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Tú regeneras, nosotros confiamos, ellos se burlan

Cada vez que me viene la palabra a la mente, me entra una cosa rara, que me lleva a una carcajada inmisericorde y a una angustia asfixiante, todo a la vez. Me refiero a la palabra REGENERACIÓN, la más de moda en las últimas semanas, y con especial protagonismo en estos días. Ahora resulta que todos se apuntan a regenerar, cuando han tendo década para al menos intentarlo y nada se ha hecho. Eso nos lleva como un espejo a una etapa que abarca el espacio entre los dos repúblicas, cuando la España de entonces estaba siendo arrasada por el caciquismo, la corrupción política, una monarquía ineficaz y desprestigiada, los nacionalismos altoburgueses interesados, una Iglesia Católica cómplice y a menudo instigadora de la injusticia, un ejército aficionado al cuartelazo y unos problemas en el norte de África que costaron muchas vidas.
zzzzz españa.JPGEn medio de toda aquella podredumbre, surge el llamado Regeneracionismo, cuya figura máxima fue el político, jurista y hombre de acción Joaquín Costa, un nombre que no tiene el lugar de honor que merece en la historia, pues fue aquel que dijo lo de «Despensa, escuela y siete llaves al sepulcro del Cid», una máxima que hoy nos sigue valiendo para la situación actual. A su alrededor, y sin confesarse regeneracionistas aunque de algún modo lo fueran, estaban Galdós, Francisco Giner de los Ríos, Pablo Iglesias (el fundador del PSOE y la UGT), las generacióones del 98 y del Novecientos, con Ortega como abanderado y alargándose hasta el primer tercio del siglo XX, con hitos como García Lorca y su barraca teatral itinerante, Alejandro Casona, María Zambrano… Todos propusieron cambios nacidos desde la educación, la justicia social, la sanidad pública, el respeto a las diferencias… Es evidente que el ultraconservadurismo caciquil, religioso y militar hicieron fracasar del todo ese gran propósito, poniendo enfrente lo que hiciera falta, incluso una guerra civil y una dictadura interminable.
zzzzz españa1.JPGPues esa carcajada inmisericorde y esa angustia asfixiante se me acrecientan cuando escucho las livianas, negligentes e insensatas voces que insultan nuestra inteligencia
hablando de regeneración. Si existe una posibilidad de que la haya, estoy seguro de que no vendrá de ellos, repiten ese período de los siglos XIX y XX, y por desgracia les está saliendo bien. Y eso es lo que da miedo.

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Organismos inútiles

Siempre me ha llamado la atención la enorme cantidad de organismos instituidos, cuya incidencia en los problemas que supuestamente tratan de resolver es nula o muy escasa. Existen a todos los niveles, sea en ámbitos municipales, autonómicos, estatales, europeos o planetarios. Se reúnen, levantan actas, votan, emiten informes y finalmente nadie les hace caso, porque generalmente no vinculan a ningún poder ejecutivo. Fuera de las ONGs, que hacen un trabajo magnífico, hay un desierto, que cuesta muchísimo dinero en viajes, infraestructuras y gruesos salarios, zzzzflechas.JPGporque por los codazos que hay para entrar, ya suponemos lo que cobran quienes forman parte de esos organismo que al final son ineficaces. Incluso suelen resultar inútiles aquellos que supuestamente obligan a quienes están adheridos previo acuerdo. El ejemplo más claro es la ONU, controlada por unas cuantas potencias, que es un mastodonte que hasta cuando consigue acuerdos cada cual los interpreta a su manera y generalmente se incumplen. Gran parte de estos organismos -dejo fuera, insisto, a las ONGs- son instrumentos políticos en la peor acepción del término, que finalmente sirven a intereses de este o aquel gobierno, cuando no a un sistema global. ¿Qué pinta, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud, si no existe un plan de acción contundente en crisis como la actual epidemia de ébola? Por un lado mandan las farmacéuticas, por otro las eléctricas, las multinacionales, las compañías de telecomunicaciones, el mundo financiero o el mercado armamentístico. Esos son los verdaderos poderes, que crean comisiones y entidades que nos surten de grandes palabras, pero que solo son cortinas de humo para no actuar, porque si quisieran, hoy existen recursos, instrumentos y capacidad para atajar la mayor parte de esos problemas. Falta voluntad, o más bien la voluntad es que sigan ahí porque siempre algunos acaban ganando mucho dinero con el sufrimiento ajeno.

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El obispo Echarren


Echarren.JPGEl hoy desaparecido don Ramón Echarren Ystúriz, que fue obispo de la diócesis de Canarias desde1978 hasta 2005, venía de Madrid, donde había sido obispo auxiliar durante nueve años, formando parte del entorno de mayor confianza del cardenal don Vicente Enrique y Tarancón, con quien colaboró estrechamente en los años vertiginosos del final de la dictadura y comienzos de la Transición, en los que La Iglesia, y especialmente Tarancón, jugó un papel más relevante -a menudo a contracorriente- de lo que se reflejaba en los medios, y que poco a poco se va conociendo. Enlazo la larga conversación en tres tiempos que tuvimos en 1996, y que fue publicada en el Dominical de Canarias7, en la que se trata de reflejar su trayectoria y su pensamiento. Don Ramón Echarren es, junto al ya legendario obispo Pildáin, referencia fundamental de la historia del siglo XX también en nuestra tierra, por la indiscutible incidencia social, política y de toda índole que la Iglesia Católica ha tenido y tiene en Canarias. Descanse en paz.

ENTREVISTA CON EL OBISPO DON RAMÓN ECHARREN-1996.pdf

(La fotografía es una de las que Tato Gonçalves hizo precisamente para la entrevista)