— ¿Y eso qué significa?
— ¿Cómo que qué significa?
— Sí, o sea… ¿Significa que es complicado de explicar o que es complicado en plan “no sé la respuesta?”.
— ¿No es lo mismo?
— Noup, no es lo mismo.
— Ah.
— ¿Entonces?
— ¿Qué?
— ¿Qué significa?
— Oye, no pienses que molestas ni nada de eso; pero mañana tengo una entrevista de trabaj-
— ¿MAÑANA?
— Chtss. ¡Baja la voz!
— ¿Mañana?
— Mañana, sí. Por eso te digo: vamos a dormir y cuan-
— Sí, sí. Perdona. Perdona, ¿eh?
— No te preocupes. Buenas noches, L.
— ¿A qué hora?
— ¿Eh?
— La entrevista, ¿a qué hora es?
— Once y media.
—Vale, vale. Buenas noches. ¿Estás nervioso?
— Lo normal, tú sabes. Buenas noches, L.
— Buenas noches.
— Eh.
— ¿Mmm?
— Mañana es festivo nacional.
— No sé.
— Mañana no abre nada.
— Algunas cosas sí, ¿cómo no va a abrir nada?
— ¿Va a ir la jefa del lugar, en un festivo nacional, para entrevistarte? ¿Quién cree que eres, Gordon Lightfoot? ¿Dónde vas a trabaj-?
— No recuerdo si venía especificado en el correo, pero supongo que no será el jefe supremo de todo aquello.
— ¿Me dejas verlo?
— ¿El qué? Tía, en serio-
— El correo ese.
— Duérmete ya, ¿quieres?
— Déjame leerlo y me duermo.
— Estás pesando mucho, amiga.
— En serio, de verdad. Lo leo y me desconecto.
— Tía, Laura, que me desvelas, coño.
— ¿Puedo acompañarte mañana?
— No.
— ¿Por qué no?
— Pues mira, porque no.
— Tío, venga ya.
— Uff, Laura…
— Eres muy tonto, en serio.
— Y tú eres muy pesada.
— Pues ok.
— Vale, buenas noches.
— ¿Ni siquiera a la entrada, macho? A la entrada, recep-
— Que noooooooooooooooooooooo-
— ¿Pero por qué no, pedazo de cabrón?
— Baja la voz, si mis padres-
— Vale, pero-
— Que bajes la voz.
— Que sí, pero yo-
— Laura, es una entrevista de trabajo. Por la mañana querré repasar mis notas tranquilamente, sin hablar ni nada. Que a ver, agradezco tu interés, que sé que lo haces con buena intención y todo eso, pero que ya está. Si por la mañana no estoy descansado me pondré más nervioso.
— ¿A qué hora es la entrevista?
— ¿Otra vez?
— Tú dime.
— Por la mañaaaana.
— No te acuerdas de la hora porque es-
— Once y media.
— No creo ni media palabra de lo que dices, colega.
— Pues fíjate que yo creo te voy a pegar como no-
— ¿Dónde está la luz?
— Mira, Laura… No creo yo vayas a encenderla.
— No, es para meterme la bombilla en el culo un momento. Pero vamos, que después te la dejo donde-
— No me toqu- ¡Tía, apaga!
— Baja la voz, ¿no?
— Apaga la luz.
— Mírame.
— Hablo en serio, apaga la luz.
— Que me mires, tonto.
— Laura, si mis padres te ven jodiendo la marra-
— Mírame, hostias.
— ¿Qué?
— Prométeme que mañana vas a decirme qué querías decir con esa tontería de “es complicado”.
— ¿Pero qué dices?
— Lo que oyes, mi cielo.
— Que bajes la voz.
— ¿LO PROME-
— ¡Sí, coño, apaga la luz!
— Buenas noches.
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