La aterradora violencia de género
La violencia machista es una plaga que no cesa, y ya no sabe uno qué decir ni qué pensar sobre este asunto. Cada año aumentan las cifras de mujeres asesinadas, que es la punta del iceberg de un problema que se contabiliza en miles de denuncias, y por supuesto en incontables situaciones que no llegan a los juzgados ni a la policía porque se cubren con el silencio del miedo y la baja autoestima. Tanta violencia, tanta obsesión por tener el control de otra persona es enfermizo, y quiero pensar que es así, porque como sea cultural apaga y vámonos.
Hay quien dice que tal vez ese doble rasero de las leyes, nacido de la discriminación positiva, tiene algo que ver, y que los hombres reaccionan como gatos encerrados a los que se les cortan todas las salidas. Yo no estoy de acuerdo, porque tanta maldad no tiene justificación posible. Tampoco sé si hacer leyes lo resuelve, porque luego es necesario hacer que se cumplan. Pero es evidente que estamos asistiendo a una verdadera guerra, con muchos cadáveres y miles de personas heridas y dañadas psíquicamente. Y en este asunto tampoco debemos olvidarnos de los niños, que a veces caen en esta guerra estúpida porque les dan valor de cambio. No puedo entender tales comportamientos y siento escalofríos al pensar que no se trata de personas de formas de vida muy lejanas y distintas, sino de hombres de nuestro ámbito, nuestra educación, nuestra manera de entender el mundo. Es aterrador.