Avatar
Ha pasado casi una semana de los Oscars y la verdad es que se habla poco de ellos, más bien nada, seguramente porque este ha sido un año de poco brillo, a pesar de que parecía que Avatar iba a batir el famoso récord de Titánic, Ben-Hur y West side story. Pero no, porque con ser un dechado de tecnología no acaba de convencer como obra de ficción.
Avatar puede que pase a la historia por ser pionera en las nuevas técnicas, como The Toll of the Sea (1922), que fue la primera película en color, o The Jazz Singer (1927), que fue a su vez la primera en incorporar diálogos sonoros. Luego ha habido otros logros en el cine, como la perfección cromática del Technicolor, que fue realizada por primera vez al mismo tiempo en 1939 por dos grandes películas: Lo que el viento se llevó y El mago de Oz.
Avatar será como las dos primeras, quedará como un hito tecnológico pero nada más (y no es poco). Y puede incluso que tampoco, si no se generaliza el uso de las tres dimensiones, porque hubo otros sistemas muy impactantes en su época, como el Cinerama, en el que se realizaron en los años sesenta películas como La conquista del Oeste, que fueron rápidamente superados por otros sistemas. Si lo ideado por Cameron aguanta setenta años como el Technicolor, habrá entrado en la historia; de lo contrario, pasará como un intento más.
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La foto es de The jazz singer.