Meteduras de pata
Eso es lo que han sido las desafortunadas palabras de Artur Mas y Durán i Lleida. Han abierto la caja de los truenos, entran en liza los andaluces y todos los nacionalistas españolistas a marchamartillo. A esto se unen Carlos Herrera -que también ha metido la pata hablando de «basura nacionalista»- y Pilar Rahola, con su artículo rebatiéndolo, y llueve encima del ruido que se ha montado al enviar al Oscar una película hablada en catalán. Está claro que se divisa una campaña electoral que ya es una realidad (llevamos meses en campaña) y parece que esta vez vale todo, incluso que Aznar desentierre los fantasmas de la lucha contra el terrorismo de ETA. Y me pregunto si los propios catalanes saben de qué va todo esto o es cuestión de políticos.
Hace unos días, vi una entrevista que le hacían a Pau Gasol en una televisión norteamericana, y le preguntaban por lo que aquí llamamos el problema catalán; Gasol lo despachó diciendo que eso eran cosas que venían de la Guerra Civil y el franquismo. Es decir, Gasol, que estudió en democracia, no se ha enterado del asunto. Ya sé que es complicado meter en un respuesta rápida destinada al público americano la Marca Hispánica de Carlomagno, el reino de Aragón, la Guerra de Sucesión con Felipe V entrando en Barcelona, todo el siglo XIX, los problemas durante la II República… Pero reducirlo al franquismo es otra metedura de pata. El asunto es complejo, y disparates como los de Mas, Durán i LLeida, Carlos Herrera y la medias verdades de ambas partes no ayudan.
(cuyo mantenimiento pagamos todos) o llegan a un acto benéfico (qué hipocresía) en un Rolls-Royce plateado cuyo fulgor ciega. Luego, quienes tienen el estómago caliente, la bolsa llena y las espaldas cubiertas, se permiten el lujo de pedir ajustes y machangadas por el estilo. La última moda es que vacas sagradas del periodismo culpen de la crisis a los funcionarios, unos claramente y tirándose al cuello (Martín Ferrán), otros de una manera tangencial pero igualmente dañina (Ansón). No sé qué se hizo de la famosa ley de incompatibilidades, pues hay quien cobra tres salarios oficiales, y desde esa tarima de billetes clama por la moderación salarial. Ya ni se esconden, y lo triste es que muchas de estas personas son aclamadas por la gente que no llega ni al día 20 de mes. Es como cuando las hambrientas masas argentinas vitoreaban a Eva Duarte (Evita), asomada a un balcón oficial, vestida y enjoyada como un árbol de Navidad. Y encima en los medios audiovisuales y escritos muestran lujosas casas, fiestas a todo trapo fotografiadas y críticas a las mujeres conocidas que repiten vestido (eso sería para aplaudir). Me pregunto cuánto habrán costado las recientes y multitudinarias conferencias de los grandes partidos. Si el dinero es público, no lo entiendo, y si es privado, la pregunta es por qué.