Publicado el

Todos vivimos en Silicon Valley

Canarias7 cumple 15 años de edición digital, y estar situado en el liderazgo como espejo del lugar que ocupa su edición impresa es el fruto de un largo trabajo y de querer estar siempre rozando el futuro. Cuando Georges Orwell publicó la novela que profetizaba la forma de comunicarse en el siglo XXI, le impuso el título de 1984, pues entendía que en ese año el mundo sería de una manera determinada. Aterrado por los sistemas de escuchas y manipulación de la información ideados por Goebbels para Hitler y de Lavrenti Beria para Stalin, Orwell creyó que serían los sistemas totalitarios de cualquier signo los que realizarían su profecía. Era para pensarlo así.
z3silicon.jpgPero se da la paradoja de que Orwel acertó precisamente porque se equivocó en dos puntos fundamentales; su primer error fue que el gran desarrollo de las comunicaciones -y por ende de la capacidad de control- surgió en el mundo capitalista con libertad de expresión. El segundo error consistió en que ese conocimiento no circularía solo de abajo hacia arriba, sino en todos los sentidos, y lo que en su novela sería el Gran Hermano controlando al mundo ha resultado ser un Gran Hermano de ojos múltiples en cuyo sistema puede darse el caso de que un hacker pueda llegar a controlar la información de un gobierno.
Orwell debió retrasar la fecha del título de su novela al menos 25 años, puesto que es a finales de la primera década del siglo XXI cuando es una realidad total lo que él predijo. Tal vez por casualidad, coincidió que fue en 1984 cuando se inició definitivamente la generalización de la sociedad de la información con el lanzamiento del Personal Computer, desde el californiano Silicon Valley; en 1990 se crea el primer servidor web, y como cada vez había más personas con PC en casa y conexión a Internet, pronto los medios de comunicación se dieron cuenta de que esa red era el futuro y comenzaron a publicarse periódicos digitales.
En ese contexto nació en 1995 la edición digital de Canarias7, pero de estos quince años, al menos los diez o doce primeros fueron un mercado minoritario, a expensas del uso del PC y de las conexiones a Internet. Hace muy poco tiempo que se dio un inmenso salto, pues se generalizó el uso de Internet, no sólo en ordenadores portátiles que hacían uso de las wi-fi que se abrieron en espacios públicos, sino que entraron en esa red las operadoras de telefonía móvil. Ahora mismo y a través de cualquiera de estos sistemas una persona puede conectarse a la red en cualquier lugar, y por lo tanto acceder a un periódico digital como si estuviera sentado ante el ordenador de su casa.
z4 silicon4.jpgEstamos por lo tanto en ese año 25 después de la predicción de Orwell, y este 2010 viene a ser el 1984 que él predijo. La Sociedad de la Información es un hecho, y lo que fue futurismo en las novelas de Aldous Huxley, Yevgeni Zamiatin y Ray Bradbury es presente, con la ventaja de que las teclas que mueven ese Gran Hermano son accesibles a todas las manos, no solamente a las del poder. Fahrenheit 451 es tal vez la última predicción que queda por cumplirse, pues la destrucción en la hoguera de las ideas contenidas en papel puede parecerse a la implantación de los nuevos soportes. No es que quememos libros y periódicos de papel, es que cada día se imponen más los formatos digitales tanto para la literatura como para el periodismo. Supongo que en esto, como en la Sociedad de la Información, queda aún mucho camino por recorrer, pero que nadie dude de que en unos años el soporte digital y la telecomunicación va a ser la norma, aunque a muchos nos arranque un halo de melancolía pensar que el libro y el periódico en papel van a dejar de existir tal y como hoy los conocemos.
Canarias7 ha estado ahí desde el principio. Quince años después, en este 2010 orwelliano, ocupa un lugar preferente para acometer la travesía del nuevo camino. El periodismo digital tiene, además, la ventaja de la instantaneidad, como la radio, y las noticias se conocen en cualquier lugar del mundo en el mismo momento en que se producen. Con los nuevos sistemas, el periodismo digital se convierte también en un medio audiovisual, pues traslada también imágenes y sonido, de manera que puede acabar siendo el medio que aglutine todos los soportes, si es que ya no lo es. Hoy la manera de informar es otra, y la publicidad, alimento imprescindible del periodismo libre, ya lo sabe. Ahora viene seguramente el siguiente debate, el del pago de un servicio, pues muchos querrán absoluta gratuidad del trabajo que otros hacen, como ocurre ahora con los derechos de autor. Este es el nuevo gran reto, que estoy seguro que Canarias7 sabrá afrontar como siempre ha hecho adelantándose al futuro. Y es que en este momento, todos vivimos en Silicon Valley.

***
Este trabajo se publicó el pasado miércoles en el suplemento especial de la dedición impresa de Canarias7 dedicado a los 15 años de periódico digital.

Publicado el

Estamos crispados y agotados

Ayer hubo temporal y fútbol, pero ya ni me acuerdo porque de un tiempo a esta parte, observo que la gente está cansada, incluso muchas personas son conscientes de ello y se quejan del cansancio. Esto puede ser debido a muchas causas, pero a primera vista parece que tiene que ver con al ambiente general de pesimismo ante la crisis económica. Unas causas son claramente psicológicas, porque estar todo el día recibiendo malas noticias y peores presagios, no saber quién está diciendo la verdad y mirar a un futuro en el que de momento no se vislumbra la luz al final del túnel crea estrés, y como consecuencia cansancio. La gente no duerme bien y esa es otra pesa que añadir a la balanza.
z8cansancio-4[1].jpgPor otra parte, estar en paro es angustioso, ser jubilado y estar todo el día escuchando el zumbido de este o aquel rumor no es plato de gusto, y la gente que está trabajando lo hace con sus salarios empequeñecidos y el miedo a perder el trabajo. Se ajustan las plantillas de las empresas y a menudo la misma tarea la tienen que hacer menos personas que antes, y calladitos no vaya a ser que pisen la acera. Eso es cansancio físico y psicológico, y encima hay cabreo porque vemos que los políticos siguen su ritmo de gasto personal de siempre: viajes, comidas, coches, dietas. Yo me pregunto por qué cobra dietas un parlamentario por ir al Parlamento si se supone que ya cobra un salario por ello. Hace unos días se publicaba que el turismo ha subido en Canarias un 16%, pero no veo que ello genere nuevos puestos de trabajo. El empresariado también debería ajustar su cuenta de resultados, porque la crisis siempre recae en los trabajadores (y no hablo de las PYMES, que ya tienen bastante).
Esta angustia generalizada genera crispación, y la gente está tensa como las cuerdas de un violín, salta a la mínima, o sin motivo alguno, y eso tampoco es bueno para las relaciones sociales. Creo que esta es una situación en la que todos tendríamos que hacer una piña y poner cada uno lo más que pueda, porque si la carga va ladeada -como es el caso- el barco se hunde.

Publicado el

Gatos, liebres y memoria literaria

Es importante que, desde la cultura, se revise la historia reciente de un estado, para reflexionar sobre las cosas que sucedieron y las que pudieron haberse evitado. El cine fue tal vez más madrugador, tanto desde España como desde el exterior, pues tenemos películas hechas casi inmediatamente después de finalizada la guerra como ¿Por quién doblan las campanas? o en épocas recientes, como hizo el director Ken Loach. Apenas murió Franco se empezaron a hacer películas que revisaban de alguna forma la Guerra Civil y el franquismo desde distintas ópticas, incluso desde el lado del humor, como hicieron Berlanga con La vaquilla o Regueiro con Madregilda, y muchos otros títulos que resultaría muy largo enumerar, y que han tratado una época terrible con mejor o peor fortuna.
z5gatos.jpgDurante aquellos años, poco o nada podía hacerse desde dentro, y en literatura ocurría lo mismo, pues fueron autores extranjeros, desde Orwell a Hemingway y muchos más, los que llevaron a sus páginas la gran tragedia española. Hay que decir, que desde la poesía y la novela se ejerció oposición al régimen, y mucho costó, siempre escribiendo entre líneas o mostrando la miseria cultural y material de un país sumido en una dictadura. Martín-Santos, Goytisolo, Fernández-Santos, Daniel Sueiro y todos los poetas que recordamos hicieron lo que pudieron hasta donde la censura y su propia seguridad les permitió. Y gracias a ellos hay testimonios y opiniones escritas en un tiempo muy difícil.
De entre todos, creo que el que más lejos llegó fue Angel María de Lera, un magnífico escritor que no ha sido suficientemente valorado tanto en su trayectoria literaria como en su peripecia vital, pues siendo un intelectual muy activo durante la II República y posteriormente un perdedor de la guerra, tuvo arrestos suficientes para quedarse en España y seguir respirando desde dentro, cuando entonces era más fácil irse a México o Argentina, que acogían a los escritores españoles con los brazos abiertos. Uno de los temas predilectos de Lera fue precisamente la emigración, reflejada en un libro magnífico, Con la maleta al hombro.
z6gatos.jpgFueron los que salieron de España los que mejor contaron la Guerra Civil, porque tenían libertad creativa para hacerlo allí donde estaban. Uno de ellos fue sin duda Ramón J. Sénder, que con su Réquiem por un campesino español nos dejó un testimonio claro de lo que puede llegar a destruir el odio, además de su magna colección de novelas cortas que conocemos genéricamente como Crónica del Alba. Otro autor que, como Lera, no ha sido debidamente colocado en el lugar literario que merece es Arturo Barea, uno de los grandes narradores desde el exilio. Max Aub es tal vez el autor-testigo que mejor y de forma más completa ha contado aquellos terribles acontecimientos, en una serie de novelas que componen El laberinto mágico: Campo cerrado (1943), Campo de sangre (1945), Campo abierto (1951), Campo del Moro (1963), Campo francés (1965) y Campo de los almendros (1967).
Después de la muerte de Franco sí que se ha escrito sobre La República, la Guerra Civil y el franquismo. El fuego lo rompieron, cómo no, Angel María de Lera por un lado y por otro Jesús Torbado, que ganó en 1976 el Premio Planeta con En el día de hoy, una novela que juega con la posibilidad de que la República hubiese ganado la guerra. Desde entonces, centenares de novelas han transitado ese espacio, bien como tema central o como escenario de peripecias que tratan de recrear una sociedad amedrentada y envilecida por una dictadura atroz.
z7gatos.jpgEn Canarias esta visión de la historia desde la ficción ha dado buenas novelas, algunas tenidas ya como clásicas. Y cuando ahora se habla de reivindicar la memoria histórica como gran novedad literaria, habría que preguntarle a Víctor Ramírez qué hacía él cuando hace veinticinco años escribía Nos dejaron el muerto, o quien esto escribe cuando, por esas mismas fechas, publicaba La mitad de un Credo, o textos tan celebrados como La infinita guerra o Sima Jinámar.
Coincidiendo con la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, los grandes nombres de la novela española se han lanzado a escribir novelas y novelones sobre la II República, la Guerra Civil, el exilio, los maquis y todo lo que pueda entrar en el paquete. Es tanto el bombardeo, que nos están diciendo que es ahora cuando se está reivindicando la memoria colectiva desde la literatura. Por lo visto, antes no se hizo nada, y quieren ser ellos los abanderados de no sé qué movimiento, que ha sido bendecido por las grandes editoriales y hasta por el Premio Planeta. («Es una novela que transcurre dos meses antes de estallar la guerra y salen Franco y José Antonio Primo de Rivera»). ¿Y porqué no tres semanas antes? Ya a Franco lo han sacado en novelas magníficas Vázquez-Montalbán y Francisco Umbral, y a Galíndez, y a… Nos están llenando el sombrero de gatos, porque las liebres corren por ahí desde hace años.

***
(Este trabajo fue publicado el pasado miércoles en el suplemento Pleamar de la edición impresa del periódico Canarias7 de Las Palmas de Gran Canaria)