Incompetentes, interesados, irracionales
La confianza de la ciudadanía en sus dirigentes políticos está por los suelos. No es para menos, cada cual tira de la manta para hacer partidismo y electoralismo. Los nacionalistas catalanes han conseguido mezclar su debate identitario con las corridas de toros, el PP ha llevado a este país a una situación jurídica muy complicada al presentar recurso de inconstitucionalidad contra el estatuto catalán y en cualquier caso parece que a nadie le importa el interés general sino el número de votos que pueda llevarse a la urna. Se hace buena la idea de cuanto peor, mejor.
Lo que ya ni siquiera acierto e entender es la política del PSOE con respecto a la crisis. Baja los salarios a los empleados públicos, congela las pensiones y acaba de hacer una reforma laboral que si la hubiera hecho la derecha nos parecería vejatoria, esclavizante y atentatoria contra los derechos fundamentales de los trabajadores. Y es todo eso y lo hace el PSOE, con lo que le está haciendo el trabajo sucio al PP. Incomprensible. Cuando lo que se pide a un partido va frontalmente en contra de su idea básica de la sociedad tiene dos opciones: mantenerse en sus ideas o marcharse y que la derecha haga la depredación que se suele vender como mercado laboral flexible. Pero se trata de quedarse en el poder, y no acierto a entender qué nos va a decir el PSOE cuando se convoquen nuevas elecciones. Y sobre todo, ¿quién va a creer su programa?