El mar, ocupado por quienes lo habitan.

Mi buen amigo, José Manuel Espiño, nos escribe esta hermosa carta como artículo de opinión de la “recuperación de los peces en la costa teldense y homenaje a González Ruano”.

Es un afortunado porque pocos podemos bucear en el fondo del mar en estos días de confinamiento.

El lunes comienza una nueva “era”. Fase I, d.C.  Podremos disfrutar de los paseos en la naturaleza con familia. En grupo, no más de diez personas. Pero eso será mañana, hoy les dejo con el artículo de la riqueza del fondo marino de Telde.

CUMPLIENDO UNA PROMESA

Mayo, en el tercer mes de confinamiento.

Una mañana cualquiera en una playa indefinida del municipio de Telde, estábamos tú y yo, como hacía muchos años que no habíamos estado. Pendiente teníamos una inmersión en Salinetas para observar la llegada de las mantelinas. Un año tras otro, el deseo de ambos había quedado en promesa mutua y tal encuentro nunca sucedió.

Pero nada es eterno y llegó el día. Sin palabras, emocionado por la gran cantidad de peces que observamos y su diversidad, recuerdo cada especie y la identifico gracias a ti, a tus lecciones vivas impartidas en tantas inmersiones realizadas en el pasado a lo largo de la costa teldense. Roncadores, cabrillas, pejeverdes, herreras, sargos blancos, sargos breados, tamboriles… En el fondo arenoso, hozando o descansando sobre el lecho marino, arañas, lagartos, salmonetes, pejepeines, lenguados y tapaculos. En la baja un pulpo, un par de vacas marinas, un gusano de fuego y lady Escarlata, ese cangrejo de largas patas, tan bello como recatado. Como hombre azul, nacido en San Cristóbal, el mar y la pasión circulan por tus venas.

Se trata de una inmersión especial, significa la vuelta al líquido elemento. La especie humana lleva largo tiempo confinada por sus propios errores y el mar, una vez más, es ocupado por quienes lo habitan.

Apenas unas brazadas y cardúmenes de bogas, salemas, sargos, viejas y lubinas llenan de vida las aguas litorales con sus movimientos sincronizados. Al acercarme puedo nadar entre ellos, pues no manifiestan temor alguno. Observo individuos de buen tamaño, confiados por la ausencia del predador humano. Es esta y no otra la verdadera pandemia que teme el planeta.

Alguien ayer, en algún rincón de esta playa, ha observado mantelinas. Me resulta extraño que a principios del mes de mayo las mantelinas adelanten su viaje de finales de verano para dar a luz a sus crias. Tal vez sean otras las razones de su presencia. La nitidez de las aguas, su transparencia y la riqueza de los fondos se recuperan a marchas forzadas, gracias a ello mi vista descubre dos ejemplares descansando sobre el fondo. Me vuelvo y te observo. Estás a mi lado, siguiendo mi instinto. Esta vez soy yo el guía. Tu mirada revela, sin necesidad de vocablos, la gratitud y reconocimiento por la promesa cumplida, la dimensión de la profunda amistad que nos une. Ahondando en tu mirada comprendo que tú eres el mar. Es esa la razón por la que siento que estás ahí sin estar presente. No tienes gafas ni tubo ni aletas ni cuerpo físico, pero somos los dos los que descendemos, -apenas una inmersión de un par de metros-, y rozamos suavemente el cuerpo duro, elástico y resbaladizo de la mantelina que, delatada por el movimiento de sus opérculos, levanta el vuelo marino entre un halo de arena que sacude con suavidad de su cuerpo. Serena y confiada, avanza entre dos aguas en busca de un echadero más alejado y tranquilo. Tú vas tras ella, mar adentro. Yo te sigo con la mirada hasta que la mantelina y tu formáis parte del océano que os acoge. Regreso a la playa con el corazón alegre, el alma esperanzada y tu grato recuerdo en mi memoria.

Autor: José Manuel Espiño Meilán

El profesor Espiño Meilán presenta su ultima novela en Arucas ...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.

En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.