1×03 El vacío (2022 Revisited)

Antes de todo esto, en el momento previo a la implantación de la nueva realidad, un muchacho tarareaba una cancioncilla frente a una casa deshabitada. Colocó las manos sobre el polvoriento cristal de una ventana y acercó la cabeza para observar el interior. Era un día de esos. Por alguna razón tomada instantes antes de salir de Tábara, decidimos alternar entre un mapa mal doblado e indicaciones de viandantes o lugareños.

Resumen: perdidísimos y con dos teléfonos inteligentes muertos. Teléfonos que no podíamos recargar en el coche al ser un modelo antiguo, ya sabes. Intentamos resucitarlos en una farmacia en Perilla de Castro, pero la señora que estaba tras el mostrador nos espantó con una firme mirada. “Acabo de recordar que un nota me dijo una vez que por estos pueblos de la España vaciada, si es que este sitio pertenece a tal grupo, viven reductos activos de Ouspenskianos” dijo Dani con inquietud, mirando el cielo. Era temprano. Él entró en el coche y comenzó a girar el mapa sobre el volante, mascullando cosas. Yo caminé calle abajo. La única alma que pululaba por allí era el muchacho que miraba el interior de la casita destartalada. Pasé junto a él, giró y me saludó como si estuviese obligado a hacerlo. Le lancé media sonrisa y un movimiento de cabeza. Me preguntó si era un estudiante y asentí soltando un resoplido y levantando las cejas, confirmando mi pasajera naturaleza. Apoyó la espalda en la fachada agujereada con desgana al mismo tiempo que decía que su hermanastra estudiaba no sé qué cosa en Granada, que no llamaba a menudo y que cuando regresaba estudiaba hasta bien entrada la noche. Respondí que eso era normal, que ser una persona debidamente aplicada requería mucho tiempo y todo eso. “¿Tu eres igual de aplicado?”, preguntó esforzando la vista. Contes con tono vacilón que no, que había perdido la cabeza por una mujer de casi cien años y que estaba hundiéndome en un sentimiento que no podía entender. El muy espabilado se hizo el sordo de una forma muy selectiva y soltó que su tío solía mortificarle con la idea de que algún día debería salir de Zamora para “buscarse las castañas” y que entonces se enamoraría de alguien; complicando así dos vidas de una sola atacada. No dije nada, ¿qué le iba a decir? Desvíe el asunto contándole que estaba viajando con un amigo, que nos estábamos peleando con un mapa y eso. ¿Y a dónde vais?”, preguntó. Le respondí que no sabíamos y me miró esforzando aún más la vista. ¿Os habéis perdido antes de tener destino?”. Me limité a levantar los hombros.

 

3 opiniones en “1×03 El vacío (2022 Revisited)”

  1. Fantástico ejercicio literario, muy a la altura de su autor.
    Se presta a una novela por entregas.
    Nuevas generaciones abrumando con sus pasos fuertes.
    Siga usted así caballero;no cambie ni un ápice.

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