La ley desnuda es un pobre argumento

3ffttt.JPGCuando de las relaciones políticas e institucionales desaparecen el diálogo y la negociación, surge el encono. Si lo que arbitra estas relaciones es la ley sin más, crecen los muros. La ley es el pilar de todo Estado de Derecho, pero la política es la que viste el entendimiento, y aquí no ha habido política. Si un sector muy importante del pueblo quiere hacer oír su voz y solo se le devuelve el eco de la ley, surge la tentación de pasar por encima de ella. Cuando se entra en la ilegalidad política, siempre hay tiempo para evitar que sea solo la ley el argumento. Es obvio que las instituciones de Cataluña han incurrido en ilegalidad; este es un gran problema que no se resuelve solo con la ley, que, además, puede ser interpretada de muchas maneras, porque pudiera suceder que, tratando de resolver una ilegalidad, se estuviera entrando en terreno jurídicamente pantanoso, porque de un artículo generalista de La Constitución se extraen conclusiones de urgencia que parecen olvidar que las instituciones catalanas nacen de las urnas. No se discute la legalidad de un artículo de la Constitución, pero flaco favor se hace a la historia e incluso al futuro unido que se pretende defender si el único instrumento es la ley desnuda. Por ello hay que insistir en que es necesario poner sobre la mesa todo lo que no se ha puesto durante años. La ley, a secas, es un argumento muy pobre -en este caso excesivo- y, además, inútil, porque no resuelve el problema.

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