Fútbol a todas horas

Aquel grupo de hombres ya metidos en años había estudiado el bachillerato en el mismo instituto. Se veían de vez en cuando, de uno en uno, o como mucho de dos en dos, pero los que un día decidideron llamarse «Los Siete Magníficos» nunca habían estado juntos alrededor de una mesa desde que acabaron el COU (¿o era el PREU?), porque la vida les llevaba por caminos distintos y siempre había algún inconveniente que lo impedía.
Ernesto, que era el más aglutinador, decidió convocarlos, aprovechando que los tres que vivían fuera de la isla solían venir en vísperas de Navidad. Contando con que unos se iban de viaje y otros no llegarían hasta un día concreto, tenían dos días, sábado y domingo, para celebrar esa cena. Pero ni así, porque el primer día Rafael, que acababa de llegar de Valencia, no podía porque tenía que ver el partido televisado con su padre y Octavio con sus hermanos antes de volar a Santiago de Compostela. Decidieron entonces que sería el domingo, pero Miguel tenía Canal Plus y daban el partido del año de su equipo, y aunque los demás dijeron que irían a su casa, él se negó, porque vivía en un piso muy pequeño y no cabrían.
znou-camp[1].JPGAsí que, el fútbol está gobernando muchas agendas, y ni la amistad pasa por encima de él. Los martes y miércoles hay Champions, los jueves liga europea, los sábados y domingos fútbol a todas horas y por si fuera poco ahora dejan un partido para el lunes. Sólo queda el viernes, pero como es víspera de liga y resaca de lo demás también hay programas de fútbol y los aficionados los siguen, no vaya a ser que se pierdan en directo la última papafritada de Mourinho.
Está claro que si se acabara el fútbol cerrarían muchos periódicos, cadenas de televisión y emisoras de radio, lo cual me lleva a pensar que encima hay que estar agradecidos porque genera puestos de trabajo. Así se entiende que un futbolista que lo único que hace es dar patadas a un balón sea honrado solemnemente con el Premio Príncipe de Asturias, igual que un científico que ha descubierto la cura de un mal terrible o un sociólogo que lleva años indagando sobre la crueldad del hombre con el hombre.

Un comentario en “Fútbol a todas horas”

  1. La última frase me parece excesiva. De llevarnos por su sentido, nunca habría existido El Grito, El Tenorio, o cualquier manifestación de alegría colectiva, como la del último mundial. Las artes, los deportes, tienen también su parte de la vida de los humanos.
    Porque ya puestos, y desde el prisma actual, no deja de ser irónico también que los premios más importantes de la Tierra se concedan por voluntad de quien inventó una bestial forma de matar, aunque esa no hubiese sido su intención.
    Hace falta salud, cierto, pero también reír, soñar. El fútbol hace mucho de esto. Y de cosas peores. Como todas las actividades. Despotricar permanentemente del fútbol o cualquier otro deporte profesional para hacer ver lo eruditos que somos, puede que nos deje a un lado de la vida, por muy izquierdo que sea. Y eso no es bueno.

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