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El chasco de una entrevista inútil

¡Pasen y vean, damas y caballeros! ¡El mayor espectáculo del Mundo, lo nunca visto, entre y su asombro alcanzará cotas inimaginables! (Gran redoble de tambor). ¡El Presidente del Gobierno y el líder de la oposición se reúnen mañana en La Moncloa! ¡Increíble, fabuloso, espectacular!
agalgos.jpgCuando el país está en un momento político y económico «especial», el mundo se asombra de que los jefes de los dos partidos que juntos conforman el 85% del arco parlamentario se sienten a dialogar. Pero, ¡Oh! No van a hablar de todo, sino de un par de asuntos, que incluso se refieren a la ayuda Grecia. Ese gran espectáculo que viene en las portadas de todos los medios en realidad es un chasco antes de producirse.
Así que, dejen de resonar los tambores, que es sólo una sesión fotográfica, porque al salir de la reunión cada uno dirá cosas distintas, encaminadas al electorado. La entrevista de Zapatero y Rajoy, que tendría que ser habitual y en todos los temas, es noticia, pero una noticia que sólo va a servir para retroalimentar la riña de parvulario en la que están desde hace seis años. Otra vez la fábula de los galgos y los podencos. No soy adivino, es que ya lo anuncian antes de que pase. Una lástima, ya no hay hombres de Estado como los de antes.

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No se está seguro en ninguna parte

aesayola.JPGAnuncio que durante unos días estos comentarios serán muy cortos. En un estúpido resbalón en el pasillo, me he roto la muñeca, y hasta que no me acostumbre a manejarme con la aparatosa escayola que me han puesto, tendré que teclear con una sola mano. Menos mal que la que tengo hábil es la derecha, y soy diestro -no torero ni taurino. Siguiendo el hilo de la palabra, y aunque no me entra en la cabeza el sentido de jugarse la vida delante de un toro, espero y deseo que José Tomás y Manuel Díaz «El Cordobés» se repongan muy pronto de las cogidas que sufrieron este fin de semana. Ellos juegan con su integridad física, pero está claro que nunca estamos seguros del todo, y que uno puede romperse la crisma en su propia casa. Es que hasta el Papa se rompe la muñeca, él la derecha y yo la izquierda (¿significará algo?); es que ponen mucha cera en los pisos del Vaticano.