que es su trabajo.
-¿Y si cree firmemente en lo que dice?
-Entonces, amigo, es que está como una regadera.
Pues será eso… O lo otro. Por cierto, el cupón tenía el reintegro.

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Pa negre y el Óscar


España envía a competir por el Óscar a la película Pa negre, que arrasó en los Goya y propició el Premio Nacional de Cinematografía a su director, Agustí Villaronga. Entrar al trapo de que está hablada en catalán es algo que no voy a hacer, puesto que la Constitución española dice muy claro que en España hay cuatro lenguas, una de ellas el catalán, y si así no fuera, o la película estuviese hablada en bable, seguiría siendo española y no hay que olvidar que opta al premio de película de habla no inglesa (que incluso puede ser norteamericana, como Cartas desde Iwo Jima, que estaba hablada en japonés). Desde ese punto de vista, no estoy desde luego con quienes están haciendo del asunto una bandera contra el uso de las lenguas de estado Español.
z4512[1].jpgEn esto del Óscar los académicos de Hollywood son muy especiales y tienen costumbres que repiten, como otorgar premios a quienes interpretan a lisiados, disminuidos o deformes, o a caracterizaciones de personajes reales en films biográficos. En Estados Unidos y en Europa, la guerra civil española es casi una leyenda, similar a la Revolución Mexicana y por encima de la II Guerra Mundial en cuanto a la mitología del conflicto. Gustan mucho películas sobre la guerra, y hay una filmografía no española muy importante, realizada por mucha gente, desde el escritor y cineasta francés André Malraux (Espoir. Sierra de Teruel) y el más reciente británico Ken Loach (Tierra y libertad), hasta cintas norteamericanas ya legendarias como ¿Por quién doblan las campanas?, con Gary Cooper e Ingrid Bergman que sí se llévó el Óscar a la mejor actriz, Agente confidencial, con Charles Boyer y Lauren Bacall, y muchísimas más en las que intervienen actores y actrices del renombre de Dirk Bogarde, Ava Gardner, Henry Fonda, Claudette Colbert, Ray Milland… Billy Wilder escribió un guión para otra cinta, y la lista es interminable hasta nuestros días, que hemos podido ver Juegos de Mujer con Charlize Theron y Penélope Cruz. La guerra civil española es aludida muchas veces aunque no aparezca en pantalla en películas como Casablanca o Las nieves del Kilimanjaro. Es decir, a los norteamericanos, incluso a los de ahora, les gustan las películas sobre aquella guerra horrible que el cine y la literatura están convirtiendo en romántica (qué cosas).
Pero, ¡ay!, La posguerra gris, triste, miserable y torturada no les atrae. Y mira que se han hecho buenísimas películas reflejando ese mucho opresivo, cenizo y tremendo. Algunas, como ahora Pa negre, intentaron el Óscar, pero ninguna lo alcanzó. No les gustan. Eso sí, les encantan el regreso de los exiliados y los días de la II República, y tal vez por eso se trajeron la estatuilla Volver a empezar y Belle époque. Ojalá Pa negre también se la traiga, y más de una si es posible, pero sería la primera vez que el reflejo de la posguerra española es premiado en Hollywood. Nunca es tarde. Suerte.