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Oportunistas

Leía hoy a Javier Marías como lo hago siempre, con la intensa sensación de saber incluso antes de empezar, que pondría en mi
boca todas o casi todas sus palabras. Hoy hablaba del miedo que se ha instalado en nuestra sociedad como un habitante habitual. Hablaba de gente joven y ahí sí que yo hubiese ampliado el espectro: adolescentes, jóvenes, adultos y más adultos.
Observo, casi cada día, cómo la sombra de la censura, deja de ser eso, una sombra, para cubrir vallas publicitarias, para obligar a un camionero a quitar los adornos de sus camiones por considerar ofensivo el cuerpo desnudo de una mujer. Quemar cuentos infantiles. Insultar al disidente. Criminalizar a un género. Institucionalizar un lenguaje. Demonizar palabras. Y observo, también, cómo ante un río revuelto, ganancia de pescadores. Pescadores oportunistas. Pescadores que adoptan como propias ideas de las que antes renegaban. Que son capaces de cambiar el color de sus escamas si con el cambio pasan de sardinas a lubinas. Cómo se pretende llegar sin el valor del esfuerzo, el compromiso y el trabajo duro. La incultura ocupando asientos con letras de un nuevo abecedario.

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