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Ya no hay leyes inalterables

Siempre se ha dicho que las únicas leyes inalterables son las de la naturaleza, porque incluso las de la física encuentran en cada época nuevos matices que los legos no constatamos porque cuando algo frágil se nos escapa de las manos tratamos de cogerlo, no de averiguar cuál va a ser la medida del impacto. zzz34514[1].jpgSi finalmente cae, buscamos los desperfectos o la pala y el cepillo de la basura si ha sido siniestro total. Pero había unas costumbres que con el tiempo se afianzaban como leyes no escritas, eso que llaman los expertos derecho consuetudinario (las costumbres se vuelven leyes). En la vida cotidiana, había normas que nadie se saltaba, como ceder el asiento a los ancianos y las mujeres embarazadas (ya no hablo de mujeres a secas por si acaso), o las famosas «leyes del hampa», que establecían las relaciones de la calle pura y dura y que respetaban hasta los más duros hampones. Una de ellas consistía en que nunca se robaba a una persona que se buscaba la vida en la calle, fuera vendedor de lotería o limpiabotas. Recuerdo que, en las madrugadas de los años setenta y ochenta, en la acera de la calle Bravo Murillo una señora vendía los periódicos recién salidos de las rotativa. En una caja de zapatos, a la vista de todos, tenía el dinero, y estaba segura de que a ella nunca le robarían al menos los especialistas. Otra ley de toda la vida es que el que más grado tiene, el máximo responsable de algo, es el último en abandonar. Y eso por lo visto también se ha olvidado, porque el capitan del barco que encalló en la costa italiana se marchó casi de los primeros cuando vio que aquello iba mal. Todos recordamos en más de una película la frase «El capitán es el último en abandonar el barco». Alguien dijo en la radio que ahora es la ley de la selva, pero tampoco, porque en la selva hay leyes y estas sí que son inalterables.
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(La foto es Bette Davis en la película Un gánster para un milagro)

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El tiempo


zzasDSCN3965.JPGMuchas personas habrán puesto una equis roja sobre 2011, para borrarlo de la historia del tiempo. Mi equis consistía en escribir hoy estos renglones poniendo verde a 2011, le iba a llamar de todo y luego remataría con que el año ya casi pasado fue el que nunca existió. Y en eso estaba cuando me di cuenta de que, si bien el año ha estado lleno de dificultades, tal vez deba hacerme cómplice de aquellos que decían que cuando peor estemos que sea como ahora. Para los que fue un año bueno, les deseo que el próximo sea igual que 2011, y un puntito más, y para los que tuvieron que atravesarlo con más dureza de la que hubiesen deseado espero que que el año venidero compense el paso de su antecesor. Al cabo, el tiempo es lo único que no se puede borrar, es como un elefante que camina y camina. Y a ver cómo se comporta 2012, que viene con mala prensa, pero a lo mejor por eso mismo nos va a sorprender a favor. Quién sabe… Y aquí seguimos, que no es poco…

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Las pequeñas cosas

zFrina%20Mopa%20Fregona[1].jpgLeo la noticia de que ha fallecido Manuel Jalón Corominas, el inventor de la fregona. Suena a chiste, pero habría que preguntar a quienes durante siglos han fregado los pisos de rodillas. Para la limpieza del hogar, la fregona es algo así como el invento de la rueda para el transporte. No nos damos cuenta de que la vida se compone de pequenas cosas a las que no damos importancia. Siempre nos recuerdan a Edison, Ford o Watt, que es cierto que con la electricidad, el automóvil o la máquina de vapor cambiaron el mundo. Pero seguía siendo necesario arrodillarse para fregar los pisos, y si bien es cierto que cuando tomamos un taxi o encendemos la luz no nos acordamos de Henry Ford o de Edison, también lo es que olvidamos que inventos como la cremallera, las gafas, el bolígrafo y cientos de pequeños ingenios más son los que nos hacen la vida mucho más agradable. Por eso es importante la aportación de este ingeniero español, que por lo visto también patentó otros inventos, como las jeringuillas desechables, que nos libran de muchas infecciones que se transmitían por ese medio. Como soy entusiasta de la pasta con tomate, siempre digo que los personajes más importantes de la historia de Occidente son Cristóbal Colón, porque encontró el tomate en América, y Marco Polo, porque trajo la pasta de China. Los investigadores médicos se llevan la palma, pero de vez en cuando convendría recordar con gratitud a las personas (a menudo desconocidas) que inventaron cosas que nos facilitan la vida.