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La arbitrariedad de las fechas

zzbiiibennn.JPGHoy es una fecha curiosa: día 11, del mes 11, del año 11, del siglo…¡Ay! Se chafó, no es el siglo 11 sino el 21 (los número romanos no se llevan este otoño). Pero aunque fuese el siglo XI, daría lo mismo, porque los años emperaron a contarse de una manera distinta a como los contaron los sumerios o los egipcios, cuando al César le salió de sus co… ronas de laurel, y volvieron a cambiar las cuentas cuando a un Papa le dio la ventolera (se llamaba Gregorio y por eso a nuestro calendario se le llama gregoriano). Hasta han llegado a anunciar que la de hoy era la fecha del fin del mundo, y es que a estas alturas llevo superados unos cuantos apocalipsis: la Carta de Fátima de 1960, la anunciada muerte de los primogénitos en 1972, el final del siglo y del milenio, un par de anuncios con sucesivos aplazamientos de algunas religiones, y falta la de diciembre del 2012, ya saben, el calendario maya y la Gran Pirámide. Por números y combinaciones que no quede, pues ya era curiosa la fecha del año anterior del 20 de octubre (20/10/2010), y tampoco pasó nada. Pero en estos tiempos hay que tener cuidado con charlatanes, agoreros, sibilas, vendedores de crecepelo en el Far-West y practicantes de mancias y adivinaciones diversas. En mis madrugadas de insomnio, cuando me pongo a zapear (hombre, no me paso la vida exclusivamente leyendo a Shopenhauer), he tropezado hasta con una niña adivina en uno de esos engañabobos que no entiendo cómo no son cerrados por la autoridad competente bajo acusación de estafa. Y la gente pica. Para adivino, yo, que les anuncio que mañana es sábado (no en todas partes, lo reconozco; en Inglaterra es saturday, en Francia samedi y en Corea del Norte vaya usted a saber).
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DATOS SOBRE LA ILUSTRACIÓN:
Según me comentó el tipo que me vendió la estampita, la foto es de un palomar que hay a mano derecha después de pasar Tiscamanita, y que por lo visto la sacó un tal Pieter Brueghel, más conocido por «El Viejo», que es el nombrete que le pusieron los majoreros de los Llanos de Antigua, porque el hombre lleva por allí sacando fotos desde el siglo XVI. Cómo son…

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El accidente de Barajas


El accidente de Spanair en Barajas va quedar en la memoria colectiva de los grancanarios durante mucho tiempo como un puñal, y parece que se empeñan en hurgar en la herida cada vez que echan balones fuera sobre las implicaciones de lo sucedido. La compañía aérea escurre el bulto cuanto puede, las infraestructuras aeroportuarias también y el fabricante del aparato desvía su responsabilidad. Y mientras, la usencia de los seres queridos -a veces familias enteras- zzaviooooo.JPGno son tenidas en cuenta, pues lo reducen todo a cuestiones técnico-jurídicas que se eternizan y hacen más doloroso el tremendo proceso con capotazos aquí y allá. Cada sector trata de salvar la cara, porque hay intereses económicos, de imagen y hasta políticos. Si no hay responsabilidad en los fabricantes del avión, ni en los servicios aeroportuarios, ni en los controladores, ni en los técnicos de mantenimiento ni en nadie que estuviese fuera del aparato, es como decir que los responsable del accidente fueron los pasajeros por haberse subido al avión, y como mucho la tripulación, que por desgracia también falleció. Acabarán por decir que la responsabilidad del accidente recae sobre Isaac Newton, por haber deducido que la fuerza de la gravedad hace que los objetos caigan. Pero dentro de este objeto viajaban personas que no podemos ni debemos olvidar, y claman al cielo las dilaciones y las maniobras que tratan de eludir la responsabilidad en un hecho tan terrible.

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El titular más deseado: ETA DEJA DE MATAR

En el transcurso de más de cuatro décadas, quienes abominamos de la violencia, el desprecio de la vida humana, la extorsión, el secuestro, el chantaje y el imperio del terror hemos deseado como lluvia en el desierto leer con letras muy grandes el titular «ETA DEJA DE MATAR». Durante mucho tiempo eso parecía un sueño muy remoto, pero hoy por fin se ha producido. Los periódicos digitales destacan la noticia con caracteres más grandes de lo normal, las cadenas de televisión interrumpen sus programaciones para informar de la buena nueva y las radios no hablan de otra cosa. Es un día soñado que se ha hecho realidad. Ha costado mucho sufrimiento, queda a los lados del camino mucho dolor y heridas abiertas que hay que restañar. Seguramente pasarán varias generaciones hasta que ETA sea solo un detalle en los libros de la historia negra de este país, pero un día había que empezar. Ese día es hoy, y en España noticias como la muerte de Gadafi han quedado pequeñitas. Euskadi es por fin un lugar en el que se puede caminar sin miedo por las calles, y toda España el reflejo de una labor que ha costado mucho esfuerzo colectivo. Toca ahora tener buen pulso y mejor tino para administrar la nueva situación, y en ello todas las partes tienen una gran responsabilidad. Hay quien ha dicho que hace falta que entreguen las pistolas. Ese puede ser un acto simbólico, pero treinta pistolas o trescientas solo son una fotografía, porque si no hay compromiso, por muchas pistolas que entreguen, siempre podrían conseguir otras. Ya sabemos que matar es muy fácil. Ahora se pueden debatir muchos flecos y detalles, confrontar opiniones y posturas sobre lo que debe hacerse, y todo eso es legítimo y hasta democráticamente sano.
zzzfgDSCN3671.JPGPero lo fundamental es que hoy, 20 de octubre de 2011, ETA DEJA DE MATAR. Eso es lo importante, y ahora unos y otros lo llamarán como quieran, pero el final del terror significa que hoy comienza una nueva era en la historia común de los pueblos de España. Tenemos que felicitarnos, porque entre todos debemos construir un futuro en concordia, con ideas distintas pero en libre debate democrático, sin olvidar ni un momento a las víctimas vilmente asesinadas y el titánico trabajo de las fuerzas de seguridad del Estado. Ojalá este 20 de octubre sea también el día en el que el guerracivilismo crónico de este país pase a la historia. En este momento experimento un profundo respeto por los muertos y una inmensa alegría porque por fin vamos a navegar por el océano de la esperanza.