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Las tradiciones

rrrDSC04828[1].jpgEn este país, en el que buena parte de la población dice que el Estado debe ser laico, la Semana Santa es una de las vacaciones clásicas. No he visto que haya movimientos para suprimir estas fiestas en el calendario laboral, y resulta contradictorio puesto que tanto estas vacaciones como la Navidad y las fiestas de los santos patronos y la mil vírgenes que pueblan España son las que rigen no sólo el calendario laboral, sino la guía de las tradiciones de muchas comunidades. Aparte de la significación religiosa que puedan tener para los creyentes, estas fiestas, como otras muchas, son el referente de asuntos culturales y artísticos (es inmenso el arte que hay en las iglesias) y de tradiciones seculares que han ido conformando unas sociedades europeas en las que sin duda el cristianismo es una de sus columnas culturales. También es cierto, que con motivo de esta o aquella festividad, hay costumbres que podríamos ir desterrando, porque por mucha tradición que haya es una salvajada martirizar un toro en una vega de Valladolid, realizar encierros y espectáculos con toros en los que suele haber accidentes mortales o lanzar cabras desde los campanarios. La religión es una cosa, la tradición otra y la cultura otra, aunque, como ocurre en Semana Santa, se dan la mano.

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La gata de Teresa Iturriaga

iturriaga.JPGEn una especie de prólogo a su libro Gata en tránsito, Teresa Iturriaga dice que nadie sabe qué es la poesía. No es cierto, la poesía es una forma de comunicación (desisto de la llamada poesía del conocimiento) que trata de explicar lo inexplicable, o como decía el payador argentino, la sombra de un pájaro en el río. Dice Teresa que «No es fácil/ seguir el protocolo del alma»; no lo es, porque eso que llamamos alma pretende ser la viga de las ilusiones, los proyectos y hasta las renuncias. Pero está el destino, lo inevitable, que funciona como un reloj suizo de la destrucción desde las tragedias de Sófocles a la muerte anunciada del personaje de García Márquez. Y es que somo eso, personajes de Sófocles, o si quieren de García Márquez, pues Santiago Nasar es un Edipo con guayabera. A pesar de esa proclividad a lo inevitable, ese determinismo que casi no nos deja elegir (algunos dicen que sin casi), se impone el pensamiento ético seguido de actos consecuentes. Y eso es lo que se destila en el magnífico poemario Gata en tránsito, donde la poeta insiste en lo esencial: «Me niego al socorrido túnel del todo vale.» Porque finalmente, como Teresa, todos somos animales en tránsito hacia no sé dónde. De momento (habrá que preguntar a Sófocles y a García Márquez).

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Idolos con pies de barro


Que me perdonen los entusiastas de esas figuras rutilantes de la música pop, pero cada vez los gustos musicales de masas se alejan de los míos. Sin duda, entre estos iconos hay algunos artistas que tienen calidad, como puede ser Lady Gaga, que empieza a perder respeto con su propio nombre artístico y con las tonterías que dice y hace, aunque finalmente su música es buena.
idolosssss.JPGNo podríamos decir los mismo de artistas adolescentes prefabricados, como Miley Cyrus (Hanna Montana) o Justin Bieber. Se trata de crear un icono y da igual si canta, aúlla o regurgita. Las adolescentes enloquecen y se pone a funcionar la máquina de hacer dinero. Lo más terrible es que estas criaturas hablan en entrevistas y dicen disparates como catedrales, o tonterías sin fundamento que son recogidas con grandes titulares a veces hasta por lo medios supuestamente más serios. Con esto se crea opinión, es decir, se crea el estado letárgico de no tener opinión. Y no me trago la retahíla de que a los adultos nos pasa con estos fenómenos como a nuestros padres con The Beatles, que son el futuro de la música pop. Y es que la presión mediática hace que mucha gente crea que estos que hacen gorgoritos tiene la talla de Michael Jackson o Madonna. Pues no, y cuanto más los oigo más seguro estoy de lo que digo. Claro que, pensando que Belén Esteban es una estrella mediática, estos por lo menos cantan; mal, pero cantan.