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Oligarquía, petróleo y democracia

Según el diccionario de la RAE, la palabra oligarquía procede del griego ὀλιγαρχία y tiene tres acepciones que se complementan: Gobierno de pocos, forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido grupo de personas que pertenecen a una misma clase social, y conjunto de algunos poderosos negociantes que se aúnan para que todos los negocios dependan de su arbitrio.
Pues ya tenemos la definición y para comprobar si hay algo de eso a nuestro alrededor solo hay que aplicar las definiciones a la vida real. En la antigua Grecia se aplicó esta definición a una degeneración de lo que ellos llamaban aristocracia (gobierno de los mejores), y para evitar que se diera una cosa por la otra Clístenes de Atenas creó un sistema en el que los dirigentes no fueran hereditarios de la misma clase social o que fuesen escogidos por sorteo. Ideó que fuese el pueblo el que decidiese quiénes eran «los mejores» y por un tiempo determinado, hasta una nueva elección. Con todas sus carencias, pues no tenían derecho a voto las mujeres, los esclavos y los extranjeros, nacía lo que hoy llamamos democracia, y que, aplicando las definiciones en la actualidad, ha pasado de ser el gobierno electo de lo mejores a convertirse en una oligarquía.
zzzpetroleo j.JPGDe otra forma no se entiende que el pueblo canario salga una y otra vez a la calle clamando por conservar el mar que nos baña libre de vertidos petroleros y que es fuente de nuestra supervivencia, y sus dirigentes hagan oídos sordos, entregados al poder económico que los utiliza; como tampoco se entiende que un gobierno estatal siga el juego a las petroleras, cerrando el grifo para los avances en energías renovables, que en Canarias podríamos obtener de muchas formas (eólica, solar, mareomotriz, geotérmica y hasta hidráulica) sin tener que comprar y quemar hidrocarburos. Es un suicidio medioambiental, porque tarde o temprano ocurre un accidente, y encima el beneficio en el que unos pocos invierten el futuro de todos va a parar a manos ajenas y es mentira que genere empleo en Canarias. Las energías aternativas sí que producirían empleo, además de las otras ventajas enumeradas.
Por ello, invito a los militantes del PP de Canarias que tienen responsabilidades ejecutivas o legislativas a que dejen de utilizar sofismas y paños calientes por miedo a la apisonadora del sistema de partidos, y que no se vendan por un plato de lentejas. La única respuesta posible se llama DEMOCRACIA, que no es solo ir a votar cada cuatro años (con un sistema que manipula la voluntad popular, por cierto). El NO al petróleo es también un NO a un sistema caciquil, piramidal y minoritario, ese que los griegos llamaban oligarquía.

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Las prisas, la monarquía y la república


Algunas de las personas que suelen leer mis artículos tal vez se hayan extrañado de mi silencio mientras ardían las redes sociales clamando por la III República. La vida y la historia me han enseñado que antes de entrar en asuntos complejos hay que tomar aire, porque a veces el ruido no deja oír las voces y a estas alturas no pienso entrar en ninguna competición a ver quién es más de izquierdas o más republicano pata negra. zzzzz0DSCN3676.JPGY el problema histórico de España es que se deja todo para más adelante y cuando la urgencia obliga a materializar lo que estaba tardando suele hacerse a toda velocidad, y generalmente las cosas que se hacen de prisa entrañan más riesgos que las que son fruto de la pausa, la reflexión y el debate sosegado. Dice el clásico que el tiempo no perdona lo que se hace sin contar con él, y tenemos ejemplos claros delante de nosotros; uno de ellos es la Transición, que durante años fue bandera de un momento histórico y ahora resulta que es tachada de «inmodélica». Se hizo con muchas prisas y, como suele suceder, lo urgente pasa por encima de lo importante. Pasó también en 1869, cuando La Gloriosa desembocó en el destronamiento de Isabel II y más tarde la I República, y volvió a suceder en 1931, cuando surgió la II República de unas elecciones municipales. Por eso, en estos momentos hay que evitar a toda costa cometer el error de siempre, guiarse por el corazón y dejar para luego detalles que con el tiempo se revelarán como fundamentales. Porque el concepto «República» no es unívoco, y en los matices está la dificultad, si queremos articular racional y democráticamente la compleja territorialidad de España. Por eso, como ciudadano quiero que se clarifiquen las opciones y los acuerdos si es que los hay, porque la república en abstracto puede arastrarnos a lo de siempre, que cada cual lleve el agua a su molino; o lo que es peor, que de la manera más ingenua practiquemos el gatopardismo y lo cambiemos todo para que todo siga igual.

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Pan y circo

El poeta romano Juvenal fue quien criticó las prácticas del poder para tener el apoyo o al menos la indiferencia del pueblo. Daba o vendía a muy bajo precio comida a los más pobres y les celebraba jornadas de entretenimiento en el circo. Ese sistema populista fue utilizado durante siglos, pues sabemos que lo hicieron muchos, desde Julio César, que regalaba trigo, hasta Aureliano que daba pan directamente. Hoy, el entretenimiento es una industria muy poderosa, pero no es gratis, aunque los poderes económicos la mantienen en gran parte a través de la publicidad, que finalmente acaban pagando los consumidores porque forma parte del precio del producto, no de su valor. Y hemos llegado a la apoteosis en los últimos años con el fútbol. Las cifras se han disparado porque el negocio y el rendimiento mediático es extraordinario, y como muestra recordemos que hace menos de 20 años hubo un gran debate porque un gran club español pagó por el traspaso de un jugador croata una cantidad que entonces se antojaba estatosférica, y que le pagaba un salario insultante, que no era ni la décima parte de las millonadas que se pagan hoy y a todo el mundo le parece normal. Sentí vértigo al escuchar esta tarde en la radio que en una población española decenas de miles de personas hacían una celebración porque su equipo de fúlbol ha ascendido de de 2ªB a 2ªA, y en otra docena de ciudades se preparan fastos similares, porque no es solo esa reiteración madrileña (liga y champion) de concentraciones y desfiles por plazas y estadios, es una orgía de bufandas y griterío general. Eso, aunque procede del fútbol, nada tiene que ver con el juego, es la utilización que se hace antes y después del tiempo que dura un partido.
zzzroma.JPGEstamos saturados de ascensos, descensos, ligas, copas, eurocopas y, por si fuera poco, ahora un Mundial de presupuesto disparatado en un Brasil con graves problemas de supervivencia para gran parte de la población. Y esas gestas deportivas se celebran con un recorrido glorioso por la ciudad, como se homenajeaba a los generales romanos que regresaban victoriosos de una gran batalla, para que el César los coronase de laurel en las escalinatas del Capitolio entre los vítores del pueblo. Ya no se trata de un deporte sino de acumular copas en vitrinas, establecer ránkings, vender camisetas. Nada que tenga que ver con el deporte del balompié en sí mismo. He escuchado que personas con escasos recursos se han gastado lo que no tienen para ir a Lisboa a ver un partido de fútbol. Tampoco entiendo que se presentasen en la tribuna del estadio lisboeta jefes de estado, primeros ministros, alcaldesas y otros consulados, como si no tuvieran tareas más urgentes y provechosas para el interés general que gastarse un dineral a nuestra costa para acudir a un partido de fútbol. Y luego se extrañan de la abstención en las elecciones. Qué pena. Si Juvenal anduviese por aquí volvería a ver ratificada su sentencia, cambiando el circo romano por la adrenalina y la competitividad inducida alrededor de un deporte, que es muy bello cuando se juega bien, pero que debiera acabar cuando el árbitro pita el final del partido. Pero claro, eso no es negocio ni tiene utilidad política.