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¿Vale más un cadáver que un indigente?

zFoto0219.JPGMuchas veces me he preguntado por qué dan tanta importancia a los cadáveres. Ya sé que es el cuerpo dentro del cual alguien pasó su vida y merece mucho respeto. Hasta ahí, de acuerdo, y tendría lógica si se le diera la misma atención a ese cuerpo cuando aun vivía. Pero resulta que no. Hay cientos de ancianos a los que nadie hace caso, a veces ni los servicios sociales, y aquí, en Madrid, en Río de Janeiro o en Nueva York hay una legión de personas que viven en la calle, son menorpreciados y los llaman de mil maneras distintas y ninguna agradable. Molestan y tratan de ocultarlos; no se les hace el menor caso, son una mala imagen. Pero aparece el cadáver de un anciano que ha muerto solo tal vez hace varios días, o un indigente muere de frío, de hambre, de insolación, de hastío o porque se le para el corazón por cansancio, y entonces se convierte en algo importante; aparecen policías, forenses y secretarios judiciales; para mover ese cuerpo tiene que personarse un juez, se le hace autopsia y se origina un papeleo interminable. Un cadáver es intocable, un elemento jurídico, social y religioso que hay que tratar debidamente. Mientras era un ser humano vivo, que amaba, sufría, soñaba y se deprimía, nadie le mantenía la mirada, pero una vez muerto es algo casi sagrado. La verdad es que cada día entiendo menos el mundo que nos rodea, porque es ilógico e hipócrita, que es capaz de gastar en un entierro mucho más de lo que habría costado una cena o un abrigo.

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Libertad religiosa y fundamentalismo

zzztDSCN3784.JPGLas noticias que llegan de Mali son cada vez más preocupantes. Los radicales salafistas se han hecho con el control de muchas poblaciones, en la que aplican la Sharía o Ley Islámica, que determina terribles castigos físicos a quienes no cumplen a rajatable los preceptos que ellos han decidido. La Sharía no es una ley coránica, es una interpretación, y por lo tanto depende del fundamentalismo de cada grupo, pero el caso es que cortan brazos a los ladrones, dan palizas por jugar al fútbol y llegan a la muerte por lapidación en caso de adulterio. Esto sucede ahora mismo en el África cercana, pero brotes de todo eso hace años que se dan en Europa, especialmente en Francia y Holanda. En España, el asunto empieza a preocupar, porque desde algunas mezquitas se predica la Sharía y existen grupos de radicales que tratan de que se cumpla. Hay muchos casos de palizas porque una mujer no lleva velo (a veces al padre o al marido por permitírselo) y otros asuntos más graves. La religión es algo íntimo y personal, pero cuando se convierte en ley civil gobernada por el fanatismo estamos retrocediendo siglos, pues estas cosas también pasaron con el cristianismo, y para corroborarlo basta nombrar la Inquisición. Uno creía que el siglo XXI sería más tolerante, pero estamos entrando en un túnel tremendo.

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Azawad, la guerra ahí al lado

Con la escisión de Azawad (la mitad norte de Mali), se abrió una esperanza para los tuareg de la zona africana que está a un tiro de piedra de Canarias. Pero ese movimiento laico ha sido abortado por los islamistas que operan en la zona, y que han ido reforzándose con gente venida de Argelia, Nigeria, Afganistán… Están armados hasta los dientes con armamento tomado de la reciente guerra de Libia. zazawad400[134].JPGEl punto único de su proyecto consiste en la Yihad, es decir, extender la fe coránica a fuego y sangre por todo el mundo. Como hicieron en Afganistán con las estatuas gigantes de Buda, en la ciudad de Tombuctú están destruyendo cualquier vestigio que no tenga que ver con el Islam. Y hay que recordar que Tombuctú es una ciudad milenaria, en la se creó la primera universidad africana, que guarda miles de manuscritos que tal vez contengan traducciones al árabe del siglo XII de clásicos griegos y latinos que se han dado por perdidos. Tombuctú, la puerta del Sahara, no es una ciudad cualquiera, es como la Córdoba de los Califas, y según las noticias que llegan está siendo arrasada fisicamente y su gente pasada a cuchillo. Europa sigue en el empeño de los del Norte por devorar su propio Sur, pero ahí enfrente, de donde provienen el siroco y las olas de calor, puede estar engordando un peligro que, si crece demasiado, no va a ser posible conjurar, porque no van a pararse en Azawad. Europa, como pasó con el nazismo, con las masacres stalinistas de Ucrania y más recientemente con Los Balcanes, siempre llega tarde y a menudo lo paga muy caro. Por si quieren hacerse una idea de cual es el peligro, miren el mapa, Azawad está a mitad de distancia de Canarias que Madrid.