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Halloween… ¿Qué es eso?

Nos han dicho hasta la saciedad que la nuestra es una sociedad cosmopolita gracias al tránsito de culturas por nuestros puertos de mar, y eso está bien, porque por ello hemos usado cuchillo y tenedor antes que cualquier lugar de La Península, y también hemos tenido antes agua corriente en las casas, luz eléctrica y alumbrado público. Lo de fuera forma parte de lo nuestro, y se ha ido macerando durante décadas y siglos hasta formar tradiciones singulares como los enanos de La Palma, la también palmera fiesta de los Indianos y tantas costumbres insulares que tuvieron su origen en lo que llegaba de fuera, desde una polca hasta el surrealismo.
Siempre ha sido así, pero lo que está sucediendo en los últimos años no tiene pinta de mestizaje, sino de colonización cultural pura y dura. Hace veinte años se empeñaron en que la salsa caribeña tenía carta de naturaleza en Canarias desde siempre, y eso no es verdad, por mucho mojo picón que le pusiera Caco Senante. El bolero sí. zcastañas.jpgDe repente, nuestros carnavales, que eran elegantes y suntuosos dentro de las posibilidades del pueblo, se convirtieron en una especie de Copacabana brasileña que poco se parece a lo que siempre fueron esas fiestas que se llenaban de arroz con leche y tortillas con miel, y como mucho una representación del Tenorio. Ahora nos invade el Halloween, un carnaval americano sacado de la Familia Adams, cuando aquí hemos celebrado el Día de Difuntos de otra manera mucho más nuestra. Ya tenemos un carnaval, no hay por qué celebrar un Hallowen de segunda mano, que como no nos viene en los genes resulta una charada. La Fiesta de La Cerveza es grandiosa en Munich, y la del Charco fabulosa en La Aldea. Al revés no funciona. Los colegios privados bilingües sembraron la semilla y los grandes almacenes lo remacharon. Ya sólo nos falta determinar la fecha en que celebraremos el Día de Acción de Gracias.

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Más sobre los visionarios a toro pasado

El mundo es muy complejo, la vida muy cambiante y la Historia es a veces un baúl que al abrirse puede sorprendernos, porque dentro hay cosas que nunca habríamos imaginado. Es cierto que existe una disciplina que es la Historia Comparada, que determinadas causas suelen tener efectos que podemos suponer y que por ello podría hacerse una visión futurista de lo que ocurrirá. Pero es que en el devenir de los hombres inciden cientos de factores, que pueden ser combinados de muchas maneras con resultados dispares.
Lo que va a ocurrir ya se sabe. Siempre sucede. Todos los imperios han caído más tarde o más temprano, ya lo dijo hace casi 2.500 años Herodoto, el padre de la Historia, y el problema es saber el cómo y el cuándo, sobre todo el cuándo, porque a menudo lo que no ocurre en 50 años pasa en tres días. Lúcidas mentes romanas anunciaron el fin de Roma a causa de la corrupción interna y la lasitud en sus fronteras, y lo hicieron ya en tiempos de Nerón. Claro, el imperio cayó, pero 400 años después. Como castillos de naipes se vinieron abajo estados muy poderosos: Persia, Babilonia, Egipto, Roma, el Imperio Carolingio, España, Portugal, Inglaterra, Suecia, Francia, Austria-Hungría, La Unión Soviética… Todo se predijo pero nadie acertó el cómo ni el cuándo.
a11.JPGPor eso me distancio cuando escucho a personas que dicen haber anunciado que el Muro de Berlín caería, que Estados Unidos sufriría un terrible ataque terrorista o que se produciría la actual crisis. Siguiendo a Herodoto, esas cosas iban a ocurrir tarde o temprano, pero nadie, que yo sepa, dijo que sería en noviembre de 1989, en septiembre de 2001 o en el otoño de 2008. Por eso tampoco me creo a los catastrofistas que anuncian el caos total, ni a los posibilistas que hablan de un remonte inmediato. La verdad es que nadie sabe qué ocurrirá, pero el caos ya lo tenemos, y el remonte sucederá, si no es en un año será en veinte, pero sucederá. Ah, y Estados Unidos dejará de ser la primera potencia mundial, lo anuncio, aunque, siguiendo otra vez al padre de la Historia, lo mismo sucederá dentro de diez años o cuatro siglos. Nada es eterno.

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Apocalipse now (ahora el apocalipsis)

El inminente estreno de la película 2012 y su avanzadilla publicitaria activan el fuego de los apocalípticos que anuncian el final de los tiempos. Algunas religiones anunciaron el fin del mundo para determinadas fechas, que se han ido superando sin que nada pasara, y ahora la fecha clave es 2012. Siempre trataron de hacer su agosto los charlatanes y agoreros, que buscaban el miedo colectivo para sacar beneficio.
El milenarismo fue acaso la primera gran prueba, pero los números son sólo eso, números, maneras de contar convencionales por mucho esoterismo que queramos echarle. No hay razón alguna para que el 3 sea fabuloso y el 6 maléfico, pero cobran sentido si los enlazamos con lo que suelen simbolizar (Un Dios trinitario y el demonio respectivamente).
a3.JPGEs evidente que estamos castigando al planeta, y que puede haber cambios, pero estos no ocurrirán a toque de trompeta, y también es posible incidir sobre estos cambios si cambiamos nuestra forma de habitar La Tierra. San Malaquías, Nostradamus, La Gran Pirámide o el calendario maya son curiosos entretenimientos, y pueden ser interpretados como el anuncio del fin, pero son sólo eso, interpretaciones. De hecho, los papas de San Malaquías o las cuartetas de Nostradamus cobran sentido a posteriori, porque siempre hay una manera de forzar su significado.
De manera que, hay que vivir el cine como una fantasía. Puede haber grandes catástrofes en el planeta, y de hecho las hay (huracanes, terremotos, sunamis, volcanes…), pero siempre fue así, aunque la mayor catástrofe de este planeta es la voracidad del ser humano, y los agoreros forman parte de los que se aprovechan del miedo. Por eso lo provocan. El apocalipsis es ahora, ya, y no es otra cosa que la maldad interesada de algunos.