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Datos que sorprenden

DSCN2401.JPGNos inundan de datos a los que la mayor parte de las veces no les hacemos caso, o al menos no los estudiamos en profundidad. Son cifras, estadísticas, y muchas de ellas tienen que ver con algo tan importante como la línea que separa la vida de la muerte.
En estos días he visto que cinco millones de personas mueren al año en la UE, lo que equivale a una media del 1%, y en España algo menos, el 0,9%, unas cuatrocientas mil. Es decir, muere una de cada cien personas vivas. Este es el dato desnudo, los números que son manejados entre otros por las funerarias como perspectiva de negocio.
Al ver esta información, me sorprendí, porque mi impresión es que muere mucha más gente, y cuando hablé de esto con varias personas a todas les pareció una cifra muy baja. Vemos cada día esquelas, asistimos a tanatorios, entierros y funerales casi siempre como acto social, y como todos los días la muerte está presente nos parece que los muertos son más.

(Tranquilo, Caronte, no hay prisa)

Pero como a todos la muerte nos toca de cerca alguna vez (un día nos dará de lleno) su amenazadora presencia nos la hace más grande, más numerosa, más visible. Y esa persona de cada cien dejará de existir, lo cual es una lección para que cuando veamos este tipo de informaciones pensemos que detrás de esos números hay seres humanos: nosotros.

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El estrellato (Michael Jackson)

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Da escalofríos ver todo lo que se ha montado alrededor del cadáver de Michael Jackson. Si ya era una marioneta en vida, en manos de mánagers, médicos, interesados varios y adulones, muerto es una caja de turrón, que va de aquí para allá y todo el mundo opina sobre el lugar de su descanso final.
Se repite la historia de Elvis, de tantos, y es una paradoja que, cuando llegan a ser superestrellas casi únicas, no son dueños ni de su tiempo. Ahora dicen que su muerte fue un homicidio, y no es una novedad en casos parecidos, pues hay por ahí quien dice que Jimmy Hendrix fue asesinado, con premeditación y alevosía, no por accidente médico. Lo curioso es que se sabe ahora, y acusan a un personaje que también está muerto, con lo cual ya da todo lo mismo.
Y es el precio que se paga por ser una estrella, siempre en la soledad de la cima. Se les pinta como seres caprichosos, raros y hasta infantiles, pero en realidad responden a los hilos que mueven otros. Si a Michael Jackson o Elvis Presley se les hubiera ocurrido dar un puñetazo sobre la mesa y decir ¡basta! muchos saldrían perjudicados, y alguno tendría la tentación de hacer realidad la máxima de que un mito vale más muerto que vivo. Incluso en dinero.

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Otra vez fútbol por todas partes ¡Aaagggg!

Preparémonos porque hasta julio no nos van a dejar respirar con el fútbol. Ya se ha jugado la supercopa y la liga comienza mañana. Luego otra vez la copa, la Champions, la UEFA, los partidos de la selección de clasificación para el Mundial de Sudáfrica, los amistosos de lo mismo y como remache el mentado Mundial, si es que finalmente España se clasifica como se supone sucederá. Habrá liga los sábados y los domingos, Champions, Copa del Rey, Selección Nacional y copa de la UEFA los martes, miércoles y jueves, y nos dan un respiro los lunes y los viernes, que es cuando únicamente queda hueco para presentar libros, dar conferencias e inaugurar exposiciones. Pero los viernes son la avanzadilla de los fines de semana y mucha gente desaparece, con lo que se queda el lunes en solitario, y como es principio de semana hay algo de pereza.
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De manera que venga fútbol y más fútbol, telediarios llenos de entrenamiento, declaraciones previas y posteriores a los partidos del siglo y debates sobre si Fulanito tiene que jugar más a la izquierda o Zutanito hace siempre un regate de más antes de soltar la pelota. Todo un debate filosófico, y lo que en principio no era sino deporte, deja de serlo para convertirse en un espectáculo que dura hora y media pero que genera cien veces ese tiempo en informaciones estúpidas, porque finalmente lo único que debería importar es el partido. Y a veces, la verdad, ni siquiera eso. Así que, enhorabuena a los futboleros, y paciencia a quienes, como yo, nos gusta el fútbol, pero no más que el cine, la pintura, la literatura o una simple cena entre buenos amigos.
Y yo no sé para qué juegan, si nada más empezar el Barça se ha hecho con las dos copas en disputa.