Publicado el

Inquirere. Lo políticamente correcto.

Hace algunas semanas, puede que más, me levanté con la incómoda sensación de estar navegando contra corriente. La sensación en sí no era lo que me producía malestar, porque nunca me ha importado ni decir lo que pienso aunque no guste, ni pensar diferente a la mayoría. Lo que me producía esa incomodidad era el preguntarme, y así lo hice, si merecía la pena verter esa forma de pensar, mi forma de pensar, en redes y en mi blog. Si de alguna forma yo me estaba creyendo en posesión de una verdad que esgrimía a modo de lecciones y si tenía realmente algo que decir. Y, sobre todo, si a alguien le importaba. Recuerdo que al plantearlo, cómo no, en mi muro de facebook, María Suárez dijo algo así como “quizás a mí me guste”. También María José Vidal. Y me hicieron dudar. Pero, a pesar de ello, decidí callar. No por miedo, no por las represalias que de alguna forma, sutilmente, ya he empezado a sentir, sino porque estaba realmente cansada de mi hartazgo.
Pero, todos los días, sigo en silencio el rugido, a veces bramido, otras despropósito, otras ridiculez, a veces inteligencia, de las redes. La prensa. Las noticias. Pero, sobre todo, a algunos “compañeros” que siguen navegando contra corriente y hoy, por ejemplo, la sensación que me ha invadido es la de que les he abandonado. Yo sé que me dirían que no y hasta se reirán de mi ocurrencia. Pero de verdad, no saben cómo les admiro. Cada vez les insultan más. Continuar leyendo «Inquirere. Lo políticamente correcto.»

Publicado el

Cuestión de autoestima

Cuando era pequeña, era una niña peluda. Tenía pelos en los brazos y en las piernas. Ya un poquito más adolescente, pero pronto, a los once años o así, también en el pubis. Pronto también, un incipiente bigote que se volvía más oscuro para mi gusto, cada día. Era una niña y me daba vergüenza. En días de calor, yo siempre iba con rebeca y pantalón largo. ¡Qué calor he pasado! Mi madre era de la idea de que era demasiado pequeña para depilarme y había que esperar. Lo pasé realmente mal. A esa edad y en aquel tiempo, no me planteaba, ni yo ni nadie, quién había impuesto ese orden de belleza. Es verdad que a mí, personalmente, no me gustaban pero tampoco me gustaba que me los viesen los demás. Era una niña y mi autoestima ha ido creciendo conmigo y en aquel tiempo mi autoestima era muy joven e inexperta, sólo tenía 11 años. Continuar leyendo «Cuestión de autoestima»

Publicado el

Oportunistas

Leía hoy a Javier Marías como lo hago siempre, con la intensa sensación de saber incluso antes de empezar, que pondría en mi
boca todas o casi todas sus palabras. Hoy hablaba del miedo que se ha instalado en nuestra sociedad como un habitante habitual. Hablaba de gente joven y ahí sí que yo hubiese ampliado el espectro: adolescentes, jóvenes, adultos y más adultos.
Observo, casi cada día, cómo la sombra de la censura, deja de ser eso, una sombra, para cubrir vallas publicitarias, para obligar a un camionero a quitar los adornos de sus camiones por considerar ofensivo el cuerpo desnudo de una mujer. Quemar cuentos infantiles. Insultar al disidente. Criminalizar a un género. Institucionalizar un lenguaje. Demonizar palabras. Y observo, también, cómo ante un río revuelto, ganancia de pescadores. Pescadores oportunistas. Pescadores que adoptan como propias ideas de las que antes renegaban. Que son capaces de cambiar el color de sus escamas si con el cambio pasan de sardinas a lubinas. Cómo se pretende llegar sin el valor del esfuerzo, el compromiso y el trabajo duro. La incultura ocupando asientos con letras de un nuevo abecedario.