Es que no me puedo callar…
La Asociación Católica de Propagandistas planea fundar un partido político porque, según su presidente Alfredo Dagnino, la política actual necesita una regeneración porque vivimos una gran crisis moral y antropológica. Arremete incluso contra el PP porque asegura que este partido no responde con sus actuaciones a los postulados de la moral católica. Dice también que la democracia está en crisis y que es necesario relanzarla con ideas como que la fe religiosa no puede quedar relegada al ámbito privado.
¡Uff! ¿Por dónde empiezo? De todo lo que ha dicho, estoy de acuerdo en dos cosas: en que la democracia está en crisis, y en que vivimos una gran crisis moral. No estoy de acuerdo en lo de antropológica porque entraríamos en territorios pantanosos cercanos al racismo, que el partido nazi alemán empezó predicando tecnicismos antropológicos para sentar la superioridad de la raza aria. Y moral deberíamos cambiarla por ética; esta es permanente y la moral (viene del latín mores y significa costumbre) cambia según los tiempos.
Lo de relanzar la democracia metiendo la fe religiosa en la vida pública tiene mucha tela que cortar, y no quiero hacer memoria porque acabaríamos sosteniendo un palio (ver foto). El camino hacia la verdadera democracia es justo al revés: las religiones son algo íntimo y personal, y ese y no otro debe ser su ámbito en una democracia plena. Esto me suena a las pretensiones de un sector arcaizante de la Iglesia Católica que pretende que se legisle según su credo, con lo que volvemos al nacionalcatolicismo y nos igualamos a los estados teocráticos islámicos. Las leyes las hacen los parlamentos elegidos por el pueblo, y la norma de un credo religioso no puede ser impuesta a todos, salvo, claro, que estemos hablando de otra cosa y no de democracia. No me gusta entrar en estos temas porque luego hay quien sale diciendo que soy anticlerical; no es verdad, escribo en legítima defensa porque veo que un grupo ultraconservador dentro de la Iglesia (no toda la Iglesia) pretende que lo civil sea según sus normas. Y ante eso no puedo callar, porque no necesitamos más Centinelas de Occidente. Ya tenemos el cupo cubierto.
1: El líder del PP afirma que Ricardo Costa es un hombre honesto y que su gestión está fuera de toda duda, pero lo cesa. No se compromete con la honestidad de otros líderes pero los apoya. Es decir, dos y dos son cinco.
También fue torero, por supuesto. Según los especialistas, si bien fue un hombre de mucha sensibilidad para las artes, como torero no era un artista, sino un osado y temerario matador de toros que jugaba a cara o cruz cada tarde con la muerte. Era difícil entonces destacar como artista del toreo porque estaban en activo dos de los más grandes de la historia: Juan Belmonte y Joselito «El Gallo», que también era su cuñado y maestro. Pero la muerte no entiende de arte y se los llevó a los dos en una plaza de toros, a Sánchez Mejías en 1934, en Manzanares, y a Joselito mucho antes, en 1920, con 25 años, en la plaza de Talavera de la Reina, donde ambos lidiaban un mano a mano. La muerte rondaba en esta letanía de toreros y poetas, inexorable como en una tragedia griega, en Talavera, en Manzanares, en Víznar.