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Agua mansa, agua brava

Del agua mansa líbrame Dios, que de la brava me libro yo.
(Refranero español)

Supongo que todos preferimos que quien esté al mando sea justo, ecuánime y firme. Ser líder no es fácil, porque, aparte de ese don que dicen que existe y que llaman carisma, también hay factores que mueden mejorarse. Decía Maquiavelo (que no era nada conspirativo como tampoco Kafka era enrevesado) que el Príncipe (el líder) debe mostrar siempre un ánimo distinto al resto, porque si los demás están nerviosos y asustados él tiene que transmitir serenidad y valentía, y si los demás están confiados él tiene que mostrarse inquieto, alerta, como un perro cazador. De esa manera el líder genera confianza, porque los demás suponen que él siempre sabe lo que hay que hacer y qué actitud tomar.
zzzzFoto0267.JPGPero la mayor parte de los que tienen que gobernar no ha leído a Maquiavelo, y suelen comportarse de dos maneras: o son autoritarios y expeditivos, o se presentan como suaves corderitos indecisos. Puestos en esta tesitura, me remito al refrán del principio, y prefiero a uno que me venga de frente y no se esconda en subordinados o en silencios injustificados. Mariano Rajoy de momento es de los segundos, y uno no sabe a qué carta quedarse con él, porque trata de parecer buena gente, gobernante comprensivo y padre de la gran familia nacional, pero luego aparecen los hachazos que hacen que uno no confíe en lo que dice ni en lo que transmite. Rajoy responde al tópico del gallego, que cuando está en mitad de una escalera nunca sabemos si sube o baja. A su manera, Zapatero era igual, seguramente porque León tiene frontera con Galicia. Y es que a una persona que tiene verdadera vocación política lo que le gusta son las situaciones difíciles, que es cuando hay que tener el temple necesario para dar la talla. Con miedo no se puede gobernar, y sin duda ahora mismo tanto Paulino Rivero como Mariano Rajoy están en la situación deseada por un político de raza, porque si hoy Churchill, De Gaulle, Kennedy o Suárez están en la historia con letras grandes es por cómo gestionaron situaciones muy complicadas. Y, francamente, estoy a la expectativa de nuestros dirigentes actuales, y en el caso de Rajoy más bien da señales de que no es capaz siquiera de controlar a su gente, y Esperanza Aguirre es el ejemplo. Así que, estoy esperando que aparezca un Rajoy que me sorprenda, piense en la España de dentro de cinco años y sea capaz de hacerse con todos los hilos. De lo contrario, será agua mansa al que borrarán de la historia sus allegados.

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Otra de galgos y podencos


En una tertulia radiofónica, mujeres dedicadas a la política de los partidos representados en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria debatían ayer sobre la situación de un barrio como El Lasso, en el que un ciudadano anónimo ha pagado la cuota de comedor de tres meses de diez alumnos cuyas familias no podían afrontarla. zzzpeerrr.JPGEl caso de este barrio es solo un botón demuestra de lo que sucede en toda la ciudad, y lo más triste es que las tertulianas se pasaron casi una hora quitándose responsabilidades de encima, que si esto es cosa del Gobierno Autónomo que es quien subvenciona los comedores escolares, que si es del Ayuntamiento porque es consecuencia del estado de precariedad familiar, que si Soria dijo, que si Zapatero hizo. En fin, que me dio vergüenza ajena escucharlas, porque lo que transmitían a la ciudadanía es que lo único que les importa es echar basura sobre el oponente político y mantener o lograr algún día el coche oficial. Eso no anima a la gente, porque siente que sus responsables políticos miran muy poco a su alrededor y solo se mueven para tratar de dejar buena imagen de lo que hacen o dejan de hacer y para destruir la imagen del otro. En un momento llegaron a hablar de una moción que no se presentó por problemas de redacción, y por lo visto hay una filóloga encargada de corregir esos documentos. Es el colmo, un asunto gramatical obstaculiza una gestión urgente. No sé qué demonios desayunan nuestros políticos, pero deben tomar algo que los traslada a un mundo de fantasía, y parecen no darse cuenta de que vivimos una situación de emergencia, mientras ellos siguen discutiendo si son galgos o podencos. El problema es que cuando nos alcancen los perros -da igual su raza- ellos estarán a buen recaudo.

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El valor de la espada


La huelga es un instrumento que tienen los trabajadores para tratar de hacer valer sus derechos, pero como todos los recursos hay que gastarlos sabiamente. Dice el clásico que pesa más la espada en la vaina que en la mano, porque cuando está enfundada es un valor desconocido y por lo tanto misterioso, que puede disuadir al otro por temor a que el acero brille al sol.
zzespppad.JPGCuando se ha desenfundado y entra en acción ya sabemos el verdadero peso que tiene, y entonces puede que no sea tan eficaz como se temía. Por eso la espada de la huelga, que es un instrumento legítimo, puede ser también un factor que actúe en contra de quienes la blanden si no se hace con mesura y destreza. La huelga general es sin duda la Tizona suprema de los trabajadores, y por lo tanto no puede ser utilizada de cualquier manera, pues sus filos son muy delicados y se corre el riesgo de que un uso excesivo o inadecuado haga mella en el acero. Es una Excalibur que puede romperse al intentar sacarla de la piedra si se hace mal. La satanización que algunos líderes conservadores hacen de la huelga nos retrotrae a tiempos en los que ni siquiera habíamos nacido, es como leer titulares de la prensa de principios del siglo XX, y ese afán por desacreditar a los sindicatos no debe ser echado en saco roto, porque ya decía Goebels que una mentira mil veces repetida empieza a sonar como verdad. Es lo que llamamos propaganda. Esa y otras muchas son las razones por las que los líderes sindicales deben medir muy bien su fuerza y administrarla con la mayor eficacia posible.