Se supone que la violencia se esgrime para imponer razones, pero resulta que si yo tengo razón y me das un puñetazo seguiré teniendo razón. Desde ese punto de vista la violencia es inútil, inservible, nula. Pero claro que sí que es útil cuando se quiere imponer a otro la propia razón por la fuerza. Así se han hecho los imperios, con fuerza, aunque luego haya quien hable de la grandeza cultural del Imperio Romano, que ha marcado dos milenios de historia de Occidente. Es cierto, pero aquella cultura se impuso por la fuerza, porque si en lugar de ese pequeño estado del Lazio italiano que fue creciendo a golpe de acero, se hubiese impuesto otro pueblo, fueran los Dacios, los Iberos o los Númidas, tal vez habría pasado lo mismo, pero en lugar de lenguas procedentes del latín hablaríamos otras de origen distinto. ¿Que los romanos fueron unos ingenieros y arquitectos magníficos? Cierto también, pero es que a Roma se sumaba toda la gente de los territorios conquistados, que les dieron poetas, arquitectos, filósofos, generales y hasta emperadores, Hispania, sin ir más lejos.
La violencia personal la entiendo aún menos, y no me cabe en la cabeza que una chica lleve una navaja en el bolso para clavársela en la yugular a otra que anda rondando al mismo hombre que ella desea. Terrible, un tango al revés. Al final, el hombre-trofeo no será para ninguna de las dos, una está en el cementerio y la otra en la cárcel. ¿Qué sentido tiene entonces la violencia? Todos han perdido.
Lo de ETA ya raya en el absurdo. Se trata de matar por matar, porque es evidente que no tiene ninguna posibilidad de ganar su guerra particular, y si lo hiciera sería contra la mayoría del pueblo vasco, todos los que votan PSOE y PP, y la mayor parte de los nacionalistas que votan PNV. Eso sería imponerse por la razón de la fuerza, que no por la fuerza de la razón. Pero es que ya saben que nunca será así. Entonces, ¿para qué seguir con la sangre? ETA entró hace ya mucho tiempo en una dinámica más propia del crimen organizado, y su único objetivo es el terror para seguir sobreviviendo y extorsionando. Las razones políticas son sólo una coartada, también inútil. Cada vez que hay un atentado de ETA me miro al espejo y trato de ver qué queda de reptil en el cerebro humano. Yo no me veo nada, pero es que a los partidarios de ETA también se les ve normales, pero está claro que su cerebro ha experimentado una regresión biológica, y aunque tengan apariencia humana dentro llevan un lagarto como aquellos alienígenas de la famosa serie de televisión V, invasión extraterrestre.