Dios no es una franquicia
La idea de Dios es siempre muy personal, y si existe o no es una cuestión que está más allá de esta pequeña nota. El caso es que las religiones se adjudican la dministración de un sentimiento, una necesidad o una realidad, y hacen de Dios una franquicia. En su nombre hacen y deshacen, deciden qué es correcto y qué no, se amparan en palabras que están en libros tenidos por sagrados, y desdeñan otros libros de la misma procedencia porque no se ajustan a lo que quieren conseguir. Ahora ha vuelto a hablar el cardenal Rouco Varela, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, y ha venido a decir que los chicos del 15-M están perdidos porque son superficiales y materialistas y han olvidado la tradición cristiana. Dice que es verdad que hay problemas sociales, jurídicos, laborales o políticos, pero los jóvenes del 15-M tienen un problema aún mayor: no conocen Dios. Por lo visto ha hablado con todos, sabe lo que piensa y siente cada uno, y los condena directamente. Es lo que tiene la ciencia infusa. La voracidad capitalista, el poder corrupto, la codicia de las grandes corporaciones y el entreguismo de los políticos no son la causa de la actual situación, el problema son los propios jóvenes que deben andar empeñados en crear paro y un mundo sin expectativas. Este discurso seguramente valía en la Edad Media, cuando las hambrunas sobrevenidas por los abusos feudales eran interpretados como castigos de Dios, pero eso hoy no cuela, los jóvenes tienen en sus manos instrumentos tecnológicos que impiden que se les engañe. Y mira por dónde, si las redes sociales fuesen tan diabólicas Dios no habría permitido la existencia de Internet. Solo quería comentar esto, sin moraleja.
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(Siempre me hago el propósito de no entrar en asuntos religiosos, pero es que a veces es imposible callar, para evitar que se haga verdad lo de «quien calla, otorga». El señor Cardenal debe tomarnos por tontos, porque estoy seguro de que entre los jóvenes indignados hay cientos -o miles- que creen en Dios e incluso que profesan la Fe Católica, y otros que no, y por ello no son malas personas. Descalificarlos así es un insulto a la inteligencia).