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La memoria de Garzón

sima.jpgMenuda carajera se está montando en torno al empeño del Juez Garzón en abrir las fosas de los fusilados del franquismo. Si no fuese porque estamos hablando del asesinato de miles de personas, una limpieza ideológica sistemática que tal vez entre en el apartado de genocidio, la verdad es que el asunto se pone interesante desde muchos puntos de vista. Por una parte está el político, si es o no oportuno hacer esto ahora y de esta forma; por otra el jurídico, puesto que si se entiende que hubo una operación similar a la llamada «solución final» de los nazis se trata entonces de crímenes contra la Humanidad, y estos no prescriben con la ley de Amnistía de 1977, como no prescribieron las matanzas argentina con la Ley de Punto Final. La cuestión es quién determina si son o no crímenes contra la Humanidad.
Lo cierto es que hay mucha gente que se está poniendo nerviosa, y no porque pueda acarrearle castigo, puesto que quienes así procedieron están todos muertos, sino porque ello puede influir incluso en su patrimonio. Si se declara que hubo delito y que por esos abusos hubo familias que se apropiaron de patrimonio de las víctimas, habrá que ver qué pasa con esas propiedades, porque entonces vendría otro debate: si los herederos de los asesinados tienen derecho a reclamar ese patrimonio y como consecuencia perderlo los herederos de los verdugos.
Luego está la visión de los historiadores, y la traspolación del asunto a las batallitas políticas diarias. Hay instituciones, como La Iglesia, que prefieren que no se remueva el pasado, porque saldrían a la luz actitudes e incluso conductas que tienen poco que ver con el Evangelio. Y, claro, hay opiniones para todos los gustos, dependiendo de qué línea tiene cada medio de comunicación.
Fotos: ¿Les suena de algo la Sima Jinámar?

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¿Quién dijo ideologías?

wall.jpgEn momentos como el actual cabe preguntarse para qué elegir a este o aquel partido, a este o aquel candidato, si finalmente todos hacen lo mismo, es decir, engrasar la maquinaria de siempre. Resulta curioso ver cómo las recetas aplicadas por Alemania y Francia (con gobiernos conservadores), son las mismas que las que aplican Madrid y Londres, donde se supone que laboristas y socialistas deben tener otras políticas. Y, por supuesto, todos hacen lo mismo que Bush, cuya administración es la bestia negra en todo este lío, por dejar retozar a sus anchas a los tiburones de Wall Street.
El Estado avala a los bancos y garantiza un fondo de muchos millones. La cadena debiera seguir con el control de a dónde va el dinero de esos bancos, y luego qué hacen las empresas que lo consiguen. De este modo se podría incidir en menos despidos, salarios más dignos y bienestar de todos. Pero la cadena no llegará ahí, porque hablan de flexibilización del mercado de trabajo (menudo eufemismo), contención de salarios (ganamos un 34 % menos que en el resto de la UE) y presumo que nadie va a ir en ayuda de una familia que puede perder su casa porque la hipoteca la ahoga. No van a cambiar el sistema, van a repararlo para seguir haciendo lo mismo (en este enlace lo explican perfectamente). Y, la verdad, acaba uno pensando que da igual Zapatero que Rajoy, Obama que McCain, Berlusconi que Prodi… Todos son admistradores del capitalismo más feroz.
¿Quién dijo ideologías?

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Dios nos coja confesados

Confesionario.jpgEs en los momentos difíciles cuando hay que dar la talla, y es evidente que nuestro políticos no la están dando en este punto del camino en el que la crisis financiera es más que una amenaza. Ha bastado una llamada telefónica para que hablen los dirigentes de la Europa más rica y una indicación de Zapatero para que Sarkozy convoque a los 27. El Primer Ministro británico ha hablado con el líder de la oposición sin mayores algaradas y, en fin, parece que lo normal en estos casos es que haya unidad de acción ante graves problemas de Estado, y en este caso más, porque sobrepasa cualquier frontera.
En España no. Aquí sigue funcionando el «sostenella y no enmendalla». Y de eso acuso a todos los políticos, sin excepción, porque da vergüenza ajena que para la inevitable reunión de Zapatero con Rajoy hayan tenido que reunirse (y pre-reunirse) Solbes y Montoro. El PP no arrima el hombro, pone condiciones y provoca imagen de desunión. El PSOE sigue con su velocidad de crucero y no quiere oír hablar de alternativas que no sean las suyas. Así no vamos a ninguna parte, y que no vengan a decirme que son hombres de Estado aquellos que anteponen las miserias de sus luchas partidistas al país al que supuestamente sirven. Los que hablan de patriotismo ahora tienen ocasión de demostrarlo, que ese esunto no es sólo fanfarrias, banderas y desfiles.
Como sucedió en un evento puntual terrible como el 11-M, el gobierno -de cualquier signo- se las arregla solo, no cuenta con nadie, y se echa en falta una declaración institucional de la Cámara de Diputados, una fotografía con los portavoces parlamentarios todos a una para afrontar el problema. Aquí cada cual va a ver cómo saca tajada. Ojalá tenga que desdecirme en los próximos días, pero de momento está claro que a esta generación política -a toda- le queda ancho el traje de estadista. Como mucho son partidistas, aledeanistas, caprichosos, interesados… Unas joyas que parecen obedecer a la consigna «cuanto peor, mejor«. Dios nos coja confesados.

(Así se explica el confesionario de la foto).