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La marcha de la Lideresa

zttttesperanzaaguirre[1].jpgTengo que decir que Esperanza Aguirre me cae muy bien, y supongo que ese empuje populista que la lleva con frecuencia a meter la pata también es una de su potencias a la hora de arrastrar votos. Le falta la gorra de franela de pata de gallo para imaginarla cantando el Pichi de Las Leandras, como una Celia Gámez en todo su esplendor (también María José Cantudo en el teatro y Rocío Dúrcal en el cine). O sea, que más chulapona madrileña no es posible, espejo de la rubia (había también una morena) de don Hilarión en La Verbena de La Paloma. Por asuntos de trabajo hablé con ella varias veces, y una de ellas, cuando visitaba nuestra ciudad como ministra de Educación, le hice de cicerone para visitar la ciudad y hacer algunas compras. Chistosa, simpática y echada «pa’alante», es una persona muy pizpireta, con un desparpajo admirable, que es capaz de aparecer cuando no toca con calcetines blancos sin sonrojarse. Desconozco las razones reales de su dimisión, pero en cualquier caso le deseo lo mejor en su vida personal, y espero sinceramente que en la trastienda no haya causas médicas.
Por el contrario, su ideología me hace temblar, porque representa lo más rancio de la derechona que dice ser liberal pero es carpetovetónica. Estoy en las antípodas de su línea política, y aunque a menudo me hacen gracia sus disparatadas declaraciones (o pifias traicionadas por un micrófono abierto a destiempo), pienso que sus ideas políticas son un peligro para la sociedad. Desde ese punto de vista, su retirada es una buena noticia, porque pierde una lideresa con mucho tirón el sector más reaccionario del PP, no el ultraderechista, sino el disfrazado de liberal, que es más temible porque usa la máscara del Zorro. ¡Larga y feliz vida a la mujer Esperanza Aguirre, y Aleluya porque ya no está en política!

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La lección de Hollande

zzhFoto0433.JPGEl Presidente de Francia ha anunciado recortes por 30.000 millones de euros, y ha explicado cómo se van a aplicar. A grandes rasgos, recorta donde afecta menos a los más pobres, y por ello la educación, la sanidad y los servicios sociales no se tocan. Por otra parte, el estado necesita más ingresos, y Hollande hace presión fiscal sobre los franceses que ganen más de 26.000 euros al años; es decir, los que reciben salarios menores siguen igual. Son los que más ganan, los que más tienen y los que más heredan los que por consiguiente más pagan. En España se hace exactamente lo contrario, tratan de sacar de donde ya no hay, mientras los que más tienen siguen intocados. Por lo tanto no es verdad que los ajustes que ahora se hacen en España sean la única fórmula posible. Hay otras, que son más equitativas, más justas y encima no paralizan la economía. Francia lo está demostrando.

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La miseria moral de las compañías aéreas

zrDSCN4201.JPGPor si no fuese bastante dolorosa la memoria del accidente de Spanair en Barajas, últimamente hay demasiadas noticias relacionadas con los vuelos a Canarias que crean inseguridad. Primero fue la solicitud de un aterrizaje de emergencia en Lanzarote de un avión por falta de combustible (dicen que la compañía lo hace adrede para que le den prioridad en las pistas y así cumplir horarios) y ahora ese avión que ha tenido que regresar a Barajas por problemas técnicos que han ocasionado daños a los pasajeros. Aquí está fallando el principio básico de que la seguridad, es decir, la vida humana, está por encima de todo; pero lo que hacen las compañías es tratar de facturar lo más posible, y la seguridad de los pasajeros y las tripulaciones es asunto secundario. Total, hay compañías de seguros que cubren accidentes y eternizan las culpabilidades en tribunales aquí y allá. Dicen que a Rayanair solo puede meterle mano el gobierno irlandés, porque es de allí, y eso me parece terrible, porque vuelan en España y por lo que demuestran los hechos no se atienen a las medidas básicas en las que todo pasajero confía. Digo yo que si hay globalización para las maduras también debe haberla para las verdes, porque es indignante que algo tan serio como la seguridad de un avión se deje atrás en favor de las cuentas de resultados. Y eso, además, acaba por manchar la imagen de Canarias, que sale en los medios por estas cosas sin comerlo ni beberlo. Indignante.