Publicado el

Pájaros de la suciedad

 

El anuncio de que el Rey Emérito se va es como el eco de una vieja campana que resuena en la historia de España de los últimos siglos. El adagio popular dice que, cuando a alguien le sale mal todo lo que emprende, es que “lo cagó una paloma”. Al escuchar la noticia de las cartas que se han intercambiado Juan Carlos I y Felipe VI, me he visto en la consecuencia periodística de comentarlo, y para hacerlo he tratado de refrescar la memoria española desde el siglo XVIII, y entrar de lleno en lo se da por sabido, palpando cada episodio, ha hecho que me inunde la tristeza, porque parece que a España, en lugar de una paloma ha sido una bandada de aves oscuras las que han cubierto de suciedad la historia y la vida cotidiana de un país que ha tenido que aguantar el egoísmo y las ansias de poder de unos y de otros, pagando con sufrimientos terribles, el mayor de los cuales ha sido el enfrentamiento por intereses de los que maquinan la política y la economía, que al final se confunden, como los que confunden las aves que llenan de detritus la convivencia y que siempre salen limpias porque para eso vuela por encima.

Vidriera de la Iglesia de Santa Teresita (Las Palmas). Autor: José Antonio Giraldo.

Por no ir más lejos, Felipe V, el primero de los Borbones, fue un hombre enfermizo, y el verdadero poder estuvo en manos de validos y terratenientes, cuya correa de transmisión era su segunda esposa, Isabel de Farnesio. Todo esto lo sabía Galdós hace más de cien años, pero por lo visto de poco sirvió poner las cartas boca arriba, que es lo que hizo en todo su inmensa y certera obra, porque estamos igual que cualquier momento que elijamos al azar en los últimos tres siglos. El propio Felipe V murió lejos de España, pues se refugió (o lo refugiaron) en Versalles para que allí languideciera al supuesto cobijo de su pariente Luis XVI.

 

Y así, hay una lista con raras excepciones de jefes del Estado español que acabaron lejos:  Carlos IV y Alfonso XIII en Roma, Isabel II en París, y en el exilio los presidentes de la II República, porque los de la primera se integraron en la Restauración de la monarquía alfonsina, pues fue Alfonso XII uno de los pocos que aguantó en Madrid hasta el final, pero es que morir a los 28 años es una buena razón para no tener tiempo ni de crearse enemigos. Y la tristeza y la rabia de ver qué raza de políticos y hacendados hemos tenido es que uno de los pocos que consumió su biología en el poder fue el general Franco.

 

¿Y a dónde va a irse a vivir el Rey Emérito (si es que conserva ese título)? ¿A Roma, donde nació? ¿Al portugués Estoril donde debe haber una villa en la que pasó su niñez? ¿A Londres, con su cuñado Constantino de Grecia, amparados en el parentesco con la inmortal reina Isabel? ¿A un refugio caribeño a la sombra de una de esas “democracias” del patio trasero norteamericano? Es posible que incluso sea un secreto, lo cual sería más triste aún, porque se supone que quien ha liderado un país hecho trizas hacia la concordia merecería otro destino. Pero es que estamos enterándonos de lo que ya sabíamos, y es como en la escena de Casablanca en la que el Comisario Renault dice hipócritamente “en este local se juega, detengan a los culpables”, mientras se mete en el bolsillo las ganancias que le pasa el crupier. Muchos de los que ahora gritan escandalizados estuvieron en la pomada, cuando no fueron cómplices del silencio en los medios, porque en las barras de Madrid eran asuntos bien conocidos y comentados.

 

Ahora ya no sabemos si va a ser un rey exiliado, retirado o escondido. Lo que sí está claro es que, mientras la economía española es una gran deuda, la gente sigue enfermando por una pandemia y la incertidumbre y el miedo se agazapan ante un futuro complicado, el asunto estrella es el empeño de unos de acabar con la monarquía y de otros en mantenerla a toda costa. Mientras tanto, es agosto, el Parlamento, el Gobierno y la cordura se van de vacaciones, y el asunto del Rey Emérito es simplemente carnaza para los medios. Cada vez tengo más claro que lo de la paloma, el buitre o el cuervo que anda suelto de vientre sobre nosotros va a ser verdad. Llevo horas buscando entre la dirigencia a alguien para salvarlo de tanta infamia, como hizo Yahvé con Lot en Sodoma, y la verdad es que todavía no lo he encontrado. ¿No queda nadie en la política con dos dedos de frente? Es que podemos acabar convertidos en estatuas de sal.

Publicado el

Sin paños calientes

 

Creo que ya se les ha dado  el beneficio de la duda durante mucho tiempo a los partidos del Gobierno y al primer partido de la oposición. Han demostrado que no están a la altura de lo que este país merece. De acuerdo, es una pandemia que ha pillado a todos por sorpresa, que no hay precedentes cercanos sobre cómo afrontar un desafío de esa envergadura y que se ha ido trabajando con el sistema acierto/error. Pero han transcurrido más de cuatro meses y hemos visto lo que ha ido sucediendo en otros países. Algo tenían que haber aprendido, porque primero eran guantes y mascarillas, luego hubo debate sobre si estas eran necesarias hasta que ahora son obligatorias, y de los guantes nunca más se supo.

Dicen los políticos que siguen al pie de la letra los consejos de la ciencia, pero también hemos escuchado a autoridades científicas en epidemiología, que advertían una y otra vez que las fases de la desescalada tenían que ser más lentas, que algo tendríamos que haber aprendido de China. Y los nacionalismos más fuertes se quejaban a destiempo de las prolongaciones del Estado de Alarma, porque debían suponer que el control de la pandemia en su territorio ellos lo llevaban mejor. Temíamos que cuando cada comunidad autónoma tomase el mando sanitario esto se convertiría en un laberinto, y son precisamente dos de las comunidades más combativas para que les dieran los poderes las que están entre las que los rebrotes empiezan a ser más de los que se esperaban, precisamente porque no hay legislación que permita claramente suprimir la movilidad, y casi siempre acaban en tribunales.

Sé que volver al confinamiento sería un suicidio económico y social, pero pregunto a los señores Sánchez y Casado si en cuatro meses no han tenido tiempo de hacer una ley que permita controlar los distintos aspectos de la pandemia desde las comunidades autónomas. Todas son distintas y tienen características propias, pero tiene que haber un criterio único para aplicarlo a las diversas circunstancias. En su lugar, se han entretenido en insultarse, descalificarse, mentir y perder el tiempo lastimosamente, dando una imagen de parvulario que es la que nunca se espera de partidos con ambición de gobierno.

El dinero que va a venir de Europa es menos precisamente por la falta de unidad de acción de los grandes partidos y las rabietas a destiempo de los nacionalistas y de los más extremistas de ambos lados. Para colmo, cada cual hace lo que le parece, cierran locales de ocio nocturno pero nadie controla botellones en las playas y parques. En algunos municipios, la medida es que los restaurantes cierren a las doce en lugar de a la una. Sería para troncharse si no viéramos en fila miles de muertos directamente por el covid-19 e indirectamente porque la atención sanitaria se ha ralentizado, y eso afecta.

Ahora la culpa es de esos malditos ingleses que exigen cuarentena a quienes lleguen de España. Baleares y Canarias claman ante Europa para que abra pasillos seguros desde el Reino Unido, pero Europa sigue ensimismada en su pulso Norte-Sur. Y no tenemos noticias del Gobierno; bueno, sí, continúa sacando pecho por lo del dinero de Europa, pero ahora viene la parte en la que hay que saber cómo gastarlo, porque faltan rastreadores, refuerzo en atención primaria y porque no se entiende que se sigan permitiendo algarabías festeras sin mascarillas ni distancia.

Así, que, me he cansado de paños calientes, porque la sensación es que estamos en manos de adolescentes, que seguramente se van de vacaciones legislativas. Dice un adagio popular que “en tiempo de guerra no se oye misa”, y no todas las guerras tienen tantos muertos en cuatro meses. Es como si Churchill, cuando Eisenhower le dijo que el desembarco de Normandía sería el 6 de junio, le replicara: “¿Estás loco? ¿No ves que  ahora toca vacaciones?” Es indignante que desaparezcan de los medios cuando se necesita información veraz. Ahora hablan de porcentajes que la mayoría no entiende, y el caso es que ya va siendo hora de que hagan los deberes como los hacen los sanitarios y la gente que va a trabajar. No es hora de fiestas, hay que salir adelante y ponerse a trabajar codo con codo, o dentro de unos meses  podemos perder el tren de Europa y alejarnos décadas. Por cierto ¿ya están negociando las vacunas para cuando las haya o también va a pasar como con las mascarillas y los respiradores?

Publicado el

Olores y canciones de un 25 de julio

 

Cuando se escribe para que cualquiera pueda leer lo que escribimos, se supone que hablamos de un asunto que es suceptible de interesar a todos. Sin embargo, hoy van a permitirme que esta entrada la escriba pensando en una sola persona, aunque los sentimientos finalmente son parecidos en todos los seres humanos. De otra manera nunca nos interesaría la poesía amorosa, que fue escrita por alguien pensando en otro alguien y no conocemos a ninguno de los dos porque, a menudo, ni siquiera se coincide en el tiempo.

 

Rosa Roja | Fotos de flores rosas, Rosas rojas, Rosas

 

Hoy es 25 de julio, pero no es por eso por lo que es importante para mí este día, y si no les digo la razón de su importancia personal es porque en realidad estas líneas son solo para una mente sospechosa que guarda conmigo muchas complicidades y muchas mañanas de terciopelo. Cuando era niño veía pasar las parrandas camino de Tunte, y se me quedó grabado el olor a incienso de una romería en la que mis pocos años fueron presentados ante el Apóstol Santiago. El olor a incienso me recuerda siempre a un día lleno de cansancio físico, después de atravesar media isla a pie, en una nave lateral del templo parroquial de Tunte. Otro día de Santiago me vestí con traje y chaleco, y recorrí una interminable alfombra camino de un altar. Había una ola de calor como pocas veces se ha visto. El olor de aquel día era el de la granadina, que alguien me dio a probar en un combinado que se llama San Francisco. Había olido antes la granadina, y la he olido después, pero el olor que tengo grabado en mis neuronas es el del combinado que probé un día de Santiago en que yo me derretía dentro de un terno azul marino. Seguramente tiene que ver con quien me lo dio a probar.

 

Y es que ese 25 de julio despierta mi curiosidad, porque a uno le gusta saber qué cosas pasaban en el mundo en una fecha concreta. Es la versión al revés del «dónde estaba usted y qué hacía en el preciso momento en que sucedió tal hecho importante». La formulación que me hago es qué hacía el mundo mientras yo vivía uno de los tres días más importantes de mi vida. No consigo recordar qué pasaba en el mundo en aquella fecha, pero no olvido ni un segundo a quien  se agarró a mi mano para caminar juntos.