Paradojas
Para tener sentido de la realidad presente nada mejor que recordar la historia. Es una paradoja, como la mayoría de las grandes verdades, y una paradoja es simplemente una verdad que no lo aparenta. Andamos metidos en superficialidades que consumen horas y horas de radio y televisión y ríos de tinta en los periódicos y revistas; la actualidad es Bárcenas pero también el uso del sofisma como argumento, y ciegan a la gente con personajes secundarios que copan espacios que serían necesarios para construir. Y uno relee la historia, compara y se da cuenta de que estamos viviendo uno de los momentos más convulsos de los últimos decenios, hay acontecimientos embalsamados desde 1945 y otros incluso desde 1918 que se precipitan a velocidades de vértigo. Las viejas heridas cerradas en falso comienzan a supurar, desde Siria y Palestina hasta el centro del mundo desarrollado que está dando un gran paso atrás. Y en España no digamos. Hay muchas cosas que huelen a podrido, pero resulta que es Messi el que abre y cierra los telediarios. Y hay hechos que harán cambiar el curso de la historia aunque los medios se empeñen en marginarlos, porque sus consecuencias tendrán lugar en la realidad aunque se empeñen en hacernos ahora luz de gas. Y es que las paradojas (parajodas, que dijo Carlos Fuentes) son tozudas.