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Yo te protejo, tú te sometes

La historia la escriben los vencedores, pero ahora la diseñan los que ostentan el poder,
aunque no hayan vencido en nada. Se manipulan pasado y presente para apoderarse
de un futuro cada vez más incierto.
Si hay algo que nos puede aportar libertad, es el espíritu crítico que permite
discriminar y comparar. Pese a la enorme cantidad de información manipulada por el
“pensamiento único” todavía es posible discernir, si así elegimos hacerlo, aunque
lamentablemente cada día hay más personas, que están cómodas en su parcela de
limitada libertad y consumen pacientemente las migajas que les brinda el sistema.
Si rascamos un poco, si eliminamos la oscura lámina de desinformación, nos
percatamos que a la censura la llamamos “libertad”, al artificio mediático lo
denominamos “ciencia”, a la codicia de lo que no hemos ganado “solidaridad”, a la
neurosis “cordura” a un totalitarismo excluyente “democracia”, a los que aportan o
exigen datos “negacionistas” y a los que los niegan “expertos”, a los que se esfuerzan
por emplear la lógica “paranoicos” pero los que repiten los mensajes del poder como
cacatúas, ésos son excelentes ciudadanos.
Cuando veo a la mayoría de los medios subvencionados y a los controladores del poder
desgañitándose de forma compulsiva y frenética para destruir a algo, o a alguien, es
que el río agua lleva. Ésto lleva meses ocurriendo, con la película / documental The Big
Reset Movie, obra financiada mediante crowdfunding, proyecto cooperativo sin ánimo
de lucro que difunde investigaciones independientes con el sano objetivo de aportar
información alternativa de la pandemia. El documental cuenta con la participación de
economistas y expertos en geopolítica que tratan de mostrar qué hay detrás del Gran
Reinicio, la propuesta del Foro Económico Mundial para organizar el planeta y la
economía tras la crisis sanitaria. Gracias a este ponderado trabajo queda claro quiénes
controlan las agencias de verificación de datos, quienes se erigen en la posición de
jueces para valorar qué es verdad y qué es mentira de lo publicado en las redes
sociales y que nos dirige hacia el totalitarismo globalista del pensamiento único.
Todo es discutible, todo tiene diferentes perspectivas, pero te invito a que veas el
documental, en plataformas como odysee, para practicar, de forma independiente, el
provechoso y controvertido ejercicio de comparar, reflexionar y sacar tus propias
conclusiones. Si tras esto aparecen lógicas e interesantes dudas, la experiencia ha sido
más que provechosa. A lo mejor empezamos a darnos cuenta de que la engañosa
protección que nos brinda este sistema, no sólo nos empobrece y lamina nuestras
conciencias, sino que exige nuestro sometimiento.
Y ya que estamos en las recomendaciones, la semana pasada, Fernando del Pino, nos
regaló otro impresionante artículo “El declive de la razón en Occidente” que podemos
leer en su blog www.fpcs.es . Un texto valiente, que nos reta nuevamente a la
independencia de pensamiento, ahora más que nunca cuando el rollo del catecismo
progre es cada día más insoportable. Este gobierno inclusivo, rebosante de iluminados,

no se cansa de legislar chorradas, desperdiciando recursos que son necesarios y
tratando a la ciudadanía como si fuéramos idiotas.
Fernando del Pino nos habla del miedo y sobre el miedo. Como se genera y estimulan
los terrores más primordiales en la ciudadanía, para obtener una sociedad infantil, sin
carácter ni energía, siempre permeable a las corrientes de opinión que el sistema
genera. Se intimida al individuo mediante la presión de grupo, fomentando la
automática exclusión social de cualquier disidente. No es necesario ni crear un sistema
policial porque te denuncia tu vecino o porque tú mismo temes mantener una voz
disonante en una reunión. Tampoco es necesario que la sociedad lo crea realmente,
con que se perciba así es suficiente y eso se consigue con la repetición.
El autor hace referencia a dos grandes herramientas de manipulación en manos de la
globalización: una es la crisis del COVID y la otra el cambio climático: “Se niega el
debate, se censura cualquier información que no coincida con la mentira oficial y
quienes osan mostrarse escépticos son tachados de “negacionistas”. Evidentemente,
esto no es ciencia sino la antítesis de la ciencia, un dogma de obligada creencia que no
está permitido discutir ni puede ser sometido al escrutinio de los datos.
Una vez más, me limito a invitar al lector a que eche un vistazo a los últimos escritos de
Fernando del Pino. Se trata de ejercitar las neuronas, de crear contradicciones, de
suscitar la curiosidad, y de comprobar en la medida de nuestras limitadas, pero
ilusionantes posibilidades, que es lo que hay detrás de tantas cosas que
aceleradamente están cambiando nuestras vidas. Lo que resulta evidente es que la
censura aumenta, y son muchos los blogs, portales, documentos y autores que son
eliminados temporal o definitivamente del mundo on line, por mantener y difundir
ideas incómodas para el sistema.
La vida es elección, o al menos lo intentamos. Como apunta el politólogo Ernesto Mila:
“Es necesario optar entre la verdad incómoda y la ignorancia satisfecha». O en el
Metaverso o a este lado de la realidad. O somos un avatar artificial y a él
encomendamos todo nuestro ser, o construimos nuestra personalidad y reconstruimos
nuestro sistema de identidades. O dejamos que las nuevas tecnologías nos aneguen
por completo o bien, sometemos la tecnología a un análisis crítica y discriminamos la
“ciencia sin conciencia”, de aquello que puede contribuir a vivir y entender la realidad
objetiva, plena y completamente. Esta disyuntiva no es una temática gratuita y original
de las hermanas Wachowski y de su Matrix, sino una opción que se nos va a presentar
a todos en el próximo lustro”.
Y tenemos que hacerlo nosotros, me refiero a tomar las riendas, porque carecemos de
líderes con autoridad que guíen desde la responsabilidad y sepan decir que no,
argumentar y aguantar el chaparrón. Desgraciadamente estamos en manos de
gobernantes aterrados por las encuestas, por el cortoplacismo más aberrante e inútil.
Sin duda la peor forma de esclavitud es convertirse en esclavos del esclavo.
Luis Nantón Díaz

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V de Vendetta

Esta tarde, repostando combustible para la moto, nuevamente fui vilmente atracado por este ridículo gobierno de sectarios carentes de experiencia y estrategia, tanto, como desbordan ciega locura ideológica. Pagar la luz, ir al super, cargar algo el depósito de combustible  sencillamente es un atraco, no se puede denominar de otra forma. Es un atraco a mano desarmada, porque no son necesarias armas, cuando estamos tan rendidos, tan pasivos, tan ridículamente sumisos. Estamos inmersos desde el 2020 en una crisis galopante, con una asfixiante inflación, con una notable pérdida de poder adquisitivo, pero continúan preocupándonos con las matemáticas de género o el color inclusivo de los semáforos. 

La culpa es de la guerra en Ucrania. Claro que sí, o de la crisis climática o los pingüinos de Alaska. El petróleo se cotiza al mismo precio que hace una década, pero pagamos el litro de gasolina al doble de su precio, porque este gobierno nunca ha recaudado tanto en abusivos impuestos. Putin es tan malo, que ya no tenemos relaciones económicas con Argelia, porque según nuestra ministra de economía, Argelia esta supeditada a Rusia. Nada tiene que ver la errática e incomprensiva deriva de nuestra política exterior, ni las bajadas de pantalones con Marruecos. A lo mejor las fotos divertidas, o no tan divertidas, de algún iluminati del Palacio de la Moncloa van a estar en la Plaza Roja de Moscú.

Calentito con el expolio constante que supone levantarse cada mañana para ir a trabajar en este país, me puse a pensar en la película V de Vendetta, que pusieron el otro día. Me cuesta comprender la pasividad de tanto súbdito, mientras nos están esquilmando, mientras nos lo arrebatan todo. Nuestro poder adquisitivo, nuestra tan cacareada calidad de vida, disminuye de forma contrastada año tras año, y seguimos dando las gracias por otro día más de vacua tranquilidad. Y, debo reconocer que la primera pasividad que me repugna es la mía.

Bueno, que me pierdo… Esta película fue dirigida por el australiano James McTeigue y producida por Joel Silver y las hermanas Wachowski, en base a la novela gráfica de Alan Moore. La película describe una Inglaterra dominada por el pensamiento único, donde la población vive una segura y superficial vida, disfruta de un ocio dosificado y dominado por la televisión, y donde la cultura, el criterio y las ideas se han extirpado en nombre de la igualdad. Si, igualdad, pero con cadenas de uniformidad.

Pretender que todos somos iguales es ser un leviatán. Para los de la agenda 2030  somos tornillos, pero hay que explicarles, que no somos fruto de un sistema de producción en cadena que fabrica idénticos objetos. Sin duda somos diferentes, mantenemos y desarrollamos capacidades diferentes, objetivos diferentes y cada uno pasa por la vida con un particular objetivo, un singular e irrepetible camino. Gracias a Dios no somos iguales. Si dejas libre al personal, no vamos a ser iguales, ¡por supuesto que no! Y entérate de una vez, si pretendes que seamos iguales, no seremos libres…

Los que nos pretenden iguales, nos quieren esclavos. No somos iguales, ni lo somos, ni lo seremos, al menos si respiramos de verdad, si pensamos. Querer igualar es querer homogeneizar, laminar cerebros, limitar la individualidad. No, no somos iguales. Los hay más inteligentes, con más tenacidad, más voluntad de sacrificio, más inspiración. Y a esos les suele ir bien. El talento no es algo que se regala. Hay personas más inhábiles, más gansas, posiblemente menos preparadas y les suele ir peor. Se trata, al igual que siempre, de aprovechar las cartas que se nos han dado. No podemos olvidar que también existen mujeres y hombres, que, con las mismas cartas de partida, con similar perfil que otras, se implican mucho más y aumentan la apuesta:  trabajar, estudiar y prepararse con tesón mientras otros lo dedicaron a estar en el sofá y disfrutar de los medios. Curiosamente a unos les suele ir mejor que a otros. Conozco muchas mujeres  que son maravillosas profesionales, empresarias, funcionarias, sin la por lo visto imprescindible ayuda de Irene Montero y su esperpéntico Ministerio de Igualdad.

Alan Moore, autor de “V for Vendetta”, dijo: “Los artistas mienten para decir la verdad mientras los políticos mienten para ocultarla” y lo clavó. A ningún gobierno le interesa la verdad, a ninguna entidad supranacional rebosante de poder le preocupa la verdad, por eso nos quieren iguales en obediencia y sumisión. Seguro que estás pensando que igualdad se refiere a igualdad de oportunidades, y tampoco es así. Hay que garantizar a todos una educación, por supuesto, estamos de acuerdo. Pero eso no implica que haya que garantizar una igualdad de oportunidades, sería tan injusto como irreal. No puede ser que se utilice el mismo calibre para una familia que estudia, trabaja, ahorra y se sacrifica que para otra familia idéntica cuya apuesta, voluntad y sacrificio hayan sido diferentes. ¿Por qué deben ser igualadas? ¿Estamos negando el derecho a los padres a dar un mejor futuro a sus hijos en aras de una supuesta igualdad? Estos son los del equipo de Procusto, que salvajemente amputan y extirpan todo aquello que sobresale de la media.

Creo que el pensamiento central de V, creación cinematográfica con sus luces y con sus sombras, es la definición grafica del miedo. Por eso, cuando en esta película de referencia nos hablan de control de las corrientes de pensamiento, generación de pandemias por los gobiernos, desastres y conflictos artificialmente instrumentalizados para generar tensión… ¿no les suena de algo?  ¿no lo vemos?.  El miedo a disentir, el terror a no ser parte de la mayoría es lo que atenaza tu cuello y te impide pensar libremente. Cuando la protagonista supera el lance del encierro y la tortura a la que es sometida, es cuando obtiene su libertad. No su libertad, sino la libertad, porque ya no tiene miedo, porque ya es completamente libre.

Ya han probado con todo tipo de generadores de miedo. Los que peinamos canas crecimos con el permanente recelo a la debacle nuclear, después al terrorismo de origen desconocido que nos permite todo tipo de guerras de “liberación”, tras ello hemos conocido dos o tres experimentos pandémicos, hasta que con tanta experimentación dieron con la fórmula idónea. Son minorías cada día más conscientes, las que se están percatando como quieren utilizar el cambio climático, y la nueva religión de la sostenibilidad. Siempre crearan desequilibrios y crisis de todo tipo para que estemos permanentemente amedrentados, y sumisamente agradecidos porque un estado omnipresente pretende regular nuestro día a día. V no es una novela distópica, es auténtica y genuina agenda 2030.

Luis Nantón Díaz

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La ventana de Overton

Vientres de alquiler, aborto, eutanasia, pena de muerte, prostitución, entregar libertad a cambio de una vana seguridad. Cada tiempo y cada sociedad determinan sus tabúes, asuntos que no aparecen en la agenda de políticas públicas y de las cuales los electores no escucharán a ningún líder. Todas las manifestaciones, todas las corrientes de opinión, son milimétricamente evaluadas y el debate queda limitado y sus muros, son los que están definidos por la ventana de Overton. Joseph Overton fue un sociólogo estadounidense que murió con 43 años cuando se estrelló en el año 2003 a bordo de un ultraligero que él mismo pilotaba. Diseñó una herramienta, que, sin saberlo, determina los máximos y mínimos de una corrección política, que poco o nada tiene que ver con lo justo, con lo elevado, con lo virtuoso.

La política moderna utiliza los mismos procedimientos que una multinacional para vender sus productos, para crear marca, para generar consumo. Los partidos políticos no defienden ideas, sino que venden imágenes de atracción o rechazo, para generar unos acólitos cada día más desencantados, uniformes y lineales. Los programas políticos entendidos como una visión del mundo y su coyuntura, aunque a cualquier folleto llaman ahora programa, tienen mínimas diferencias. Los políticos y sus innumerables asesores utilizan las mismas técnicas que los expertos en publicidad y marketing. Juegan con los sentimientos, no con datos contrastables, conocen bien y se aplican, para orientar nuestra forma de pensar, nuestro consumo, nuestras creencias y nuestras inclinaciones políticas.

La ventana de Overton nos ayuda a comprender las estrategias de ingeniería social que los grandes grupos de poder utilizan desde hace unas décadas, para transformar la sociedad. Creo que somos muchos los que nos estamos preguntando, día sí y día no, como impera una pasividad tan absoluta en la sociedad, ante el crítico empeoramiento de las condiciones de vida. Nuestra sociedad del bienestar ha sido dinamitada, y estamos disfrutando los últimos resquicios, siendo subsidiados por otros, que nos prefieren sumisos y absolutamente dependientes.

Overton defendía que existen diferentes fases, donde se va desplazando la dinámica ventana que lleva su nombre. Un axioma es aprovechar las crisis de todo tipo para girar las ideas centrales de una sociedad, de una nación, y, sobre todo, limitar las libertades individuales. Por ejemplo, con el atentado de las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001 aprovecharon para intensificar las medidas de seguridad y control sobre la sociedad. No tienen que ser acciones tan específicas. Con la aberrante crisis climática, mientras más inconsistente en su base, más abrumadoramente reiterada. Esto les permite a gobiernos y entidades supranacionales adoptar medidas paternalistas y confiscatorias, que desarman la independencia energética de unas naciones, para potenciar la fortaleza y autonomía de otras. No es solo economía, es poder.

La insistencia es otra de las herramientas de los impulsores de cambios sociales, que muchísimas veces ni son naturales, ni espontáneos, ni positivos. Para esa insistencia debes tener en tu puño a una gran cantidad de medios de comunicación para bombardear a la opinión pública permanentemente. En España, los medios subvencionados ofrecen una imagen de un país cohesionado, moderno y que lidera la recuperación mundial. Somos un país respetado, con una economía en fuerte expansión y, lo siento, es que me da risa, por no llorar, el repetir las mismas sandeces con las que constantemente nos desprecian. Gracias a la insistencia de unos medios que comen de la mano de sus amos, y de su Sanchidad, que vende su alma al diablo, por media hora más en el poder, el feminismo más radical ha cambiado a nuestra sociedad. La ha descompuesto, generando unas contradicciones enfermizas, unos enfrentamientos gratuitos y perversos y una enorme falla entre españoles, que antes no existía. Pero sin la interesada perseverancia de los medios, no es posible desplazar la ventana, y eso requiere machacar permanente e incansablemente. 

Acudamos a las cifras del año pasado sin dramatismos: 705 personas fallecieron en accidentes de trabajo en España, 3.941  personas se suicidaron, 1.370 perdieron la vida en las carreteras ese mismo año 2021 y fallecieron 43 mujeres a manos de sus parejas. Sin embargo, nunca abren los informativos ni los suicidios, ni las muertes por accidente laboral y las muertes por accidentes de tráfico se comentan únicamente al inicio o final de los movimientos vacacionales. Todos los informativos abren con la misma noticia cuando se produce una desgraciada muerte de una mujer a manos de su pareja creando la sensación ficticia de que España un país inseguro para las mujeres,  lo que fuerza a la opinión pública a replantearse sus ideas. Es importante reseñar que la muerte por violencia de género tiene las mismas características que la muerte por accidente laboral o el suicidio, las tres responden normalmente a una situación de precariedad económica, de clara presión social. 

Y no olvidemos que estamos hablando de un país con más de 40 millones de habitantes. Todos estos números son dramáticos, pero también estamos en la obligación de ponderarlos, para darnos cuenta de cómo juegan con nosotros. El fenómeno de la insistencia tiene una clara ventaja, convence a los individuos de que quedarán solos si no comulgan con lo que se repite una y otra vez en los medios. Seguro que tal vez experimente usted esto mismo en sus carnes cuando le resulta ya imposible hacer afirmaciones en público que contradigan la narrativa oficial.

El desarrollo de Overton es el paradigma de manipulación social para legalizar, para aceptar socialmente, lo que antes hubiera sido imposible. Otro complejo ejemplo, es el delicado tema del aborto. En un principio la opinión pública encuentra impensable algo. El derecho a la vida es prioritario, indiscutible, y asumido por todos. Progresivamente se van exponiendo diversas casuísticas que relativizan las convicciones, casos de violación, problemas en el feto, estar en peligro la vida de la madre. Paralelamente los medios de comunicación mostrarán reportajes de todo tipo y las limitaciones empiezan a disolverse, a desintegrarse. No es fruto de unas profundas reflexiones, sino de la generación de corrientes de opinión, que en muchas ocasiones son estimuladas artificialmente. A final asumimos posicionamientos como el de mi amiga, que considera el aborto como un derecho sagrado, el feto una parte de su cuerpo que se puede extirpar fácilmente como la vesícula o una muela. También sé que mi amiga no quiere ser madre para no perpetuar la dominación del heteropatriarcado sobre ella, y, por supuesto, que el amor es un constructo del capitalismo salvaje para someterla.

Los que peinamos canas podemos comparar, y debemos reconocer que cuestiones que hace unos años nos hubieran quitado el apetito, o hubieran motivado profundas disquisiciones, ahora las asumimos tranquilamente por mera costumbre, o para no encontrarnos aislados. Tenemos una indisimulada disposición a estar integrados en la mayoría del momento. Es bastante común intentar mimetizarnos con nuestro grupo: nuestros vecinos, compañeros de trabajo, amigos, etc. Nos han grabado a fuego que salirse del consenso social se castiga con el desprecio, la burla y la soledad. 

Luis Nantón Díaz