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Paradojas


zzzyFoto0557.JPGPara tener sentido de la realidad presente nada mejor que recordar la historia. Es una paradoja, como la mayoría de las grandes verdades, y una paradoja es simplemente una verdad que no lo aparenta. Andamos metidos en superficialidades que consumen horas y horas de radio y televisión y ríos de tinta en los periódicos y revistas; la actualidad es Bárcenas pero también el uso del sofisma como argumento, y ciegan a la gente con personajes secundarios que copan espacios que serían necesarios para construir. Y uno relee la historia, compara y se da cuenta de que estamos viviendo uno de los momentos más convulsos de los últimos decenios, hay acontecimientos embalsamados desde 1945 y otros incluso desde 1918 que se precipitan a velocidades de vértigo. Las viejas heridas cerradas en falso comienzan a supurar, desde Siria y Palestina hasta el centro del mundo desarrollado que está dando un gran paso atrás. Y en España no digamos. Hay muchas cosas que huelen a podrido, pero resulta que es Messi el que abre y cierra los telediarios. Y hay hechos que harán cambiar el curso de la historia aunque los medios se empeñen en marginarlos, porque sus consecuencias tendrán lugar en la realidad aunque se empeñen en hacernos ahora luz de gas. Y es que las paradojas (parajodas, que dijo Carlos Fuentes) son tozudas.

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Los pájaros contra las escopetas

zvDSCN4158.JPGEl momento actual recuerda mucho al poema del lobito bueno de José Agustín Goytisolo, en el que soñaba un mundo al revés. Seguramente el mundo siempre fue así, pero como las cosas no se sabían la gente acababa creyendo lo que los voceros decían, porque la inmensa mayoría de los españoles nunca vio ni en imagen a la mayor parte de sus reyes, y la abundancia de bustos de los emperadores romanos se debe a la necesidad de acercar su figura al pueblo. El colmo es que, cuando la gente sale a la calle en expresión democrática de su descontento, el poder no se sonroja cuando dice que esa gran manifestación equivale al golpe de estado del 23-F de 1981, y así, el segundo de a bordo de la Comunidad de Madrid dice literalmente en su Twiter: «Necesitamos democracia, no que hoy, como hace 32 años, los enemigos de las libertades tomen el Congreso y las calles». Traduzco que los enemigos de la libertades son el populacho jodido por los poderosos. Es que me lo cuentan y no me lo creo. Pero, claro, cuando se trata de confundir y afirman que menos trabajadores para el mismo trabajo es un aumento de la productividad, cuando un convicto y sentenciado por el asesinato de la niña Mari Luz pide el indulto al Gobierno, cuando hasta el Papa de Roma toma las de Villadiego porque no da abasto a apagar tantos fuegos vaticanos, el mayor dislate parece normal. A ver si los mayas tenían razón, y el mundo se está acabando, pero no con un bombazo, un meteorito o una tormenta solar, sino de pura maldad envuelta en el celofán de la demagogia. O lo que es lo mismo, los pájaros contra las escopetas. Todo al revés.
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(Obsérvese a los golpistas tomando también las calles de Las Palmas de Gran Canaria)

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Otra vez la misma película


En estos momentos, utilizar el tiempo, el esfuerzo y el dinero del Parlamento para celebrar eso que llaman el Debate sobre es Estado de la Nación me parece una frivolidad. El Parlamento está para legislar y controlar. El control es nulo cuando una mayoría absoluta borreguista dice a todo que sí o que no al dictado, y que yo sepa las leyes verdaderamente importantes que hay que hacer o reformar se siguen debatiendo en las tertulias radiofónicas y en la prensa de uno y otro signo, pero no avanzan ni un centímetro. Es más, escribo esto un día antes de que se celebre el dichoso debate y ya puedo decirles en qué va a consistir: Rajoy hará un discurso triunfalista agarrándose a la reducción de déficit público y al aumento de la productividad, y es verdad que el déficit es menor porque ha recortado por todas partes, y por consiguiente, si menos trabajadores zzgatos59.JPGsacan adelante el mismo trabajo en los servicios públicos (también pasa en la empresa privada), al dividir lo producido entre un divisor más pequeño da un cociente mayor. Aritmética elemental y por lo tanto demagogia. Por su parte, la oposición pondrá sobre la mesa el ventilador de la corrupción y asistiremos al enésimo capítulo del culebrón «y tú más», mientras que los nacionalistas vascos y catalanes airearán sus banderas soberanistas echando la culpa a España de todo lo que les pasa. Habrá propuestas del PP que se aprobarán por mayoría, y de los otros partidos que serán rechazadas una por una. En los medios habrá un par de días de artículos a favor y en contra y debates paralelos y se acabó. Más allá de la retórica partidista, ninguna propuesta que favorezca el empleo, que detenga los desahucios, que moleste un tanto así a las grandes corporaciones o que ponga un poco de orden en el desmadre general. Tiempo perdido y pagado por los ciudadanos, mucho hablar (y siempre con lo mismo, ni siquiera son originales) y poco hacer (más bien nada). De manera que, si quieren una lección de demagogia pata negra de una y otra parte, no se pierdan el Debate, con el que ocurre como con las películas que hemos visto y que encima son malas, que se vuelven insoportables. Si ocurriera el milagro de que sirviera para algo, yo sería el primero en aplaudir y rectificar.