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Casus Belli

Pasarán muchos años, antes de que podamos analizar con cierta independencia, todo lo que está aconteciendo en el conflicto ucraniano, que ocupa y tensiona todas las cabeceras de la prensa mundial. Siento sincera pena, al comprobar diariamente como asumimos como verdades incuestionables la sarta de descabelladas mentiras que vierten los noticiarios occidentales. No hay buenos, ni malos… dado que generalmente no los hay, pero creerse todo lo que tendenciosamente nos sueltan con venenosa carga ideológica, es de sumisos incorregibles.

Esta no es una guerra entre la Federación Rusa y Ucrania, es un conflicto entre los EEUU y Rusia, donde rusos y ucranianos aportan los muertos, las armas las cobra EEUU y Europa se desangra económicamente, sin saber ni por qué, ni para qué. Esta guerra no empezó este año, sino en la década anterior, donde fruto de las maniobras de desestabilización de ambos contendientes, nos encontrábamos en una verdadera guerra civil con cerca de 15.000 muertos, fundamentalmente de población rusa masacrada por el gobierno ucraniano.

Todo ha sido una escalada de tensión, que va desde los contrastados incumplimientos de los Tratados de Minsk por parte del Gobierno Ucraniano, las masacres de estos últimos años en la zona de litigio, las innumerables restricciones económicas, sociales e idiomáticas impuestas por Kiev, que finalmente ha desatado esta respuesta de Moscú. No es para justificar sino para intentar comprender otra perspectiva.

Es necesario ser conscientes de que sólo recibimos información de uno de los contendientes con un pleno y absoluto dominio de los medios. Últimamente nos venden grandes victorias ucranianas sobre el terreno, inexorables debilidades del ejército ruso, Putin solo y desprestigiado en la comunidad internacional, su economía por los suelos. Casi nada de todo esto es como lo cuentan. 

Dentro de todo este trágico teatro que nos narran de forma absolutamente parcial, tenemos a un gran actor profesional. Un tipo que nos presentan como un héroe irredento, que capitanea un pueblo cohesionado, que lucha por su independencia y libertad. Pues no, si rascan un poquito verán que no es así. La última muestra de los excesos de este tipo, es lo del misil que ha caído en Polonia, y que ha matado a dos ancianos. Esto ha ocurrido en la reciente cumbre del G-20 que reúne a los principales mandatarios del mundo.

Desde el primer momento el gobierno de Zelensky acusó a Rusia del lanzamiento del misil, que obviamente era ruso. Todo en la línea de provocar una unánime respuesta de la OTAN, por lo que claramente sería una agresión a una nación integrada en la organización atlántica. Extrañamente la propia CIA no tardó en generar dudas sobre la autoría y Biden, imagino que en algún momento de transitoria conciencia, no se atrevió ni a confirmar ni a desmentir. Parece ser que existen dudas razonables, al menos en estos momentos, de que realmente el misil no sea ruso. Al único que le beneficiaría un aumento del conflicto es a un descerebrado como Zelenzky, marioneta desbocada de los EEUU que al parecer ya va por libre.

No hay que ser un experto militar para darse cuenta de que las retiradas estratégicas del ejército ruso que nos son presentadas como pírricas victorias de las tropas ucranianas, son un replanteo de cara a las próximas negociaciones que se van a establecer pese a la oposición del gobierno de Kiev. Las disensiones entre la población europea por un conflicto que ya no se ve tan claro y que está pulverizando la economía, está desestabilizando muchas balanzas. Una cosa es que los rusos eviten bombardear a su propia población, lo que ha ajustado y mucho su ofensiva, a que ahora veamos como quirúrgicamente los rusos están relegando industrial y energéticamente a Ucrania al neolítico, para forzar la referida negociación. Entiendo que resulta, como mínimo planteable, que esto del misil en Polonia, es una jugada individual de Zelenzky, que no hay por donde sostenerla y que descoloca hasta el propio gobierno de EEUU.

Se pueden ganar y perder muchas batallas gracias a la propaganda. Más en esta época donde cuesta muy poco generar una “espontánea” corriente de opinión. Para ello son más útiles las medias verdades, que recurrir a la mentira. Pero finalmente los hechos son los hechos, existe una brutal asimetría entre Ucrania y Rusia que la “ayuda occidental” no podrá compensar nunca. He trabajado en ambas naciones, cuando eran una sola y son el mismo pueblo, las mismas tradiciones, idéntica historia por lo que resulta mucho más sangrante que políticos sin escrúpulos puedan generar estas situaciones para fines que nada tienen que ver con lo que se publica.

Las sanciones impuestas a Rusia por EEUU y sus obedientes lacayos de Bruselas no han propiciado el desplome de la economía rusa sino la caída de la productividad europea, potenciada por el desmantelamiento de la independencia energética que favorece la alocada agenda 2030. A pesar de la ilegal congelación de las reservas de divisas rusas, que establece un terrible precedente para el futuro, Rusia informa de una recesión no superior al 3%. Con este dato, el gran timonel de la Moncloa brincaría de alegría. Su inflación se mantiene en el 12%, su deuda pública está en el 12% del PIB, la tasa de desempleo no supera el 4% y finalmente su déficit presupuestario no supera el 3%. Y todo esto con una economía de guerra.

No sé si algún día nos enteraremos de lo que realmente ocurrió con el misil detonado en tierras polacas, pero es innegable que tiene mucha lógica que la autoría recaiga en el gobierno ucraniano. Lo mismo ocurrió con la demolición del Nord Stream, que sin ruborizarse los gobiernos occidentales y sus medios culparon a Rusia sin conocer el “veredicto final”. Hay que tener mucho morro y la seguridad de que la gente se traga todo, para soltar semejante esperpento. Los rusos se van a boicotear a sí mismos, para impedirse a ellos mismos continuar presionando a los gobiernos europeos, con el cierre de suministros energéticos. En cambio, pocos hablaron de que es EEUU el principal beneficiario de que la Unión Europea se quede sin alternativa para incrementar sus ventas de gas licuado a un precio muy superior al del mercado. Eso, sin mentar que se eliminaba de pleno una de las principales herramientas estratégicas de Moscú. Ya, en esta parte del planeta, casi nadie habla ya de este tema, al que se le ha dado carpetazo.

Espero, que, como otras muchas cosas, no ocurra lo mismo con este extraño misil, con este tremendo casus belli que nos acaban de arrojar en Polonia.

Luis Nantón Díaz