Elio Quiroga

 

A caballo entre las dos últimas décadas  del siglo XX, tuve el privilegio de codirigir con el narrador tinerfeño Agustín Díaz Pacheco la colección Nuevas Escrituras Canarias, pensada para dar a conocer nuevas voces, que no se escuchaban en el gran desierto editorial que fueron los años 80 en Canarias. Una de esas voces era la del entonces jovencísimo Elio Quiroga, que vio así publicado en 1994 su primer poemario, aunque ya había tenido sus escarceos en el mundo audiovisual y estudiaba Informática, carrera que  hoy es su aval universitario. Así que mi primera referencia de Elio fue literaria.

 

Foto Elio Quiroga.jpg

 

De ese primer contacto nació una amistad fraternal que sigue viva, y he vivido de cerca las peripecias de su carrera cinematográfica, como Director, productor y guionista, o las tres cosas a la vez, he podido ver la magia de su enorme talento, sus trabajos en el mundo técnico de los videojuegos o el cine, valiéndose de sus conocimientos informáticos; he visto cómo se le llenaba la estantería de premios en docenas de festivales, fuera con sus siempre imaginativos cortometrajes, o con sus películas (algunas son hoy objeto de culto cinéfilo) como Fotos, La hora fría o NO-DO, o la versión cinematográfica de la novela de Alexis Ravelo La estrategia del pequinés.

 

Siempre supe que era un escritor incesante, sin límites, que casi siempre  desembocaba en guiones para su cine o para otros directores. Hace diez años, publicó El despertar, una novela de zombies, que es magnífica, pero pensé que había sido una novela ocasional, porque su mundo era el audiovisual, y que tal vez veríamos alguna más con el paso del tiempo,  incursiones del cineasta en la literatura, como Elia Kazan o de novelistas en el cine como Paul Auster. Lo que de verdad me sorprendió fue que, en los últimos diez años, no ha dejado de publicar novelas (ha ganado, entre otros el prestigioso Premio Minotauro), todas con tendencia a lo fantástico y a la distopía (la cabra tira al monte) pero que no conoce fronteras entre los distintos géneros sea apocalíptico o novela negra, como muestra su más reciente obra Berlinale, aún con la tinta fresca.

 

 

Y entretanto, no ha dejado de seguir alrededor del cine. Digamos que Elio Quiroga es un artista en diversas disciplinas, pues no les son ajenas la música o las artes plásticas, por lo que pocas veces estamos ante un creador multimedia de su nivel. Y todo ello sin alharacas,  desde la sencillez de los verdaderamente grandes (creo que es uno de los pocos genios inabarcables con quien me he topado, si no el único). Y puedo decir que es una de esas pocas personas a las que considero hermano con todas las de la ley.

 

Por otra parte, creo que su nombre está muy lejos de ser reconocido como merece, porque su obra en distintas facetas está ahí, y a menudo me duele que cuando se habla de autores literarios canarios casi nunca entra en la lista. Así es de injusto el destino de los que no se casan con nadie sino con su propia obra. Otras veces me digo que pocas obras actuales podrán ser vistas o leídas en el futuro con la admiración que despertará la de Elio Quiroga, porque  él ya está en el futuro. Vean sus películas, sus cortos (hace unos días la 2 de Tve emitió uno de ellos) y verán que estamos ante un creador de otra dimensión, la de los genios.

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