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Hoy es 4 de marzo

Sí. Es un día como otro cualquiera, probablemente uno de los 4 de marzo más fríos que se recuerdan por estas islas, pero lo más triste es que viene en todos los medios que en Canarias hay 400 parados más que ayer. Esta es una sangría terrible, que efecta no sólo a la economía en abstracto, sino a la vida de las personas.
Veo la prensa y eso que llaman la clase política sigue enfrascada en sus guerritas particulares por tonterías, porque al final lo único que les interesa es el poder, no el interés general. No basta con decirlo, son los hechos los que demuestran que, tanto en Canarias como en España, tenemos la generación de políticos más incapaz de las últimas décadas. Y precisamente ahora, que estamos en un momento tremendo.
Demasiadas florituras, demasiada representatividad, demasiado protocolo. Lo que se necesita es menos debate estúpido y más acción. Y esto vale tanto para los que están en el poder como para los de la oposición. Por una vez, alégrennos el día y actúen comorepresentantes del pueblo, no como jugadores de una ajedrez en el que, a este paso, ya no van a quedar fichas.

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En la guerra no hay inocentes

sebrenica.jpgEn una entrevista que le hice hace diez años a Arturo Pérez-Reverte, aludiendo a su memoria como corresponsal de guerra, me dijo una frase escalofriante: «En la guerra no hay inocentes». Venía a decir que las víctimas tampoco son inocentes, incluso los niños, pues se entra en una dinámica de destrucción y crueldad que hace posible que niños de ocho años sean a menudo factores de muerte.
Esta reflexión nos hace temblar, porque si la infancia, que es el símbolo de la inocencia, se mancha con el odio y la sangre, ¿qué podemos esperar de los adultos? Y así debe ser, porque de otra forma no se explican casos como el de aquel médico pediatra del hospital de Sarajevo que se convirtió en francotirador en las montañas que rodeaban la ciudad, y disparaba con su rifle a todo lo que caminase por la calle, incluso niños. Por ello hay que evitar siempre el primer disparo, porque luego ya no se sabe qué puede ocurrir con la mente de los seres humanos implicados.
Es escalofriante la conversación que mantienen los escritores Arkadi Bábchenko y Emir Suljagic, antiguos soldados en Bosnia y Chechenia. Si lo que dicen es de verdad lo que piensan, Pérez-Reverte no se equivocó. Por eso hay que oponerse a la guerra a toda costa.