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Agenda 2030 y Casado

La guerra subterránea que Casado y Egea iniciaron hace unos meses para dinamitar la proyección política de Ayuso, ha estallado con la mayor virulencia, y se ha convertido en el epicentro del debate político y social. Contratación de detectives, elaboración de dosieres, cazas de brujas…todos los ingredientes de esas opacas empresas, que solo atienden a sus propios intereses, que se llaman partidos políticos.

No me gusta el Sr. Casado. No tiene absolutamente nada que ver con que presida el Partido Popular. No me agrada porque no es consecuente, y fundamentalmente porque es un “maricomplejines”, que siempre está pidiendo disculpas, por lo que no es, por lo que siquiera merece. Anodinos perfiles como este, por muy fotográficos que resulten, al igual que su Sanchidad, Macron o Trudeau son peligrosos y profesionalizados sicarios de la agenda 2030. Y esto conlleva que tus electores son una remora, un mal menor a soportar, mientras escalamos puestos y prebendas en los elitistas paraísos globalistas.

En la actualidad cada día resulta más difícil vislumbrar las diferencias entre un dirigente de derechas y otro de izquierda. A lo mejor, es porque ambos defienden exactamente lo mismo, solo conciben un sistema económico, y obedecen a los mismos patrocinadores. La derecha, hasta no hace tanto, era aquella formación en la que sus lideres proceden de clases acomodadas y, por tanto, tienen ya suficiente patrimonio como para no recurrir a la política como un medio para prosperar.

La izquierda, aunque estoy utilizando un esquema desfasado e inexistente, teóricamente era el área de los descamisados que ansiaban justicia social. Al final, todo terminaba en una triste revancha social, dado que lo que pretendían y ansiaban era  vivir como los burgueses que repudiaban. Había que ir con cuidado con ellos, tal como se demostró en los primeros años del felipismo, porque llevaban hambre atrasada y era peligroso que tuvieran las llaves de la caja. 

Todo esto provocó una paradójica selección a la inversa: los honrados, los que se creían los programas de sus partidos, los que podían mantenerse de su prestigio profesional sin necesidad de la política, se apartaron, no sólo de la izquierda, sino también de la derecha. Entonces llego la especulación, la cultura del pelotazo y los huecos en las filas de ambos espacios fueron llenados por oportunistas. Hacia los años 90, la sociedad española ya estaba al cabo de la calle: rebozaba corrupción en todos los partidos. Claro que queda gente honrada y consecuente, pero para nuestra desgracia, ya son minoría. Todo lo expuesto con independencia de la exigua preparación y experiencia de la mayor parte de los dirigentes políticos.

La mayor parte de la política actual es mediocridad, es intransigencia y no se puede avanzar desde la intransigencia de unos y de otros. El bajo nivel supone un freno, una traba al avance y al desarrollo, sea este entendido como sea y sustentado en los valores que sea, incluso en los de la propia tradición. Si manda el mediocre, el menos creativo, es entonces cuando aplaude el necio, y aplaude como aplaudían los conversos, para mostrar públicamente su condición de pureza. En este caso su adhesión al inútil. Su inutilidad

Casado no es más que el reverso de la moneda de Sánchez. Ambos tienen grabado en lo más íntimo, la Agenda 2030 FORMULADA, deseada e impuesta por el Foro Económico Mundial. Gracias a su aceptación están donde están, en absoluto gracias a sus méritos. Cuando se dice, no sin cierta resignación, que detrás de Sánchez vendrá Casado, esto equivale a decir, que cambiará el tono, el ritmo y la velocidad, pero no la dirección de la Agenda 2030 que quieren imponer en España.

Ayuso, como a la mayoría de los españoles, se granjea más sinceras simpatías que Casado. Apareció en política sin experiencia y tuvo la fortuna de que se opuso a algunas de las más estrafalarias medidas sanitarias en la Comunidad de Madrid. Eso le facilitó haber ganado las elecciones regionales y gobernar con Vox. Porque, a fin de cuentas, el problema es Vox: una formación declarada “hostil” al Foro Económico Mundial, sospechosa de no seguir la “corrección política”, con aliados en Europa que figuran en el pelotón de los no integrados en la Agenda 2030, que han visto que denunciar los riesgos de la inmigración es una fuente de votos y que la han incorporado a su programa… 

Con independencia de las luchas intestinas de los partidos, aquí hay que tener presente el axioma impuesto por la globalización: Si Ayuso gobierna con Vox y, para mantenerse en el poder, precisa de Vox, Ayuso termino chocando con Casado que sigue otras orientaciones y está ahí porque lo ha querido el Foro Económico Mundial al haber demostrado ser “derecha dentro del sistema”, en absoluto alternativa del “nuevo orden mundial”. Apostaría que la Sra. Ayuso no es consciente de cual es el verdadero origen del problema que está sufriendo: Ayuso necesita a Vox y Casado quiere prescindir de Vox, porque la presencia de este partido en un gobierno europeo es inaceptable para los poderes económicos globalizadores y para los criterios mundialistas. Lo demuestra cada vez que tiene oportunidad, y las ultimas elecciones en Castilla la vieja, y sus casposas reacciones han sido clarísimas.

La Agenda 2030 exige que un partido maldito como Vox se mantenga siempre fuera de las instituciones. Ha pasado en Francia, ha pasado en Alemania, está pasando en Italia y en cualquier otro país europeo: no se acepta ni siquiera la presencia en el gobierno de un partido que reconozca una inspiración sinceramente conservadora o que, en alguna temática, presente reservas al “nuevo orden mundial”. Estos días, precisamente, los gobiernos de Hungría y Polonia han sido puesto contra las cuerdas por la UE con el chantaje económico: si quieren fondos europeos, deben plegarse a las exigencias mundialistas y globalizadoras.

La España del 78 ya no existe. Existe la España del 2022, existe el presente y necesitamos conocer propuestas de verdad. Partidos políticos cargados de sentido común y libres de ataduras e hipotecas. No basta con el continuismo, con los mitos del pasado ni con recordarnos que Sánchez es muy malo, porque ya lo sabemos. Hay que proponer con valentía, hablar para todos, sin excepciones y tomar riesgos. Se acaba el tiempo.

La polémica suscitada por los maquiavelismos de Casado y Egea van a entretenernos un buen rato, para satisfacción de nuestro brillante Gobierno. Va a ser una lucha a muerte porque, en política, en España: el que pierde en las luchas intestinas, no pierde “un poco”, lo pierde todo.

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Sola, perdida, abandonada

Próximos a estrenar la temporada de Opera de Las Palmas de Gran Canaria con «Manon Lescaut», de Puccini, este próximo 22 de febrero, la 55 temporada de ópera de Las Palmas de Gran Canaria-Alfredo Kraus, que regresa a su escenario habitual, el teatro Pérez Galdós.

Tengo la suerte de disfrutar de una intensa amistad con varios componentes del coro, de la orquesta y de un inmenso y silencioso equipo que trabaja sin descanso tras el escenario. Desde la respetuosa distancia, observo con sincera admiración la pasión que desprenden, la dedicación que desbordan, para una actividad tan poderosamente artística como la ópera. Ya hace falta mucha ilusión, sacrificar muchos recursos, compromisos y tiempo libre, pero en estos aciagos tiempos de restricciones sanitarias y memeces políticas, el esfuerzo se intensifica, y mérito y  reconocimiento deben brillar exponencialmente.

Manon Lescaut de Puccini, posiblemente sea la adaptación más libre, y posiblemente anárquica de “Las Aventuras del caballero Des Grieux y de Manon Lescaut”. Porque si algo define al autor de la inspiradora novela, el francés Antoine François Prévost, son los giros de vals, los drásticos cambios de rumbo, en una vida tan delirante como pendular. En 1728 aparecieron los dos primeros tomos de Memorias de un hombre de calidad, a los que, tras el éxito, dio una continuación de cuatro tomos más; en los dos últimos, publicados en 1731, figura la novelita del caballero Des Grieux y de Manon Lescaut. El abate Lescaut,  lo mismo se alistaba a un Regimiento Militar, para después retornar al recogimiento de la vida religiosa, y así, hasta finalizar sus días, de forma incierta, en medio de un bosque.

Extremadamente anárquico fue también todo lo relacionado con el libreto. Si las paginas originales del buen abate fueron consideradas aptas para alimentar el fuego redentor, la realización del libreto de la ópera fue un auténtico galimatías. Las fricciones con los libretistas provocaron múltiples dolores de cabeza y, cuando finalmente se terminó, el texto de Manon Lescaut, había pasado por no menos de siete manos: en primer lugar las del famosísimo Ruggero Leoncavallo, que en ese momento era todavía más libretista que compositor; luego por las del conocido dramaturgo Marco Praga y su poético colega Domenico Oliva; luego se traspasó al equipo de Luis Illica y Giuseppe Giacosa, quienes más tarde sufrirían sin medida en la creación y desarrollo de La Bohème, Madam Butterfly y Tosca y, quienes, al final y ocasionalmente, habían dado alguna que otra mano de ayuda en el libreto de Manon Lescaut. Tan confusa fue la autoría del libreto que a nadie se detalla como tal en la portada de la partitura original, que fue la que se usó para el estreno del 1 de febrero de 1893 en Turín.

Queda patente históricamente que Manon Lescaut, la tercera ópera de Puccini, fue la primera en obtener y mantener fama internacional. Pese a ello, a veces ha sido tratada con medido desprecio por aquellos que generalmente intentan defender los inicios del maestro italiano. La trama de Manon Lescaut acontece en la primera mitad del siglo XVIII. Manon, una bella chica de quince años, es enviada como novicia a un convento de clausura en Amiens en contra de su voluntad. Des Grieux es un joven de diecisiete años, de indiscutido linaje, que debe ingresar en la Orden de los Caballeros de Malta. Ambos jóvenes se conocen en una posada, se enamoran y huyen a París, intentando comenzar allí una nueva andadura, en la que debe imperar el amor. Desgraciadamente diferentes aventuras, y su pasión por la vida ostentosa y lujosa,  llevarán a Manon a prostituirse y a ser deportada finalmente a Nueva Orleans. El enamorado Des Grieux la acompañará hasta allí, pero los amantes no van a encontrar el anhelado reposo en ningún momento. En América, Manon morirá en brazos de su amado tras una agotadora fuga. No puedo evitar el intentar irradiar el drama del desierto, en los confines del territorio de Nueva Orleans. Manon y Des Grieux, ataviados con harapos, atraviesan extenuados el extenso y árido terreno. La joven, ya carente de fuerzas, sin aliento,  apenas puede sostenerse en pie. Su amado se adelanta en busca de agua y refugio para la noche. Ella, sola y consciente de que le quedan pocos minutos de vida, rememora sus días felices en París. Des Grieux regresa precipitadamente y la encuentra delirando. Sola, perdida y abandonada.  La besa y trata de reconfortarla en vano. Manon fallece en sus brazos. Difícil, muy difícil, sintetizar una obra diversa y compleja, con unos protagonistas verdaderamente intensos, arrebatadores. 

Dicen los que saben, que la principal diferencia con la ópera homónima de Massenet es que Puccini no pretendía enarbolar una Manon frívola y frágil: aquí nos encontramos con una mujer provocativa, plenamente arrebatada y poseída por el lujo y al amor. Manon tiene una singular personalidad, donde continuamente equilibra en su balanza, su predilección por el dinero, el lujo, la seguridad, frente al sencillo amor que todo lo puede.  Cuando Lescaut, su fariseo e hipócrita hermano, le recuerda a Des Grieux, ella revive en su seno interno la felicidad que sentía junto al joven en aquella humilde morada, a diferencia del lujo que le ofrece Geronte, el viejo y rico Harpagón. Por un lado, quiere disfrutar del lujo; por otro, anhela el amor…

Generalmente pienso que todo lo relacionado con el arte y la belleza, en sus conceptos clásicos acabará por perderse, víctima de su gracia, de su perfección, de su sensibilidad, virtudes aristocráticas incompatibles con el creciente vacío dominante. ¿Cómo podrán mantenerse verdaderas maravillas artísticas como las óperas en un Occidente que proscribe el esfuerzo, la exigencia y la perfección? ¿Cómo habrá élites capaces de apreciarlo cuando el nivel de la chusma dirigente es el que es? Se nos echa encima un futuro feo y vulgar, sin Manon, sin Des Grieux, sin música tan sublime como pasional; un infierno de orcos igualitarios en el que se suprimirá todo lo hermoso y elevado. Pero debo reconocer que me equivoco, cuando tan silenciosa como complacientemente, me quedo admirado por el ilusionante esfuerzo que tantos apasionados artistas desarrollan para que una obra maravillosa vuelva a representarse exitosamente. Todo ese esfuerzo conlleva mucho desprendimiento, mucha pasión, un elevado amor. Vayan estas cándidas, pero sentidas líneas, en su honor.

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Postureo

Me siento apenado porque la reforma laboral no está avanzando. No porque le de valor al documento, ni crédito a sus autores, sino porque esto impide la evangelización de nuestra ministra, quien, con cargo al estipendio público, tenía programada una verdadera campaña de propaganda política, de la opción que está diseñando, con la excusa de explicarnos a todas, todos y todes la multitud de cosas “chulis” que hace el Gobierno de España.

El circo que dirige este gran prestidigitador que es Pedro Sánchez, y su grupo de amiguetes, amenaza seriamente el futuro de España y de nuestros hijos. No nos queremos enterar, miramos para otro lado, y pensamos que alguien va a resolver nuestros problemas, pero vamos proa al marisco y su Sanchidad cada día le mete más vapor a la máquina. El último informe de Cáritas pone de manifiesto que cerca de 11 millones de personas viven en situación precaria en nuestro país. Me quedo y acepto solo la mitad y me tiembla el cuerpo, pero sobre todo de vergüenza por nuestra patética pasividad. Sigamos desayunando tranquilamente mientras pensamos en estas cifras, y no nos extrañe que se estén pautando antidepresivos como si fueran pastillas para la tos.

Pero bueno, gracias a estas líneas, todavía no dependo de los antidepresivos, o de ver la tele compulsivamente para poder respirar. Por eso, en el fondo me cae bien la señora ministra, sobre todo si la comparo con Iglesias, Irene o Garzón. Bueno, con este último, cualquiera podría aparentar ser una cumbre indiscutible del pensamiento occidental. Pero en el fondo se trata de un cliché, de la nueva pose de la nueva izquierda. La izquierda caviar y globalizadora viste a la moda, lleva mechas e incluso visita al santo pontífice. Es como la pinta de niño bueno del Sr. Errejón. Si soy honesto, les estoy agradecido por la transparencia de sus formas. Los verdaderos pijos de hoy son progres, y requieren y exigen candidatos de su nivel estético, dado que ya no les pega un minero, un obrero de la construcción, o un agricultor. Eso queda poco chuli. Gracias a este comunismo de nuevo cuño, la izquierda abandona sus casposas y auténticas consignas, abandona el disfraz de obrera, y se muestra tal y como es. 

Mientras el ejecutivo continúa regalando miles de millones, de los que nos prestan, a las comunidades autónomas amigas, continúan entreteniéndonos con el circo mediático. Un asunto que debería ser estrictamente técnico, con números y datos sobre la mesa, materia de economistas y gestores, se vuelve a gestionar con criterios puramente partidistas. La misma historia desde hace cuarenta años: la puerilidad, la arbitrariedad, la corrupción como manera habitual de estar en la vida pública. Pero ¿con qué nos entretienen…? Pues con la clase política más cochambrosa que podamos imaginarnos. Mientras no cumplimos los calendarios de los fondos Next Generation, todo el mundo riéndose de las últimas chorradas de un cretino que preside una comunidad autónoma como Revilla, y sus vientos pandémicos. Menos mal que este no sabe ni que existen los Alisios.

Mientras anuncian una nueva subida del salario mínimo que desincentivará las contrataciones, bonos de alquiler que no se podrán ejecutar en casi ningún sitio, o bonos de ayuda cultural, que poco tendrán que ver con la desamparada cultura de este país, seguimos destrozando aún más una exhausta y depauperada economía. A su Sanchidad y colaboradores solo les interesan los titulares, las portadas, la publicidad. Otra cosa es cumplir. Los jóvenes lo que necesitan es tener la posibilidad de tener un trabajo estable y adecuadamente retribuido, donde crecer personal y profesionalmente. Pero crear empleo y riqueza no tiene nada que ver con arrojar migajas, para que la gente se acostumbre al pesebre.

Menos ridículas subidas de salarios mínimos, que el trabajador casi ni percibe, y menos se entera, pero que sí suponen enormes barreras para las empresas con márgenes cada día más aquilatados. Si quieres mejorar las cosas, que dejen de esquilmar a los autónomos, el colectivo más atacado por esta gente, en las últimas décadas. Es ahí donde se genera el empleo y la riqueza en este país. Que se dejen de innecesarios pasteleos y asuman el recorte de ministerios y de asesores, que se contenga el desordenado gasto público, que se desarrollen verdaderas estrategias de promoción, adaptadas a este país, y no a esa errática y malsana agenda 2030. Y puestos a pedir, que se pongan salarios más adecuados a estos tiempos, dado que esta clase política disfruta de auténticos regalos, sobre todo teniendo en cuenta su formación y experiencia. Porque si habláramos de resultados, estarían en la calle desde hace mucho tiempo.

Si pudiéramos recuperar algo de la sangre de anteriores generaciones, de nuestros padres y abuelos. Debemos aceptarlo, menuda energía tenían, menuda capacidad de sacrificio y superación. Claro que tenían defectos, no menos que nosotros, pero levantaron todo lo que estamos desmontando. Permítanme ser absolutamente políticamente incorrecto, aburridamente revolucionario e intentemos pensar como europeos de los de antes, de los de verdad, como herederos de la tradición cristiana y clásica, como nietos de Esparta y Atenas, hijos de Roma y amantes de Florencia, como oyentes de Bach y de Mozart, como lectores de Goethe y de Cervantes, como discípulos de Platón y de Baltasar Gracián, como fieles de aquel mundo que se suicidó el pasado siglo y que ha sido suplantado por una triste corporación de usureros, picapleitos y buitres con sede en Bruselas. Nadie nos va a regalar nada, nadie nos va a solucionar nada…solo nosotros.

Mientras, nuestro gran timonel solo piensa en sí mismo, en acaparar todos los espacios, las instituciones, los tribunales, la prensa, las consultoras, los consejos de administración… su Sanchidad, con esa mefistofélica sonrisa que tan bien utiliza, lo quiere todo. Tremendo el video y reportaje fotográfico de nuestro presidente, armado con un viejo teléfono y un lapicero que maneja hábilmente con ambas manos, mientras conversa con un primo del dentista de Biden, para organizar la guerra contra Rusia para liberar Ucrania. Solo falta que el CIS de Tezanos se pronuncie sobre una victoria hispánica tras el envío de la fragata Blas de Lezo. Clama al cielo, que ninguno de los chiringuitos pacifistas, siempre tan activos, se pronuncie por esta escalada belicista de nuestro líder. Tanto espectáculo, tanta mentira, tanta manipulación provoca mucho asco.

 A lo mejor la libertad pasa por hacerse insoportable a la mirada de una ciudadanía asustada, rompiendo las cadenas que nos atan a lo previsible, a lo aceptado, a lo agradable. Seguro que hay que hacerse odioso a los meapilas de la corrección, pagando el diezmo del ostracismo social. Lo que verdaderamente es exigible a un hombre es la honestidad, la verdad y la decencia. Y esto es incompatible con el aplauso general, con la sonrisa falsa y bobalicona, con las promesas siempre incumplidas y con el más burdo postureo electoral.

Luis Nantón Díaz