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La verdad y la mentira

Es mentira la crisis económica, porque es un diseño criminal que empezó a gestarse hace treinta años. Es mentira que haya resuperación económica, es una cortina de humno para las elecciones del 25 de mayo. Es mentira cada declaración que promete hacer cambios y luego todo sigue igual. Es mentira la crisis de la banca, que fue salvada con dinero público y ahora que obtiene beneficios no devuelve ese dinero a la caja común. Es mentira que el bipartidismo sea el gran sistema que nos salve de todo.Y empiezo a sospechar que hasta algunas supuestas alternativas forman parte de la gran puesta en escena que, a través de la devaluación interna quiere hacernos volver al feudalismo.
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La única verdad es la gente, lo único que importa.
Lo demás es negocio, a veces ilícito o incluso criminal.

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Libros de papel versus soportes digitales


A estas alturas, esta es una discusión inútil. El libro digital está imponiéndose porque las nuevas tecnologías lo permiten; y es verdad que tiene muchas ventajas, aunque se pierde la aventura del recorrido del libro desde las manos del autor hasta las del lector: editor, corrector, impresor, distribuidor, librero… Al leer en una pantalla uno tiene la impresión de que está en una escena de La Guerra de las Galaxias pero tampoco vamos a negar que los soportes han ido evolucionando desde que nació la escritura. zzzstartrek.JPGAsí que menos nostalgia, que estamos en el futuro, porque los de mi generación, y más en Canarias, hemos pasado del siglo XIX de nuestra primera infancia a viajar en el El Halcón Milenario. Hemos ido descubriendo, siempre con retraso, muchas cosas que eran habituales en el resto del mundo civilizado. De leer los periódicos de Madrid al día siguiente y ver partidos de fútbol en diferido cuando no había satélites, hemos pasado a leer periódicos extranjeros al instante sin movernos de nuestro escritorio, o en plena calle con una maquinita que sería cincia-ficción hace apenas unos años…
Pero he tenido un ataque de nostalgia, porque acaban de llegar a mi mesa dos libros recién publicados por sendos amigos. Todavía huelen a tinta, y el papel vibra entre el polvillo invisible de la guillotina. Ha sido un momento vuelta a la mitología del libro-objeto. Y es que en nuestra memoria tienen lugar de privilegio los instantes puntuales en que leímos la primera página de papel de aquellos libros que pasaron a formar parte de lo que somos. Pero tranquilos, ya se me ha pasado.

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Uccellacci e uccellini (papanatas-papanatas)

zzzz ucelini.JPGDicen que todo aquel que escribe un folio con pretensiones literarias lo que en realidad pretende aunque sea remotamente es el Nobel, y aquellos que se dedican al cine en cualquiera de sus modalidades lo que persiguen es que les den un Oscar. Eso de escribir o hacer cine porque sí es una chorrada, a juzgar por los comportamientos. Hay una legión de escritores que se sienten minusvalorados, y lo están colectivamente, porque el eso de la periferia y la aldea global ha quedado en lo que los más viejos esperaban: nada; y aquí cultura es arrastre de bueyes. Finalmente, muchos son los llamados y pocos lo que consiguen una cierta visibilidad, y es humano que quieran que se les lea fuera, se les traduzca, ser académicos, ganar el Príncipe de Asturias y el Cervantes, y, por qué no, el Nobel (claro que eso depende si el nivel está ese año en Echegaray o en Faulkner). ¿La gente de cine quiere hacer una buena película o ganar un Oscar? Cuando ya los reconocen en España, van por el mercado europeo, y luego el norteamericano. Paco Rabal, Berlanga o Concha Velasco no son nada porque no han salido en la portada del Vanity Fair americano, los grandes son Antonio Banderas, Penélope Cruz y Javier Bardem porque cuentan en Hollywood, y, claro, Buñuel, no porque fuese bueno, sino porque una vez le dieron un Oscar. Como bien dijo Pasolini en 1966, Uccellacci e uccellini, que en esperanto bengalí quiere decir papanatas-papanatas.