Salvajes
Las matanzas que desgraciadamente menudean en el Tercer Mundo se nos presentan como una cuestión tribal, salvajes iletrados contra fanáticos irracionales y viceversa; y encima son negros, hindúes, afganos, pakistaníes: diferentes. Es casi normal considerar que estas supuestas razas de tercera y de cultura inferior armen de cuando en cuando una masacre sin lógica posible.
Y todo eso es mentira, porque ninguna raza es superior a otra, ni, por supuesto, una cultura milenaria es inferior sólo porque no sigue los dictados de la vieja y taimada cultura con raíz europea. Es más, los culpables últimos en los desastres del Tercer Mundo hay que buscarlos en el mundo desarrollado, que suma así a su larga cadena de despropósitos coloniales una masacre detrás de otra. Cuando la sangre corre en Occidente siempre es por razones económicas; si es en el Tercer Mundo es que son unos salvajes.
Y no es cuestión de salvajismo, porque las fieras son salvajes y jamás atacan si no es para comer o en legítima defensa. Curiosamente, las ciudades del mundo desarrollado son hoy más peligrosas que una junga llena de tigres de Bengala. Claro, dirán los de siempre, la inmigración… Si es que no tenemos remedio.