Martes y trece en el Vaticano

Como aquella sangrienta Noche de San Bartolomé en Francia, en la que por orden de Roma fueron pasados a cuchillo más de setenta mil hugonotes (que fue un martes 13, pues el santoral era distinto y de ahí le viene la mala fama a la fecha), o la no menos violenta Cruzada Albigense, me temo una reacción disparatada de La Curia ante lo que consideran una operación de desprestigio contra La Iglesia a consecuencia de los casos de pederastia en su seno. Menuda carajera la que se la ha montado, y Ratzinger galopa manos a las bridas, manos al sombrero, porque las bofetadas vienes de todas partes.
_MG_6972.jpgSon los británicos los que más duro pegan, hasta el punto de que hay quienes piden que el Papa sea detenido en septiembre, como hicieron con Pinochet, cuando pise suelo británico, bajo la acusación de crímenes contra la Humanidad. Qué fuerte. Argumentan que el Papa no tiene inmunidad diplomática porque la creación del Estado Vaticano fue un apaño entre Pío XI y Mussolini sin reconocimiento internacional. Dicen que se le da trato de Jefe de Estado sólo por cortesía. Como no sé una palabra de Derecho Internacional, desconozco si esos argumentos son ciertos, pero todo esto da idea del calibre la tangana, hasta el punto de que ya empieza a rumorearse que el entorno de Benedicto XVI está tomando en consideración la idea de que el Papa dimita, que sería algo nunca visto en muchos siglos, y en Los Países Bajos empiezan a hacer comparaciones con el tiempo de Alejandro VI, el Papa Borgia, español por cierto.
En España -como en todas partes- estas cosas se han denunciado y se han ocultado, y hace unos años hubo un caso muy sonado en la archidiócesis de Madrid. Tiraron de la manta unos catequistas coherentes y Rouco Varela ejerció sobre ellos todo su poder, aunque al final los medios de comunicación consiguieron que los responsables fueran puestos ante los tribunales. Pedro Almodóvar denunció esas prácticas en su película La mala educación, y la «gente de orden» le dio más palos que a un burro majadero.
Menos mal que los mayores embates provienen de Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania -patria del pontífice- y de la muy católica Irlanda, porque eso exculpa a España de esa persecución que comparan con la de Diocleciano. Por esta vez, Zapatero no tiene la culpa de algo, aunque al final ya verán cómo lo enredarán todo y también aparecerá como el gran instigador. Al tiempo.

P/D: Me dice el barbero mientras me recorta la patilla:
-¿Se ha fijado? El juez Garzón fue quien ordenó la detención de Pinochet en Londres.
¿Qué habrá querido decir? Estos barberos filósofos me confunden.

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