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La Reina

sofia.jpgLa Reina ha hablado, o dicen que ha hablado. Pues claro que habla, que yo sepa no es muda. Y tiene opiniones. Pues vale. Es más; sin que hubiera salido el libro de Pilar Urbano ya podíamos suponer qué pensaba La Reina, por edad, por posición y porque ese es el pálpito que da.
Ahora resulta que La Reina no es perfecta. Bienvenida al club. La que se ha armado parece un coro de fariseos, clamando por el papel institucional de La Corona. Niego la mayor: El Jefe del Estado es El Rey, y punto. Su familia -exceptuando al Príncipe de Asturias, que es el heredero- carece de papel institucional alguno, y el que se le da es de simple cortesía. La Reina no es otra cosa que la esposa de un Jefe de Estado, como Claudia Bruni; y que nadie se rasgue las vestiduras por la comparación, porque, si por títulos es, ambas merecen el mismo respeto institucional, pues si una es Reina de España la otra es Primera Dama de Francia.
Ya sé que la monarquía es un status especial, pero quien tiene que medir sus palabras es El Rey. Y no entiendo muy bien las críticas que le están cayendo a doña Sofía, porque cuando don Juan Carlos mandó callar a Chávez (que será lo que será, pero es el Jefe de un Estado soberano) sí que fue una metedura de pata en toda regla, y esos mismos fariseos se pusieron a aplaudir. Aquello fue un error institucional, esto es una anécdota.
De todas formas, yo no sé quien está llevando el gabinete de imagen de la Casa Real, pero lo que está claro es que, desde que se fue de La Zarzuela Sabino Fernández-Campos, los errores se suceden. Y, la verdad, entrar en ese debate ahora mismo es como lo de la nación canaria, fuegos artificiales cuando lo que se necesita es emplear todas las energías para afrontar los malos tiempos que se avecinan.

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Vattimo

aZ.jpgUn amable comunicante me sugirió ayer que dedicase uno de estos comentarios a Gianni Vattimo, filósofo italiano en la órbita de las universidades americanas y padre de lo que se ha dado en llamar «Pensamiento débil».
Más que entrar al trapo, echo balones fuera, porque conozco un par de libros de Vattimo y, francamente, salvo haber sido uno de los acuñadores de la postmodernidad, poco más allá puedo ir, porque se mueve entre bastiones muy fuertes, del tamaño de Nietzsche, Heidegger y Orwell, una veces para explicarlos, otras para epigonarlos y las más para contradecirlos, casi siempre con argumentos que, a mi modo de ver, no son demasiado consistentes. Parte de la idea de la no existencia de Dios, pero luego se echa en brazos de la filosofía cristiana (lo cual puede no ser una contradicción aunque a primera vista lo parezca).
Como se ve, para entrar en este tema en profundidad hay que ser un especialista, y es evidente que sólo soy un diletante que simplemente lee e interpreta, pero sin escuela, rigor ni línea académica. En cualquier caso, tengo que decir que no acabo de fiarme de intelectuales como Fukuyama, Chomsky y el propio Vattimo, que al amparo del dinero de las fundaciones norteamericanas llevan años anunciando «el fin de la historia». Es como creer en Cioran, predicador impenitente del suicidio, que murió de viejo a los 86 años. Aquí queda el espacio para quien quiera entrar, porque como dijo aquel, yo soy el carpintero y sólo estoy arreglando el confesionario.

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Vete fuera y serás grande

28.jpgAyer fui al dentista y en la sala de espera estuve hojeando las publicaciones pasadas de fecha que siempre hay en las consultas de los médicos (dicen que no ponen las actualizadas porque la gente se las lleva). El caso es que había una caterva de revistas y suplementos de periódicos canarios, y pude comprobar, una vez más, que en Canarias sólo se respeta a quienes salen fuera, da igual lo que hagan. Las portadas de estas publicaciones estaban ocupadas sin excepción por canarios y canarias ultramarinos. Los únicos personajes canarios domiciliados que aparecían de vez en cuando en una portada eran políticos (que se repiten) y caras mediáticas, siempre de la televisión.
Algunos de estos personajes merecen esas portadas, porque tienen un gran nivel en cualquier parte: una medallistas olímpica, un campeón de europa de fútbol, figuras reconocidas internacionalmente en distintos campos (Chirino, Blahnick, Suárez del Toro…) Pero la inmensa mayoría son simplemente flor de un día, o de mucho tiempo pero que sólo tienen relumbrón en Canarias precisamente porque viven lejos (eso de que triunfan está por ver). Luego hay aquí otras personas que incluso son mejores y que se parten la crisma trabajando y nadie les reconoce nada. Y esto pasa sobre todo en el mundo de la cultura.
El mensaje es bien claro: si quieres que te reconozcan en Canarias, vete fuera, y vienes a Canarias buscar subvenciones, a recibir galardones y a cobrar cachés. Ya lo decía mi abuela: «Entre todos la mataron y ella sola se murió».