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Democracia defectuosa

Es una verdadera pena, pero los de la blanca Albión no comprenden a España. Es una lástima, pero los ingleses no entienden las cosas “chulísimas” que hace el gobierno de su Sanchidad, que es casi como hablar de su graciosa majestad. El singular índice global de democracia correspondiente al ejercicio 2021 publicado por la revista británica “The Economist” posiciona a nuestro país, por primera vez, en el grupo de naciones que han sufrido un deterioro democrático y descienden en el ranking hasta situarse entre los países calificados como «democracias defectuosas”. No es de extrañar en un sitio donde el tribunal Constitucional, la más alta instancia judicial de la nación, condena reiteradamente al gobierno por vulnerar gravemente su carta magna, por liquidar derechos y libertades, por actuar como auténticos sátrapas orientales, y no pasa nada. Bueno, si pasa, ya nuestra voraz clase política se ha dado cuenta de que pueden actuar como quieran, que los tribunales fallaran dos años más tarde, y si te vi ni me acuerdo. Ya saben que tienen patente de corso.

Al final la nueva política que nos vendieron era como la vieja, pero con bozales chinos. Estábamos tan cansados de hablar de una eterna transición, que duro más que el régimen anterior, que las masas exigían más movimiento. Los campos infernales están llenos de rezos y plegarias atendidas y así vinieron las redes, los esperpénticos debates en ‘prime time’ y los políticos guapetes, jóvenes y sobre todo sin sustancia. Nos transformaron en consumidores, de ciudadanos pasamos a meros votantes, a códigos en los listados de la Agencia Tributaria. Pero como no era suficiente, nos inocularon un miedo, un miedo atroz a todo.

“The economist” atribuye principalmente la hispánica devaluación a una mayor debilidad en el parámetro que hace referencia a la independencia de la Justicia, un deterioro provocado por las presiones políticas a la hora de renovar el Consejo General del Poder Judicial, el órgano de gobierno de la Justicia encargado de garantizar su independencia.  Los especialistas evalúan la calidad democrática en base a cinco vectores fundamentales, de los cuales, el único que mantiene una nota respetable es el que mide el proceso electoral y pluralismo, con casi un 10. Se ve que aquí, la existencia de unos medios periodísticos, tanto prensa como televisión, absolutamente dependientes de las subvenciones del gobierno central y comunidades autónomas, no enturbia para nada la libertad de pensamiento, que permite procesos electorales libres e independientes. 

En relación con libertades civiles también obtenemos una valoración más baja, con un 8,24, pero ahora mencionemos varios ejemplos de escandalosos suspensos: En relación con el funcionamiento del estado, y de la administración en general, obtenemos un 7,14. El informe habla de una preocupante supremacía del ejecutivo, sobre el legislativo. Se destaca específicamente la perdida de independencia judicial de España en tela de juicio desde que Sánchez colocara como fiscal general del Estado a la ex ministra de Justicia de su Gobierno, Dolores Delgado. Un nombramiento realizado meses después de finiquitar de un plumazo la división de poderes del Estado al afirmar que la Fiscalía depende del Gobierno. Con lo que le gusta contar historias al gran timonel, hay veces que es rotundamente claro y sincero. A ello, se añade, de acuerdo con el análisis que se incluye en el Índice, los problemas derivados de la «fragmentación parlamentaria», la «letanía de escándalos políticos» y el «radicalismo nacionalista» sobre todo tras el fracasado golpe de estado en Cataluña. Todo ello, concluye, constituyen «riesgos para la gobernanza». Que forma tan aséptica de definir a una incipiente república bananera.

El grupo de países considerados «democracias plenas» se ha reducido a 12 por la salida de este de España, que se desplaza ocupando el puesto 24 y en el que sólo incluye a los países europeos, el 14. Entre los análisis europeos, destaca junto con Italia la perdida de confianza en las estructuras políticas, y un hartazgo indefinible frente al creciente y crónico problema de la corrupción. La nota que ahora se atribuye a la democracia española es un 7,94 frente al 8,12 que recibía en el índice anterior. Y todos estos análisis, se cuidan mucho de comentar clara y rotundamente, la deriva totalitaria que esta enfermando a la mayor parte de los gobiernos occidentales. Con la excusa sanitaria, con inexistentes comités de expertos, se han adoptado multitud de medidas enormemente restrictivas, que la ciudadanía ha aceptado por un miedo irracional que es promocionado y mantenido diariamente por esos mismos gobiernos.

Y mientras queda patente la devaluación de nuestro sistema de gobierno, la eclosión de encubiertas dictaduras y de gobiernos progresivamente ineficaces, aumenta inconteniblemente la ruina económica. Lo ideal es comparar los parámetros macroeconómicos con datos no tan alejados en el tiempo. Por ejemplo, el sideralmente desbocado gasto público. En 1980 el Gasto Público era de casi 30.000 millones de euros, cuando nuestro PIB era de 159.000 millones y nuestra población de 37 millones  y en aquellos momentos nuestro Gasto sobre el PIB era de un escaso 18,9 %. La evolución del Gasto Público en absoluto va relacionada con la población, pues en 1990, es decir una década después nuestra población había crecido sólo un 3,23 % , mientras que nuestro Gasto Público lo había hecho en casi un 350 % y a su vez nuestro PIB lo había hecho en algo más del 150 %, lo que nos llevó a un Gasto sobre PIB del 34 % y en sólo una década a casi doblarlo. En el año 2000 y con respecto a 1990 de nuevo nuestra población crece un 4,6 %, mientras que nuestro Gasto lo hace un 88 % y nuestro PIB lo hace un 61 % lo que ya nos aproxima a la preocupante cifra del 40 % del Gasto sobre el PIB.

Y así llegamos al oscuro 2020, con la pandemia china, en donde la población en 10 años creció un 1,6 %, mientras que nuestro Gasto lo hizo un 20 % y nuestro PIB en 10 años sólo un 4,6 %, encaminándonos a dilapidar el 53 % del total de nuestra producción e iniciando un camino que nos arrastra al 60 %, donde muy posiblemente colapsaremos la economía nacional. Pero examinando el período de los últimos 40 años, nos encontramos que la población española ha crecido un 26 %, es decir hemos incrementado en casi 10 millones la población , nuestro PIB ha crecido un 605 %, o sea hemos multiplicado por algo más de 7 nuestra producción nacional, pero la clase política ha multiplicado 20 veces el gasto público.

Estamos embarcados en una política desaforada de subida de gastos y subida de impuestos, mientras que los países de alrededor y de la zona euro está aplicando justo las medidas contrarias, empezar a frenar el gasto y a bajar los impuesto para reactivar la economía. Vamos justo en dirección contraria, mientras nuestro presidente y sus réplicas comunitarias nos embaucan con que todo va estupendamente.

Sirvan estas líneas para intentar evaluar, de forma muy general, la degradación de nuestras instituciones, tanto en lo relacionado con nuestras libertades y derechos, como en todo lo relacionado con un sistema de garantías sociales y estabilidad económica que se desvanecen aceleradamente.

Luis Nantón Díaz

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Agenda 2030 y Casado

La guerra subterránea que Casado y Egea iniciaron hace unos meses para dinamitar la proyección política de Ayuso, ha estallado con la mayor virulencia, y se ha convertido en el epicentro del debate político y social. Contratación de detectives, elaboración de dosieres, cazas de brujas…todos los ingredientes de esas opacas empresas, que solo atienden a sus propios intereses, que se llaman partidos políticos.

No me gusta el Sr. Casado. No tiene absolutamente nada que ver con que presida el Partido Popular. No me agrada porque no es consecuente, y fundamentalmente porque es un “maricomplejines”, que siempre está pidiendo disculpas, por lo que no es, por lo que siquiera merece. Anodinos perfiles como este, por muy fotográficos que resulten, al igual que su Sanchidad, Macron o Trudeau son peligrosos y profesionalizados sicarios de la agenda 2030. Y esto conlleva que tus electores son una remora, un mal menor a soportar, mientras escalamos puestos y prebendas en los elitistas paraísos globalistas.

En la actualidad cada día resulta más difícil vislumbrar las diferencias entre un dirigente de derechas y otro de izquierda. A lo mejor, es porque ambos defienden exactamente lo mismo, solo conciben un sistema económico, y obedecen a los mismos patrocinadores. La derecha, hasta no hace tanto, era aquella formación en la que sus lideres proceden de clases acomodadas y, por tanto, tienen ya suficiente patrimonio como para no recurrir a la política como un medio para prosperar.

La izquierda, aunque estoy utilizando un esquema desfasado e inexistente, teóricamente era el área de los descamisados que ansiaban justicia social. Al final, todo terminaba en una triste revancha social, dado que lo que pretendían y ansiaban era  vivir como los burgueses que repudiaban. Había que ir con cuidado con ellos, tal como se demostró en los primeros años del felipismo, porque llevaban hambre atrasada y era peligroso que tuvieran las llaves de la caja. 

Todo esto provocó una paradójica selección a la inversa: los honrados, los que se creían los programas de sus partidos, los que podían mantenerse de su prestigio profesional sin necesidad de la política, se apartaron, no sólo de la izquierda, sino también de la derecha. Entonces llego la especulación, la cultura del pelotazo y los huecos en las filas de ambos espacios fueron llenados por oportunistas. Hacia los años 90, la sociedad española ya estaba al cabo de la calle: rebozaba corrupción en todos los partidos. Claro que queda gente honrada y consecuente, pero para nuestra desgracia, ya son minoría. Todo lo expuesto con independencia de la exigua preparación y experiencia de la mayor parte de los dirigentes políticos.

La mayor parte de la política actual es mediocridad, es intransigencia y no se puede avanzar desde la intransigencia de unos y de otros. El bajo nivel supone un freno, una traba al avance y al desarrollo, sea este entendido como sea y sustentado en los valores que sea, incluso en los de la propia tradición. Si manda el mediocre, el menos creativo, es entonces cuando aplaude el necio, y aplaude como aplaudían los conversos, para mostrar públicamente su condición de pureza. En este caso su adhesión al inútil. Su inutilidad

Casado no es más que el reverso de la moneda de Sánchez. Ambos tienen grabado en lo más íntimo, la Agenda 2030 FORMULADA, deseada e impuesta por el Foro Económico Mundial. Gracias a su aceptación están donde están, en absoluto gracias a sus méritos. Cuando se dice, no sin cierta resignación, que detrás de Sánchez vendrá Casado, esto equivale a decir, que cambiará el tono, el ritmo y la velocidad, pero no la dirección de la Agenda 2030 que quieren imponer en España.

Ayuso, como a la mayoría de los españoles, se granjea más sinceras simpatías que Casado. Apareció en política sin experiencia y tuvo la fortuna de que se opuso a algunas de las más estrafalarias medidas sanitarias en la Comunidad de Madrid. Eso le facilitó haber ganado las elecciones regionales y gobernar con Vox. Porque, a fin de cuentas, el problema es Vox: una formación declarada “hostil” al Foro Económico Mundial, sospechosa de no seguir la “corrección política”, con aliados en Europa que figuran en el pelotón de los no integrados en la Agenda 2030, que han visto que denunciar los riesgos de la inmigración es una fuente de votos y que la han incorporado a su programa… 

Con independencia de las luchas intestinas de los partidos, aquí hay que tener presente el axioma impuesto por la globalización: Si Ayuso gobierna con Vox y, para mantenerse en el poder, precisa de Vox, Ayuso termino chocando con Casado que sigue otras orientaciones y está ahí porque lo ha querido el Foro Económico Mundial al haber demostrado ser “derecha dentro del sistema”, en absoluto alternativa del “nuevo orden mundial”. Apostaría que la Sra. Ayuso no es consciente de cual es el verdadero origen del problema que está sufriendo: Ayuso necesita a Vox y Casado quiere prescindir de Vox, porque la presencia de este partido en un gobierno europeo es inaceptable para los poderes económicos globalizadores y para los criterios mundialistas. Lo demuestra cada vez que tiene oportunidad, y las ultimas elecciones en Castilla la vieja, y sus casposas reacciones han sido clarísimas.

La Agenda 2030 exige que un partido maldito como Vox se mantenga siempre fuera de las instituciones. Ha pasado en Francia, ha pasado en Alemania, está pasando en Italia y en cualquier otro país europeo: no se acepta ni siquiera la presencia en el gobierno de un partido que reconozca una inspiración sinceramente conservadora o que, en alguna temática, presente reservas al “nuevo orden mundial”. Estos días, precisamente, los gobiernos de Hungría y Polonia han sido puesto contra las cuerdas por la UE con el chantaje económico: si quieren fondos europeos, deben plegarse a las exigencias mundialistas y globalizadoras.

La España del 78 ya no existe. Existe la España del 2022, existe el presente y necesitamos conocer propuestas de verdad. Partidos políticos cargados de sentido común y libres de ataduras e hipotecas. No basta con el continuismo, con los mitos del pasado ni con recordarnos que Sánchez es muy malo, porque ya lo sabemos. Hay que proponer con valentía, hablar para todos, sin excepciones y tomar riesgos. Se acaba el tiempo.

La polémica suscitada por los maquiavelismos de Casado y Egea van a entretenernos un buen rato, para satisfacción de nuestro brillante Gobierno. Va a ser una lucha a muerte porque, en política, en España: el que pierde en las luchas intestinas, no pierde “un poco”, lo pierde todo.

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Postureo

Me siento apenado porque la reforma laboral no está avanzando. No porque le de valor al documento, ni crédito a sus autores, sino porque esto impide la evangelización de nuestra ministra, quien, con cargo al estipendio público, tenía programada una verdadera campaña de propaganda política, de la opción que está diseñando, con la excusa de explicarnos a todas, todos y todes la multitud de cosas “chulis” que hace el Gobierno de España.

El circo que dirige este gran prestidigitador que es Pedro Sánchez, y su grupo de amiguetes, amenaza seriamente el futuro de España y de nuestros hijos. No nos queremos enterar, miramos para otro lado, y pensamos que alguien va a resolver nuestros problemas, pero vamos proa al marisco y su Sanchidad cada día le mete más vapor a la máquina. El último informe de Cáritas pone de manifiesto que cerca de 11 millones de personas viven en situación precaria en nuestro país. Me quedo y acepto solo la mitad y me tiembla el cuerpo, pero sobre todo de vergüenza por nuestra patética pasividad. Sigamos desayunando tranquilamente mientras pensamos en estas cifras, y no nos extrañe que se estén pautando antidepresivos como si fueran pastillas para la tos.

Pero bueno, gracias a estas líneas, todavía no dependo de los antidepresivos, o de ver la tele compulsivamente para poder respirar. Por eso, en el fondo me cae bien la señora ministra, sobre todo si la comparo con Iglesias, Irene o Garzón. Bueno, con este último, cualquiera podría aparentar ser una cumbre indiscutible del pensamiento occidental. Pero en el fondo se trata de un cliché, de la nueva pose de la nueva izquierda. La izquierda caviar y globalizadora viste a la moda, lleva mechas e incluso visita al santo pontífice. Es como la pinta de niño bueno del Sr. Errejón. Si soy honesto, les estoy agradecido por la transparencia de sus formas. Los verdaderos pijos de hoy son progres, y requieren y exigen candidatos de su nivel estético, dado que ya no les pega un minero, un obrero de la construcción, o un agricultor. Eso queda poco chuli. Gracias a este comunismo de nuevo cuño, la izquierda abandona sus casposas y auténticas consignas, abandona el disfraz de obrera, y se muestra tal y como es. 

Mientras el ejecutivo continúa regalando miles de millones, de los que nos prestan, a las comunidades autónomas amigas, continúan entreteniéndonos con el circo mediático. Un asunto que debería ser estrictamente técnico, con números y datos sobre la mesa, materia de economistas y gestores, se vuelve a gestionar con criterios puramente partidistas. La misma historia desde hace cuarenta años: la puerilidad, la arbitrariedad, la corrupción como manera habitual de estar en la vida pública. Pero ¿con qué nos entretienen…? Pues con la clase política más cochambrosa que podamos imaginarnos. Mientras no cumplimos los calendarios de los fondos Next Generation, todo el mundo riéndose de las últimas chorradas de un cretino que preside una comunidad autónoma como Revilla, y sus vientos pandémicos. Menos mal que este no sabe ni que existen los Alisios.

Mientras anuncian una nueva subida del salario mínimo que desincentivará las contrataciones, bonos de alquiler que no se podrán ejecutar en casi ningún sitio, o bonos de ayuda cultural, que poco tendrán que ver con la desamparada cultura de este país, seguimos destrozando aún más una exhausta y depauperada economía. A su Sanchidad y colaboradores solo les interesan los titulares, las portadas, la publicidad. Otra cosa es cumplir. Los jóvenes lo que necesitan es tener la posibilidad de tener un trabajo estable y adecuadamente retribuido, donde crecer personal y profesionalmente. Pero crear empleo y riqueza no tiene nada que ver con arrojar migajas, para que la gente se acostumbre al pesebre.

Menos ridículas subidas de salarios mínimos, que el trabajador casi ni percibe, y menos se entera, pero que sí suponen enormes barreras para las empresas con márgenes cada día más aquilatados. Si quieres mejorar las cosas, que dejen de esquilmar a los autónomos, el colectivo más atacado por esta gente, en las últimas décadas. Es ahí donde se genera el empleo y la riqueza en este país. Que se dejen de innecesarios pasteleos y asuman el recorte de ministerios y de asesores, que se contenga el desordenado gasto público, que se desarrollen verdaderas estrategias de promoción, adaptadas a este país, y no a esa errática y malsana agenda 2030. Y puestos a pedir, que se pongan salarios más adecuados a estos tiempos, dado que esta clase política disfruta de auténticos regalos, sobre todo teniendo en cuenta su formación y experiencia. Porque si habláramos de resultados, estarían en la calle desde hace mucho tiempo.

Si pudiéramos recuperar algo de la sangre de anteriores generaciones, de nuestros padres y abuelos. Debemos aceptarlo, menuda energía tenían, menuda capacidad de sacrificio y superación. Claro que tenían defectos, no menos que nosotros, pero levantaron todo lo que estamos desmontando. Permítanme ser absolutamente políticamente incorrecto, aburridamente revolucionario e intentemos pensar como europeos de los de antes, de los de verdad, como herederos de la tradición cristiana y clásica, como nietos de Esparta y Atenas, hijos de Roma y amantes de Florencia, como oyentes de Bach y de Mozart, como lectores de Goethe y de Cervantes, como discípulos de Platón y de Baltasar Gracián, como fieles de aquel mundo que se suicidó el pasado siglo y que ha sido suplantado por una triste corporación de usureros, picapleitos y buitres con sede en Bruselas. Nadie nos va a regalar nada, nadie nos va a solucionar nada…solo nosotros.

Mientras, nuestro gran timonel solo piensa en sí mismo, en acaparar todos los espacios, las instituciones, los tribunales, la prensa, las consultoras, los consejos de administración… su Sanchidad, con esa mefistofélica sonrisa que tan bien utiliza, lo quiere todo. Tremendo el video y reportaje fotográfico de nuestro presidente, armado con un viejo teléfono y un lapicero que maneja hábilmente con ambas manos, mientras conversa con un primo del dentista de Biden, para organizar la guerra contra Rusia para liberar Ucrania. Solo falta que el CIS de Tezanos se pronuncie sobre una victoria hispánica tras el envío de la fragata Blas de Lezo. Clama al cielo, que ninguno de los chiringuitos pacifistas, siempre tan activos, se pronuncie por esta escalada belicista de nuestro líder. Tanto espectáculo, tanta mentira, tanta manipulación provoca mucho asco.

 A lo mejor la libertad pasa por hacerse insoportable a la mirada de una ciudadanía asustada, rompiendo las cadenas que nos atan a lo previsible, a lo aceptado, a lo agradable. Seguro que hay que hacerse odioso a los meapilas de la corrección, pagando el diezmo del ostracismo social. Lo que verdaderamente es exigible a un hombre es la honestidad, la verdad y la decencia. Y esto es incompatible con el aplauso general, con la sonrisa falsa y bobalicona, con las promesas siempre incumplidas y con el más burdo postureo electoral.

Luis Nantón Díaz