El enigma de Donald Trump
Pongo por delante que no me gustan las formas rancias de Donald Trump y menos aun su discurso confuso, porque hablar de programa sería darle el beneficio de la duda. El caso es que ya ocupa la presidencia de Estados Unidos, y a saber qué cosas materializará de las que ha farfullado y cuáles de las que no ha dicho, porque, no es que se trate de un dirigente de esta o aquella tendencia, es que ni el partido por el que se ha presentado se fía de él. Es claramente contradictorio, lo cual no debería ser una novedad entre quienes se dedican a la política, pero en este caso la contradicción es de tales dimensiones que asusta hasta a los más conservadores, seguramente porque temen que con sus ocurrencias ponga en peligro el status quo. El discurso que hizo la actriz Meryl Streep hace unos días resume la desconfianza que genera el personaje, y en unos momentos tan complicados en el tablero internacional lo que se teme es que pueda actuar de manera que rompa los precarios equilibrios actuales, con posibles consecuencias que ni nos atrevemos a imaginar. Alguien ha dicho que tiene reacciones de un niño de primaria, y eso equivale a dar una catana a un chimpancé; puede que no pase nada o que sea un desastre.
Algunos de los argumentos que esgrimen los defensores de Trump en este lado del Atlántico no tranquilizan, pero a la vez son difícilmente rebatibles, porque la historia de los presidentes norteamericanos no aguanta un viento fuerte. Continuar leyendo «El enigma de Donald Trump»