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15 de noviembre de 1975

Hoy se cumplen 34 años de la firma del ignominoso Acuerdo Tripartito de Madrid por el que España cedía la asministración del territorio del Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania. Aquello fue el comienzo de una guerra y del éxodo y el destierro del pueblo saharaui. Como homenaje, transcribo un fragmento de mi novela Sahara (Madrid. Ediciones La Palmas. 1995), la segunda novela de una trilogía de la que todavía no exista el tercer libro, sencillamente porque tendrá que ser escrito cuando cuando los saharauis vuelvan a su tierra.
«…En la mañana del día 15 de noviembre ya estaba confirmada la noticia (*). Radio Nacional la dio de pasada, sin especificar detalles, y volvió a centrar sus boletines informativos horarios en la evolución de la enfermedad de Franco. Al firmarse el acuerdo, desaparecía toda posibilidad de tensión en la frontera con Marruecos, El Sahara ya no era noticia, y los primeros fríos de aquel otoño sirvieron para olvidar una tierra calcinada por el sol, vendida furtivamente y abandonada a su suerte, la poca suerte de no haber sido colonizada por un estado que al menos descolonizara con dignidad.
marcha_verde[1].jpgLa Marcha Verde empezó a disolverse lentamente. Miles de personas a pie se desplazan con la lentitud de una mancha de aceite, pero a los tres días de la firma del acuerdo el horizonte estaba despejado, apenas se veían los rastros de los últimos rezagados que creían haber forzado una victoria diplomática para su país con su presencia.
-También los civiles marroquíes han sido utilizados para realizar parte de la escenografía de esta mascarada -dijo el capitán Soriano, aquel con el que había visitado Casablanca meses antes, quién sabe si a proteger a algún dirigente español que estaba escribiendo el guión de todo lo sucedido de manera tan teatral.

zsoldados.JPG-Creo que nunca volveré a sentirme orgulloso de este uniforme -dijo el capitán Recio cuando nos subíamos a los vehículos y regresábamos definitivamente a nuestro regimiento de El Aaiún.
La capital del Sahara se llenó de corresponsales extranjeros que llegaron en un vuelo especial desde Las Palmas de Gran Canaria. Algunas televisiones europeas hicieron reportajes sobre la retirada de las tropas españolas de la frontera, y aproveché para enviar con un periodista francés la crónica de los últimos días al semanario parisino L’Heure. El Aaiún pareció recobrar una efímera normalidad, con los comercios y bares que aún quedaban en actividad restringida. Los miembros del Frente Polisario que durante las últimas semanas habían estado codo con codo con el ejército español desaparecieron de nuestra vista. De nuevo eran proscritos, aunque sabían que los españoles nada haríamos contra ellos. El peligro estaba en la inmediata llegada de policía y soldados marroquíes para asentarse en el teórico tercio de la administración del territorio que el acuerdo firmado en Madrid les otorgaba…»

(*) Se refiere a la firma del Acuerdo Tripartito de Madrid

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Entre la irracionalidad y la fantasía

Dice el diccionario que lo irracional es aquello opuesto a la razón o fuera de ella; es decir, algo que no cabe en la lógica cotidiana y que el ser humano sólo es capaz de imaginarlo, aunque hay quien afirma -no sé si con verdad o no- haber vivido o visto fenómenos que escapan a la razón. Por decirlo en román paladino, en la vida real los burros no vuelan, los muertos no resucitan y los maleficios sólo existen cuando media la química, y los comportamiento maléficos son aquello derivados de una intoxicación.
z635.jpgEsto es lo racional, esta es la razón, pero el ser humano tiene muchas preguntas sin contestar y se interna a menudo en el mundo de lo irracional, que se confunde con el de la fantasía, y que dicho de forma abrupta entra en la patologías de la psique, pero si reflexionamos un poco vemos que en alguna medida todos vivimos un paralelo mundo irracional, que mayoritariamente tiene que ver con los sentimientos, pero que con frecuencia interfiere en la vida diaria, como esos miedos irracionales a pasar por debajo de una escalera, romper un espejo o pisar al levantarse con la pierna izquierda. Hace unos días, mientras compartía mesa con alguien a quien tengo por racional, le pedí que me pasara la sal; cuando la cogió fui tomar el salero de su mano, pero se negó y la puso sobre el mantel, porque, decía, dar la sal en la mano trae mala suerte.
Pero no pongamos el grito en el cielo creyendo que esas cosas no van con nosotros. Eso que muchos llaman manías o costumbres son primas hermanas de lo irracional, porque a ver cómo se explica que el hecho de que una mujer vaya vestida de negro a una boda sea un mal presagio para los novios. Y eso está en el protocolo social, lo mismo que negarse abrir un paraguas bajo techo o brindar con algo que no contenga alcohol. Es ese otro mundo que tiene que ver con las preguntas no respondidas, porque la mayor parte de las personas -creo que todas, pero como algunas proclaman su racionalidad a ultranza las excluyo- no tiene claro lo del más allá y la actividad fantasmagórica que puedan desarrollar los muertos en nuestro mundo racional.
z720p].jpgLa literatura, el cine y las artes plásticas no son ajenas al asentamiento de esta doble vertiente del ser humano. Ya en los cuentos infantiles el lobo habla con Caperucita, hay botas de siete leguas y princesas que duermen cien años y ¡chas! se despiertan cuando las besa un príncipe. A eso lo llamamos fantasía, pero no sé cómo llamar al romance de ultratumba que mantienen los protagonistas de Cumbres Borrascosas o a la convivencia con dioses y profetas que hablan al hombre en todos los libros sagrados y mitologías.
Durante décadas, alrededor del nacimiento y apogeo del Romanticismo, las obras que se ceñían al mundo real no gozaban de consideración intelectual. Luego ha habido de todo, pero algo tiene que ver con estas cosas el éxito -irracional- de Harry Potter o películas como El sexto sentido. Incluso las novelas más realista tiene que ver con lo más profundo y oscuro del ser humano, como los celos, la locura o los traumas que desencadenan personalidades terribles. Dicen que todos somos un poco Doctor Jeckyl y un poco Míster Hyde, y luego entroncamos esos mundos paralelos con palabras de poco prestigio como azar, suerte, casualidad y fortuna, o con otras muy encumbradas como causalidad o destino.
zFRIEDRICH2.jpgEn la segunda mitad del siglo XX hubo movimientos literarios diversos, y la mayoría tenían que ver con lo tamgible; pero también gozaron de fortuna otros en los que lo irracional se volvía dramático o cómico. Son paradigmáticas obras como Pedro Páramo, en la que la muerte y la vida se confunden, Cien años de soledad, donde Remedios la Bella sube al cielo en cuerpo y alma, Doña Flor y sus tres maridos, cuando una viuda recibe a sus maridos muertos que vienen desde el más allá para realizar con ella actos sexuales, y El bebedor de vino de palma, la magnífica novela del africano Amós Tutuola en la que se traspasan los límites de la vida y se entra en el mundo de los dioses y de los muertos.
La muerte, el más allá, los poderes sobrenaturales y otros temas tienen buena acogida entre los lectores y los aficionados al cine. Es verdad que cuando leemos un libro, vemos una película o contemplamos cuadros como El Jardín de las Delicias o La balsa de la medusa, nos estamos reflejando en nuestra irracionalidad. La prueba es que La divina comedia, una de las obras más prestigiosas de toda la literatura universal, transcurre en un lugar tan «turístico» como los círculos del infierno. A lo mejor es porque el hombre necesita huir a ratos de lo racional.
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(Este trabajo fue publicado en el suplemento Pleamar de la edición impresa de Canarias7 del pasado miércoles)

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Viernes 13, estreno

Hay que reconocer que los norteamericanos tienen muy claros los conceptos básicos de la publicidad, y no se cortan un pelo al estrenar la agorera película 2012 un viernes 13, que ya sabemos que en el mundo anglosajón tiene connotaciones muy negativas. Ahora nos van a volver locos con las predicciones y las comparaciones del calendario maya con otras profecías, aunque también es cierto que la NASA ha comenzado una campaña para decir a la gente que el mundo no se va a acabar en diciembre de 2012.
z2012.JPGNo suelo ir a ver películas de catástrofes, desde que en los años setenta me hartaron con aquella saga que empezó con La aventura del Poseidón. La fui a ver porque salían Steve Mc Queen, Paul Newman y otros figurones de entonces. Luego me las perdí todas adrede, pero creo que iré a ver 2012 porque sale Amanda Peet, una actriz fantástica, y sobre todo John Cusack, un actor del que no me pierdo ninguna película. Ya sé que no es una superestrella, pero me gusta su manera de actuar, tan distanciada, tan opuesta a la sobreactuación, y tengo curiosidad por ver cómo acomete su papel en esta película. Sólo eso me a atrae de este film, y espero que John Cusack y Amanda Peet no me decepcionen. En cuanto a las profecías apocalípticas no me creo una sola palabra.