El escenario de las cosas
Desconozco cuáles son las reglas del juego de muchas cosas, pero por sentido común entiendo que cada asunto tiene como escenario un espacio determinado, y si no es así es que hablamos de algo global, no localizado.
Es normal que los Mundiales de fútbol, la elección de Miss Universo o los Juegos Olímpicos se celebran en cualquier parte, porque son certámenes mundiales, y cualquier ciudad es el mundo. Pero ahora resulta que no. Hace unos meses se celebró en Cancún (México) la elección de Miss España, y ahora la Vuelta ciclista a España se corre en buena parte en Holanda, Bélgica y Alemania. Que me lo expliquen, porque es normal que el Tour entre en un país fronterizo en una etapa, pero con esta lógica cualquier día vemos en la Cruz de Tejeda o en Las Cañadas del Teide una meta volante de montaña del Giro de Italia.
Y es que el mundo se parece cada vez menos al de siempre, porque, de toda la vida de Dios, el Vuelta a España se corría en España, y el certamen de Miss Italia en una ciudad italiana. Ahora puede ocurrir cualquier cosa en cualquier parte, porque hay un espacio que lo iguala todo: La televisión (ah, era eso).
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(Propongo el reloj de la foto para cronometar los cien metros lisos de Bolt. Y si no, el horario de misas, porque es de punto de cruz, o el de comidas, porque es un reloj de cocina)