Publicado el

José María Millares, poeta

No por anunciada es menos triste la muerte de un poeta, no uno más, sino uno de las voces fundamentales que ha dado Canarias a nuestra lengua durante el Siglo XX. Lo he dicho muchas veces, se ha dicho muchas veces, pero nunca son demasiadas las ocasiones para decir que el poemario Liverpool es uno de los anclajes de la poesía canaria en el siglo pasado, y sin duda el despertar de la poesía nueva a finales de los años cuarenta, cuando las nuevas voces habían sido cercenadas por la Guerra Civil y la dictadura franquista. José María bebe de Neruda, de Lorca y de Alberti -él lo confiesa- pero esa era una fuente peligrosa, porque eran un fusilado, un comunista y un exiliado. Ese libro marca un antes y un después en la poesía canaria, y lo escribió hace sesenta años (1949) José María Millares.
En la partida del poeta me encomiendo a William Shakespeare -a quien tantas veces él invocó- para decir que «mientras palpiten los corazones o vean los ojos, estos versos serán vivientes y te harán vivir». Son los versos de poeta, que finalmente es un hombre inseparable de su condición de poeta, como también lo dijo Vicente Aleixandre para José María. Y era para él porque el poeta que lo es por destino escribe siempre pensando en toda la Humanidad. De él nos queda mucho, porque ha dejado huella. Esa misma referencia está en sus poemas: «A todos contaremos que así fuimos: /una voz sobre el mar / por sólo ser la flor de tantos ojos / venciendo tanta luz».
xxxjm.JPG

(Esta foto muy reciente del poeta es gentileza de Tato Gonçalves)

Hubo tiempo para que otras voces lo homenajeasen la pasada primavera en la Biblioteca Pública Insular. Cuando no esperábamos que lo hiciera, él recitó, y su voz retumbó como un trueno en el salón donde todos lo escuchábamos sobrecogidos porque nos temíamos que iba a ser la última vez que escucharíamos recitar de viva voz a José María Millares. No defraudó, fue el José María que se esperaba, una voz rotunda que, además de hacerlo, sabe decir el verso como pocos.
Se ha ido José María Millares, y en su partida resuena en mis oídos el canto de Pino Betancor y el poeta haciéndole la segunda voz de una canción suya, inédita, que cantaron para mí una hermosa tarde de hace unos años. Tenían ambos un sentimiento musical que convertía su casa en un lugar alegre, aunque las composiciones de José María profundizaban sobre todo en lo social. José María era también la música, y no sólo Campanas de Vegueta y alguna otra cosa que hay grabada; son muchas canciones que alguna vez alguien rescatará y pondrá a José María en el lugar que se merece como autor de canciones. Yo creo que esa sería una tarea importante, porque la música de raíz canaria de las décadas anteriores no es sólo Néstor Álamo. Hay más, José María entre ellos.
También queda mucha obra poética inédita, porque José María Millares fue siempre un incansable bregador de la palabra. Siempre tenía un libro nuevo, dos, tres, producía a mayor velocidad que la imprenta que daba a la estampa sus obras. Pero están ahí, y poco a poco iremos conociendo el último tramo de la obra de un gran poeta. Porque él jugaba con las palabras y la música, como cuando era niño en la playa de las Canteras, y con sus hermanos se pasaba los veranos «A ver quién rompía / más cristales / a las vidrieras del mar». Y aunque poeta y hombre son lo mismo cuando son de verdad, el hombre acaba por languidecer, y se baja de la vida, pero el poeta sigue vivo y solo para siempre. José María, el hombre, se ha ido el Día de Pino con Pino Betancor, para estar siempre cantando a dos voces. Ahora lloramos al hombre y celebramos al poeta.
***
(Este trabajo se ha publicado hoy en la edición impresa del Canarias7)

Publicado el

Preparativos para la conquista de Brunei

66777.JPG
Hace más de una docena de años formé parte de un jurado que concedió el Premio de Poesía Tomás Morales a Pedro Flores y Tina Suárez, dos nombres casi desconocidos y que irrumpieron en el mundo literario con mucha fuerza. Esto lo he dicho más de una vez porque entonces hubo quien consideró que aquel premio ex-aequo estuvo mal dado porque debió premiarse a alguien de mucho peso y nombre.
El tiempo nos dio la razón porque ambos poetas fueron creciendo y recibiendo reconocimientos por todas partes. Pedro Flores acaba de recibir uno de los galardones Fray Luis de León en Valladolid, y ya tenemos en las librerías su poemario Preparativos para la conquista de Brunei. A quienes hemos seguido su trayectoria no nos sorprende que se haya consolidado como uno de los poetas referenciales de Canarias y con una gran proyección.
Uno de los vicios de esta tierra es castigar con el silencio a quienes sacan la cabeza del agua, y por eso hay que combatir ese vicio voceando lo bueno que tenemos, para que ese silencio cómplice no nos robe lo que tiene valor. Por ello, felicito a Pedro Flores por su premio, por su poesía y por su camino poético que, a buen seguro, nos seguirá dando frutos cada vez mejores.

Publicado el

Ben-Hur aguanta

Están haciendo un espectáculo basado en Ben-Hur, la película dirigida de William Wyler en 1959. Tenía la espectacularidad de Espartaco y una historia de los tiempos de Cristo, que es como tituló la novela su autor, el legendario general norteamericano Lewis Wallace. La película obtuvo 11 Oscars, un récord, que siempre se dijo que serían flor de un día.
benhur.JPGY eso parecía, porque Ben-Hur ha sido un chiste durante generaciones, pues todos nos hemos reído de la musculatura e inexpresividad de Charlton Heston, de la batalla naval en una bañera y callábamos cuando se hablaba de la carrera de cuadrigas, que todavía nos sigue subyugando. Pero resulta que le película aguanta, igual que Lo que el viento se llevó, que todo el mundo dice que es un culebrón, pero que como uno se la tropiece en la televisión haciendo zapping se queda a verla hasta el final.
La historia tiene algunos cambios en relación con la novela, y no cabe duda de que el guión de Karl Tunberg es magnífico. Por su parte, Lewis Wallace, el autor de la novela publicada en 1880, siendo gobernador de Nuevo México, antes había sido general del ejército de La Unión en la Guerra de Secesión. Todo un personaje, un novelista que fue hombre de acción muy peculiar, no precisamente un intelectual al uso, sino un tipo que escribió una novela que tuvo un gran éxito y que, gracias al cine, es hoy una historia muy conocida.
***
Ilustraciones: Cartel de Ben-Hur y un daguerrotipo del general Wallace.