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¿Transparencia para quién?

zzhumphrf-karsh6[1].jpgHoy hablaré solo de un hecho que es en sí mismo un declaración de principios de esto que quieren vendernos por democracia (*): en el borrador de la ley de Transparencia económica enviado por el Gobierno al Parlamento, quedan fuera de esa ley la Casa Real, los partidos políticos, los sindicatos y el Banco de España. Si algunos de los focos de corruppción más evidente quedan fuera, ¿para qué la ley? Se cumple otra vez la sentencia de El Gatopardo de Lampedusa «cambiar algo para que todo siga igual». Es como si se hiciera una ley de Tráfico que no se ocupase de los turismos particulares, las vehículos de pasajeros y los camiones. Solo se aplicaría a las motos y a los peatones. Eso es cinismo, y no el humo del cigarro de Bogart en El sueño eterno. Está claro, España es diferente.

NOTA IMPORTANTE:

Para que no se me malinterprete, la alternativa a la democracia es la dictadura, que es corrupta en su propio origen. Por lo tanto, mis críticas a esta democracia son precisamente porque entiendo que es con transparencia como se contruye una verdadera convivencia democrática, y quienes tienen la obligación de velar por ella están dilapidándola.
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(Aunque no tiene que ver con lo que hablo -o sí-, propongo el enlace con este post del blog de Miky Ayala en Canarias7).

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¿Quién es Maquiavelo?

zzSanti_di_Tito[1].jpgLo he dicho más de una vez, pero debo hacer notar que nuestro dirigentes han leído muy mal El Príncipe de Maquiavelo. Decía el autor florentino que el Príncipe (tradúzcase por dirigente) debe mostrar siempre un ánimo distinto al de sus allegados y que así se transmita al pueblo. Cuando todo el mundo está nervioso, el Príncipe se ha de mostrar sereno; si hay desánimo entre los suyos, él debe arengarlos con brío; si su gente está envalentonada, él ha de ser prudente y comedido. Y todo esto porque, al estar de ánimo distinto, todos piensan que él sabe lo que hay que hacer, y en esa confianza se suelen conseguir los objetivos. Está claro por lo tanto que no es que no hayan leído El Príncipe, es que ni siquiera saben qué significa liderar una sociedad, que encima los ha puesto al timón con sus votos. O sea, no saben siquiera quién fue Maquiavelo. El país se va al garete y ellos siguen con su guirigay productivo (para ellos), y hasta son capaces de fracturar una sociedad tan sólida como la catalana para huir hacia adelante acusando a los taimados y borbónicos tribunales a las órdenes de Madrid de una persecución personal. Su corrupción hace que arrastren al abismo a todo un pueblo. El noroeste de África se incendia con una situación muy complicada que puede salpicarnos, Cáritas no da abasto, el tejido económico está yerto, y ellos siguen con sus batallitas particulares. Pero no hay que preocuparse, alguien que pretenderá haber leído y entendido a Maquiavelo nos creará seguridad psicológica porque la gala del Carnaval va a presentarla Bustamante. Pobre Maquiavelo.

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Nunca pasa nada

zzPICT0106.JPGSiempre se ha dicho que el código penal se hizo para los pobres y el de comercio para los ricos. Se supone que en sociedades democráticas esto no debiera ser así, aunque con la reforma de las tasas judiciales de Gallardón esto se hace cada día una realidad más sangrante. Luego hay otro apartado, que es el de las responsabilidades de los políticos; no es que nunca respondan de actuaciones deliberadamente temerarias y perjudiciales contra el interés general, es que ni siquiera rozan el código penal cuando actúan claramente contra lo básico de forma personal. No importa que un tribunal condene a agentes policiales por torturas porque luego viene el indulto del Consejo de Ministros, no importa que se haya demostrado la implicación de CIU en un asunto de financiación ilegal, todo queda resuelto diciendo que los responsables económicos de hace 17 años ya están fuera del partido. No importa nada, hay impunidad absoluta, y se permiten el descaro de actuar como el exconsejero de Sanidad de Madrid, que dos años después de dejar el cargo le adjudican el control privado de los análisis clínicos a la empresa de la que es asesor, o los expresidentes del Gobierno o ministros y ministras de mucho peso que viven en el Edén de los consejos de administración nominal de empresas eléctricas, de comunicación o de otro tipo que en su momento ellos favorecieron desde el poder. El hijo de Pujol ha reconocido que tiene dinero en paraísos fiscales y tampoco parece que eso vaya a incidir en su carrera política. Total que hemos llegado a una sociedad en la que los platos rotos los va a pagar La Pantoja, y políticos y empresarios corruptos se van a ir de rositas.