La tostada de Groucho
Yo no sé qué diría Mafalda de todo esto, pero su madre le diría algo sobre la sopa. El caso es que el balance del verano oficial no puede ser más desalentador. Aparte de los muertos en la carretera que por desgracia ya no nos llaman la atención, hemos tenido incendios a manta, accidentes aéreos, violencia etarra y de género y los forcejeos políticos de siempre. Es que se hunden hasta los submarinos, que es el colmo, porque ya se hunde hasta lo que está hundido por definición, como el euro, que bien listos fueron los ingleses cuando se quedaron fuera del sistema monetario europeo.
Y encima no llueve y nuestras reservas de agua están todas en el Atlántico para que las potabilicemos a golpe de petróleo, o sea, de dólares a precio estratosférico. Si hacemos caso a la dichosa ley de Murphy, una cosa, por muy mal que esté, es susceptible de empeorar. Es decir, todavía las cosas pueden ir a peor, porque la tostada siempre cae por el lado de la mantequilla.
Y ahora dicen unos que la gripe A va a venir más fuerte de lo previsto en principio, y otros que es un montaje para que determinadas empresas farmacéuticas se hagan de oro vendiendo vacunas y antivirales. Cualquiera sabe, y en este caso yo prefiero ser optimista porque esta mañana se me cayó una tostada y lo hizo hacia arriba; por eso quiero creer a Groucho Marx, y pensar que las cosas de ahora en adelante irán a mejor porque a peor no pueden ir.