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Dan ganas de llorar

Una frase popular vendría a decir que a Canarias la ha mirado un tuerto, porque si ya la situa ción era complicada, con un paro claramente del Tercer Mundo y unas perspectivas no muy alentadoras, nos dice un instituto europeo que el 35,3 de la población está en riesgo de exclusión social. La verdad es que solo hay que mirar alrededor, no hacía falta que vinieran a decírnoslo desde Europa, pero como aquí solo se tiene en cuenta lo que zojos_llorando[1].jpgdigan a miles de kilómetros a lo mejor ahora nuestros dirigentes se dan cuenta de la realidad que llevamos gritando hace mucho tiempo sin que nadie mueva siquiera un peón. Por si fuera poco, ahora arden las islas, y no una, sino tres. Si estos incendios son fruto de las malas políticas mediomabientales, malo, si son provocados con intención, peor, porque quien incendia deliberadamente nuestra reserva forestal es un criminal directo por el daño inmediato que causa, y un criminal en diferido porque está dañando el futuro. Nuestros bosques inciden en la riqueza natural, en la lluvia, en el bienestar de todos, y si alguien va por ahí con una entorcha merece que lo encierren de por vida, porque es un peligro público. Y encima esa terrible ola de calor que hace la vida tan complicada, aunque hay que decir que la panza de burro ha mantenido a la capital grancanaria fuera de ese horno sahariano que es buene parte de Canarias. Crucemos los dedos para que los incendios sean dominados y para que nuestro dirigentes, los de aquí y allá, recuperen el pensamiento lógico.

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¿Estamos en un tiempo de estupidez?

zzFoto0401.JPGMirando la historia de los pueblos, vemos que ha habido épocas de gran clarividencia, en las que sucedieron hechos que significaron pasos adelante, otras más grises en las que las sociedades vegetaban sobre lo conseguido y aun otras en las que todo el mundo parecía haberse quedado ciego, por la torpeza con que se actuaba y que conducía a un retroceso. La Humanidad ha vivido en muchas ocasiones esos tiempos de estupidez, cuando quienes tienen la capacidad de actuar hacen exactamente lo contrario de lo que sería lógico. No ven o no quieren ver, y si no no se explica cómo fueron posibles dos guerras mundiales en el pasado siglo, con las naciones más poderosas haciendo titánicos esfuerzos destinados únicamente a la destrucción y el aniquilamiento. Es como si pasara una nube de locura y nadie fuese capaz de hacer otra cosa que almacenar torpezas, que en otros tiempos se habrían resuelto de otra manera. Los humanos más listos se vuelven tontos, no sé si empujados por la avaricia o porque dejan de fluir sobre La Tierra (o fluyen demasiado) determinados rayos cósmicos que los científicos aún no han descubierto. Viendo lo que está sucediendo desde hace unos años, me pregunto si hemos entrado en uno de esos agujeros en los que nadie con poder es capaz de pensar en lo que puede suceder más allá de los próximos cinco minutos, como si de repente todos tuviésemos memoria de pez. Es la única explicación que se me ocurre para tratar de entender por qué se actúa de manera tan torpe.

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La percepción individual y colectiva

zPiazza-di-Spagna[1].jpgEn una secuencia donde la televisión muestra Piazza Spagna de Roma, el locutor dice que es la plaza más bella del mundo. Sin duda es un conjunto extraordinario, diferente, suma de la concepción del espacio, los distintos niveles representados por una de las escalinatas más renombradas, la fuente barroca que es obra de Bernini, las construcciones que la enmarcan y la historia de medio milenio que se contiene en cada una de sus piedras. Emociona tanta belleza. Como dijo alguien, «la Plaza de España de Roma, si no es la más hermosa del mundo, debería serlo». Y todo esto nos lleva a la belleza, que tiene muchas definiciones, pero que se mide por la percepción individual. Cuando para muchas personas algo se establece como bello, se crea una conciencia colectiva de que lo es de una forma universal. Con el manual de la belleza en la mano, la mencionada plaza es muy hermosa, porque ya es concepto establecido, aceptado y sentido (la belleza se siente) por la sociedad. Otra cosa es que se pueda comparar (digo comparar con otras de su calibre, incluso sin salir de Roma), porque objetivamente lo que transmite la belleza no puede medirse. Por eso siempre he considerado un atrevimiento expresiones como «la mejor novela del siglo XX», «la más bella canción de amor jamás escrita», «la mejor película de la historia dle cine» y otras sentencias que adjudican números uno en algo que no se puede medir objetivamente, y que casi siempre se refieren a joyas indiscutibles, como tampoco creo que se pueda responder con certeza universal a preguntas comparativas sobre cualquier cosa que dependa de percepciones, emociones y pasiones. ¿Es hermosa Piazza Spagna? Sin duda, muy hermosa; pero ¿es la más hermosa del planeta? Si somo leales a un pensamiento lógico, no existe esa respuesta.